Netflix: El caballero de Navidad es un romance tan tierno como ridículo
LA NACIONNatalia Trzenko
El caballero de la Navidad (Estados Unidos/2019). Dirección: Monika Mitchell. Guion: Cara J. Russell. Elenco: Vanessa Hudgens, Josh Whitehouse, Emmanuelle Chriqui. Duración: 92 minutos. Nuestra opinión: buena.
Hay una larga tradición de telefilms que se estrenan alrededor de la época de las fiestas que suelen apelar a los recursos de la comedia romántica para contar historias que celebran el espíritu navideño con mensajes optimistas y aptos para toda la familia. En los últimos años, Netflix se sumó a la venerable costumbre de producir ese tipo de películas mayormente mediocres y usualmente entretenidas.
Para que el público identifique rápidamente lo que le tocará ver, hay algunos puntos que suelen repetirse. La nieve es el paisaje obligado; siempre debe haber una protagonista bella pero no despampanante que sea poco afortunada en el amor y un protagonista masculino que llegue a su vida para ponerla patas para arriba (se trate de un competidor en los negocios o de un príncipe de un reino imaginario que sueña con hacerla su reina). La fantasía también puede ser parte de la mezcla, como sucede en este telefilm protagonizado por Vanessa Hudgens, que ya había encabezado para Netflix Intercambio de princesas, una muy aceptable integrante de este subgénero que incluye uno de sus tópicos favoritos: el del doble. En su continuación, que se estrenará en 2020 en la plataforma, sumará un nuevo personaje a la confusión de identidades que ofrecía la película original.
Hudgens, conocida por su papel en High School Musical, tiene el suficiente carisma para llevar adelante premisas algo ridículas como la de El caballero de la Navidad. Aquí interpreta a Brooke, una maestra algo desilusionada en el amor que cuando choca a un hombre con su auto se siente responsable de la confusión resultante, ya que él asegura ser un caballero medieval. Convencida de que el accidente le provocó una peculiar amnesia, Brooke decide alojar a sir Cole (Josh Whitehouse) en su casa de huéspedes. Claro que lo que ella no sabe es que el hombre de la armadura, que prende una fogata en su jardín para asar al zorrillo que planea cazar para cenar, es realmente un caballero llegado del siglo XVI, trasladado al XXI por una hechicera con buenas intenciones.
Como resulta evidente desde el primer minuto, Brooke y sir Cole se harán amigos a pesar de sus diferencias y gracias a ellas podrán superar las dificultades que cada uno experimenta en su momento histórico. Con algunas situaciones graciosas derivadas del shock que le producen a Cole la heladera, los autos y la TV, además de la etiqueta para referirse a la moza que le sirve su comida, este telefilm consigue sus mejores momentos cuando se concentra en el tierno romance de la pareja central.
Por Natalia Trzenko
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