Netflix: los hermanos Coen deslumbran con un perverso western, La balada de Buster Scruggs
La balada de Buster Scruggs (The Ballad of Buster Scruggs, Estados Unidos/2018) Guion, edición y dirección: Joel y Ethan Coen Fotografía: Bruno Delbonnel Música: Carter Burwell Elenco: Tim Blake Nelson, Liam Neeson, James Franco, Zoe Kazan, Brendan Gleeson, Saul Rubinek y Tom Waits Duración: 132 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: Muy buena
La balada de Buster Scruggs fue concebida originalmente por los hermanos Joel y Ethan Coen como una serie de seis partes. En el proceso de producción las cosas cambiaron y quedó una película "antológica" que mantiene la estructura de seis episodios con historias independientes. El resultado es un western con el sello indeleble de los creadores de Barton Fink, Fargo, Temple de acero y Sin lugar para los débiles: mucho humor negro, ironía y cinismo, personajes siempre al borde del patetismo, una mirada nihilista y desesperanzada, y un ingenio visual y narrativo desbordante.
La apuesta tuvo su recompensa tras su estreno mundial hace dos meses en la competencia oficial de la Mostra de Venecia, donde el jurado distinguió a dos películas originales de Netflix: el León de Oro fue para Roma, de Alfonso Cuarón (se estrenará en la plataforma de streaming el 14 de diciembre); y el de Mejor Guión para los Coen.
En el nuevo film de los venerados hermanos están condensados prácticamente todos los tópicos, los elementos, la mitología y la iconografía que definen al western: duelos, robos, póquer, indios, carretas, cantinas, la horca... En el primer episodio aparece Buster Scruggs (Tim Blake Nelson) cantando y tocando la guitarra sobre su caballo en plan Roy Rogers. Se trata de un pistolero famoso por sus trampas con las cartas y la velocidad para desenfundar el revólver. En el segundo, el protagonista es James Franco como un asaltante de bancos; el tercero tiene a Liam Neeson como el responsable de un show ambulante con un muy particular artista sobre el escenario; el cuarto, a Tom Waits como un veterano buscador de oro; el quinto, a la única protagonista mujer (Zoe Kazan) sufriendo todo tipo de desventuras en medio de una caravana de colonos; y el sexto, a un quinteto actoral (Brendan Gleeson, Saul Rubinek, Tyne Daly, Chelcie Ross y Jonjo O'Neill) a borde de una carreta.
Sangrienta, cruda, brutal, perversa, artificiosa, La balada de Buster Scruggs tiene elencos de lujo y un extraordinario despliegue musical (Carter Burwell) y estético (el director de fotografía es el francés Bruno Delbonnel) en impactantes exteriores que van desde desiertos hasta bosques nevados, pasando por ríos que surcan verdes praderas. Si bien por su propia naturaleza la propuesta es inevitablemente irregular (de todas maneras no hay ningún episodio vergonzoso), la creatividad de los autores, la impecable dirección de actores y el sentido coreográfico de muchas escenas siempre afloran y hacen que la propuesta termine siendo irresistible. Es cierto que muchos cinéfilos añorarán la posibilidad de ver una película de semejante envergadura en pantalla grande, pero al mismo tiempo es muy probable que (por la audiencia potencial de 130 millones de abonados que tiene Netflix ) termine siendo uno de los títulos más vistos de la carrera de los hermanos Coen.
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