Netflix: 5 películas imperdibles de Pedro Almodóvar que llegan a la plataforma de streaming
A días del estreno de su más reciente film, Madres paralelas, un seleccionado por lo mejor de la producción del director manchego
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El próximo estreno de Madres paralelas en Netflix (luego de pasar por la cartelera, estará disponible en la plataforma el 18 de febrero), es la excusa ideal para repasar otras grandes películas de Pedro Almodóvar que acaban de incorporarse en el catálogo. Partiendo de los salvajes ochenta y hasta llegar a la actualidad, cinco piezas que permitan visitar las distintas etapas de este enorme realizador.
Entre tinieblas (1983)
Luego de ese gran debut que fue Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Almodóvar continúo explorando el lado más salvaje de la sociedad española, la efervescencia de la movida madrileña, y la vida de personajes que destruían los márgenes de la sociedad más pacata. De esa manera, en su tercer film, el realizador centra su historia en un convento de lo más atípico. La protagonista es Yolanda (Cristina Sánchez Pascual), una cantante heroinómana que decide darle un vuelco a su vida luego de presenciar la muerte de su novio por sobredosis. Por ese motivo, ella se refugia en un convento, para desintoxicarse de sus viejos vicios. Pero una vez ahí dentro, descubrirá a un grupo de particulares monjas, que poco tiene que ver con la imagen de estampita que suelen tener esas religiosas. Bajo el nombre de las Redentoras Humilladas, Yolanda conocerá a Sor Estiércol (Marisa Paredes), Sor Rata de Callejón (la enorme Chus Lampreave) y Sor Perdida (Carmen Maura), entre otras de las hermanas que viven allí, y que tienen todo tipo de hábitos que pueden resultar más destructivos que aquellos de los que Yolanda quería huir.
Entre tinieblas es una de las grandes películas del director, un film que lejos de buscar la polémica gratuita, pone en crisis el modelo de catolicismo impoluto que tanto pregonaba el franquismo. Y Almodóvar utiliza un humor salvaje para contrarrestar esa imagen. Pero también, y como era habitual en esta primera etapa de su obra, le da un mayor protagonismo a una generación de jóvenes españoles que intentaban encontrar su lugar dentro de una nueva sociedad que por momentos se parecía demasiado a una vieja España que muchos luchaban por dejar atrás.
¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984)
Apenas un año después de su épica de convento, Almodóvar realizó una suerte de acercamiento al melodrama, pero desde luego, a través de una ácida óptica muy habitual en sus títulos iniciales. Aquí la protagonista es Gloria (Carmen Maura), un ama de casa harta de su cotidianeidad, y atrapada en una familia que está muy lejos de valorarla. Un marido machista, dos hijos sumergidos en turbios negocios, una suegra que la desprecia, y mil tareas hogareñas que la agobian. En ese contexto, su única aliada es Cristal (Verónica Forqué), una prostituta que vive en el departamento de al lado.
¿Qué he hecho yo para merecer esto? es un Almodóvar intentando darle nuevos lineamientos a su mundo cinematográfico, y con personajes que a pesar de su marginalidad, parecen coquetear un poco más con una vida relativamente más ordenada. Se trata de uno de sus manifiestos feministas más claros, y de un film ideal para maridar con Polyester, de John Waters, otro melodrama inclasificable, realizado por un autor cuya influencia fue decisiva en la obra de Almodóvar.
Kika (1993)
Verónica Forqué fue una de las mejores “chicas Almodóvar”, una actriz de un carisma todoterreno que en este film se pone en la piel de una ingenua maquilladora. Aquí la protagonista lucha por llevar una vida idílica, hasta que todo cambia cuando es víctima de una violación.
Kika resulta una película imposible de pensar en la actualidad, por el desparpajo de sus escenas y por la destrucción total de cualquier tipo de tabú. Es cierto que se trata de un largometraje que por momentos se empantana y que no tiene la fluidez de las mejores piezas del realizador, aunque eso se contrarresta con una trama que respira una libertad rabiosa, y un apetito de Almodóvar por probar otros caminos que si bien no dan los mejores resultados, no por eso pierden atractivo. Pero ante todo, Kika brilla por un trío femenino perfecto, con Forqué en uno de sus mejores papeles, Rossy de Palma en un personaje que le calza a la perfección, y Victoria Abril en la piel de una cínica periodista.
Carne Trémula (1997)
En 1970, una prostituta da a luz en un colectivo durante la navidad. Poco más de dos décadas después, el bebé es un joven llamado Víctor (Liberto Rabal), que durante una disputa con su novia le dispara a un policía que intentaba detener la pelea, dejándolo en silla de ruedas. Luego de un tiempo en la cárcel, Víctor sale en libertad solo para descubrir que su pareja, formó una vida junto al agente de la ley al que él hirió. Bajo esa premisa, que parece salida de una novela de la tarde, Almodóvar pone en marcha un relato denso, de personajes oscuros que atraviesan todo tipo de matices. Nadie es tan santo ni nadie tan villano, y en este relato el director se pierde en ese laberinto de pasiones que atraviesan todos sus protagonistas.
Basada en la novela homónima de la escritora Ruth Rendell, Carne trémula muestra a un Almodóvar maduro en su concepción del cine, y despojado de esos personajes mutantes tan habituales en los albores de su obra. Desde luego que madurar no necesariamente significa mejorar, y un sector de su público comenzó a abandonar al realizador durante esta época. Y aunque como sucede con Kika, Carne trémula también tiene a la vista algunos puntos débiles, pero no por eso deja de funcionar y ubicarse entre las mejores piezas del autor. Visto en retrospectiva, se trata de un film que sirve de prólogo a una nueva etapa de su carrera, esa que empezaría dos años después con Todo sobre mi madre, la llegada del primer Oscar, y su confirmación como una figura de prestigio internacional.
Volver (2006)
Los 2000 marcaron nuevos rumbos para el autor, con relatos que abandonaban la comedia negra y se centraban en historias espesas, poco permeables a los diálogos descontracturados de sus primeros films. Pero esas búsquedas no siempre dieron grandes resultados, y algunas de sus piezas dejaron disconformes a quienes querían reencontrarse con la frescura del Almodóvar más incorrecto. Sin embargo, y a través de Volver, inesperadamente regresaron algunos matices de un período que parecía irrecuperable.
Bajo la premisa de una mujer llamada Raimunda (Penélope Cruz), y su reencuentro con el fantasma de su madre, Irene (Carmen Maura), Pedro volvió a sus raíces. De ese modo, Almodóvar se reúne con su actriz fetiche por excelencia, y establece un tono de ingenioso humor para una historia de profunda emocionalidad, sin necesidad de forzar ningún tipo de solemnidad. Con Volver, el realizador pareció reconciliarse no solo con viejos fantasmas de su vida y de su cine, sino también con esa libertad que le dio tanto vuelo a su obra inicial y que lo convirtió en un nombre que nunca dejará de ser clave para la industria cinematográfica española (y mundial).
Además, Netflix sumó a su catálogo los films La ley del deseo (1987), Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988), Tacones lejanos (1991), La flor de mi secreto (1995), Hable con ella (2002) y La mala educación (2004).
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