Netflix: en La escuela del bien y del mal, los cuentos de hadas pierden toda su magia
El film con Charlize Theron y Kerry Washington está disponible desde hoy
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La escuela del bien y del mal (Estados Unidos/2022). Dirección: Paul Feig. Guion: Paul Feig y David Magee, según la novela de Soman Chainani. Elenco: Sophia Anne Caruso, Sofia Wylie, Charlize Theron, Kerry Washington, Michelle Yeoh, Kit Young, Peter Serafinowicz. Duración: 147 minutos. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular
Desde el tiempo de la emigración de todas las series y películas de Disney de Netflix a su propio servicio de streaming, Disney+, la plataforma está en búsqueda de historias pensadas para el público infantil y adolescente que consigan ocupar el inmenso vacío que les quedó. Vacío que se volvió aún más grande al tiempo que perdieron los derechos de los contenidos de los estudios Warner en beneficio de HBO Max. Para suplir las notables ausencias de los cuentos de princesas de Disney y de Harry Potter y el resto de los jóvenes de magos educados en Hogwarts, Netflix compró los derechos de La escuela del bien y del mal, una serie de novelas juveniles escritas por el autor Soman Chainani que imaginan un mundo en el que los héroes y los villanos de los cuentos de hadas van a la misma escuela secundaria a formarse como tales. Un concepto que aprovecha a los personajes más conocidos de los relatos infantiles de princesas delicadas y príncipes encantados, de brujas maléficas y vengativos villanos para contar una nueva historia en la que Agatha y Sophie, amigas y ávidas lectoras, llegan a la academia mágica para cuestionar cada uno de sus viejas reglas.
La idea, claro, no era demasiado original. Después de todo Shrek ya había señalado -con más gracia- los absurdos de los cuentos de hadas y las verdaderas caras de sus supuestos héroes y monstruos y lo mismo hizo Descendientes, la trilogía de telefilms de Disney que aprovecharon al máximo la idea de la división entre los hijos de los integrantes de la realeza de cuento y los de sus eternos enemigos. Y sin embargo, el hecho de centrar todo el conflicto en la amistad de dos jóvenes marginadas podría haber conseguido que en el paso de la página a la pantalla La escuela del bien y del mal pudiera distinguirse de sus antecesores. Además, tener como director a Paul Feig, quien logró maravillas sobre la amistad femenina como las comedias Damas en guerra y Chicas armadas y peligrosas, le daba una ventaja. Sin embargo, en el trayecto del libro al cine el resultado es un confuso reciclado de relatos ya conocidos y una serie de oportunidades desperdiciadas.
La película empieza con la voz de la narradora, interpretada nada más y nada menos que por Cate Blanchett, que explica que en la noche de los tiempos dos hermanos, Rhian y Rafal (Kit Young), representantes del bien y del mal, respectivamente, mantenían el equilibrio entre sus fuerzas hasta que el malvado Rafal decidió invocar al hechizo de la sangre, un peligroso encantamiento que terminó con su vida. Del explicativo prefacio el relato pasa a la “actualidad” de Sophie (Sophia Anne Caruso) y Agatha (Sofia Wylie), dos chicas acostumbradas pero no resignadas a ser las raras de Gavaldon, el pueblo en el que nacieron. La primera, una suerte de Cenicienta con madrastra malvada incluida interpretada por la talentosa Rachel Bloom (Crazy Ex-Girlfriend) cuyo minúsculo papel e inexplicable arco dramático dan pistas de lo que vendrá.
Uno de los puntos más atractivos de la adaptación era ver a Charlize Theron como la intrigante Lady Lesso, la decana del colegio del mal. Aunque la ganadora del Oscar le presta su gran carisma y timing para la comedia al personaje, poco puede hacer con un guion que parece escrito a la carrera y sin mucho interés. El caso de Kerry Washington, encargada de interpretar a la profesora Dovey, es aún más desconcertante: una superficial y casi histérica educadora preocupada por mantener las apariencias de sus proyectos de princesas y nada más. Si bien su vacuidad se explica en el desenlace, más que previsible después de más de dos horas de sonrisas forzadas y ojos desorbitados, el daño es irreparable.
El único respiro que Feig y su coguionista David Magee le dan a los espectadores son las pocas escenas en las que aparece Michelle Yeoh como la sensata profesora Anémona. Otra incomprensible decisión de los realizadores, más apoyados en los efectos visuales que en un diseño de producción atractivo, fue utilizar al talentoso actor británico Peter Serafinowicz para interpretar a un gnomo profesor, irreconocible bajo kilos de maquillaje y unos diálogos que nunca aciertan a generar el humor buscado.
Los guiños a muchos cuentos infantiles y leyendas populares –aparecen el hijo del capitán Garfio, el del Rey Arturo con su espada Excalibur a cuestas y la de la bruja de Blanca Nieves– suman poco interés a todo el asunto y lo mismo se puede decir de las actuaciones de las protagonistas de la historia. Si bien tanto Caruso -habitual protagonista en obras musicales de Broadway- como Wylie -una de las protagonistas de High School Musical: The Musical: The Series-, tienen suficiente talento y espesor escénico para sostener un relato, el andamiaje narrativo de La escuela del bien y del mal es tan precario que ni toda la magia del mundo lograría mantenerlo en pie.
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