Natalie Morales y Mark Duplass hablan de su película indie en la era del Zoom y por qué todo comenzó con la pregunta: “¿Sabés hablar castellano?”
A un click de distancia llega hoy a las salas argentinas, sus creadores explican cómo surgió el proyecto, uno de los más logrados artísticamente entre los que se realizaron a comienzos de la pandemia
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Cuando la pandemia puso en pausa a la industria audiovisual muchos de sus integrantes se dieron cuenta de que no estaban preparados para sobrellevar el frenazo. Sin embargo, un grupo de artistas que tenían intenciones de seguir creando y no estaban demasiado interesados en criar masa madre, sí contaban con la experiencia de producir con limitados recursos y mucha imaginación. Entre ellos, Mark Duplass, uno de los representantes más destacados del cine independiente norteamericano de los últimos veinte años, puso en marcha A un click de distancia, la película que se estrena hoy en los cines locales. Dirigido y protagonizado por la talentosa Natalie Morales y producido por Duplass, que también actúa en él, el film es una celebración sensible y sencilla de la amistad sensible y tal vez la mejor versión de lo que es posible hacer con el zoom como herramienta narrativa.
Muchos de los elementos del subgénero del cine indie norteamericano que fundaron Duplass junto a su hermano Jay y sus colegas Andrew Bujalski y Joe Swanberg, entre otros, conocido como mumblecore -siempre presente en el Bafici- por sus diálogos más balbuceados que enunciados y sus presupuestos mínimos pero plenos de recursos narrativos aparecen en A un click de distancia, una película que nació con una pregunta: ”¿Sabés hablar castellano?”
“Creo que fue en mayo de 2020 cuando en Los Ángeles estábamos en plena cuarentena estricta en la que no salíamos de casa ni veíamos a nadie. Todo estaba cerrado y Mark me llamó y me preguntó eso. Yo le contesté que sí, que hablo castellano y que por qué quería saberlo. Me dijo que tenía una idea que tal vez podría ser una película. El estaba tomando clases de español vía zoom con una profesora que estaba en Guatemala y que de eso podía surgir un film interesante. Cuando le pedí más precisiones, no las tenía”, recuerda con una sonrisa Morales en una charla vía zoom con LA NACION.
A partir de esa premisa intrigante pero algo difusa, el dúo empezó a escribir el guion y pocas semanas después estaban en pleno rodaje. Un ritmo que encajó perfecto con el impulso artístico de Duplass, moldeado por la pandemia. “Hay muchas cosas que me inspiran para poner en marcha un proyecto. Algunas son puramente creativas y otras son más pragmáticas. Este empezó por razones prácticas porque sentí que ésta era una película que podíamos filmar seguros, médicamente hablando. Que podíamos quedarnos en nuestras casas y ser creativos al mismo tiempo. Además, me interesaba estirar mis límites como actor así que la idea de actuar en español me entusiasmó mucho y me asustó bastante también”, explica Duplass que como actor tiene actualmente una carrera en Hollywood que ni él se podía imaginar cuando empezó a hacer sus films con amigos y familiares.
El intérprete, director y productor, quien aparece en series como The Mindy Project, la propia e injustamente cancelada Togetherness (disponible en HBO Max) y The Morning Show (Apple TV+) también tenía otra intención cuando llamó a Morales, una destacada actriz de comedia-aparece en Parks & Recreation y en Muertos para mí, entre muchos otros ciclos televisivos-, que en los últimos tiempos comenzó a dirigir sus propios proyectos. “En los últimos tiempos lo que más me interesa es armar colaboraciones con artistas que me parecen estimulantes y con los que quiero compartir proyectos, como Natalie. No solo para ayudar a que puedan dar nuevos pasos en sus carreras sino también, de modo más egoísta, para asociarme con gente nueva, con voces diferentes de la mía así no me estanco. Tengo 45 años, una edad en la que si no tenés cuidado te empezás a repetir. Por eso quería que fuera ella quién desarrollara la idea de la película. no me interesaba que se sintiera ni se viera como una de mis películas, quería que tuviera el sello de Natalie”, detalla el cineasta que en A un click de distancia interpreta a Adam, el alumno de la profesora de castellano a cargo de Morales, quien aunque comienza las clases con cierta resistencia enseguida admite que “no quiere perder las palabras”. Lo dice en castellano en referencia a los conocimientos que tiene del idioma pero la traducción literal que hace del inglés termina por crear uno de los varios momentos poéticos del film, repleto de sensibilidad e ingenio.
“El español es mi primer idioma. Toda mi familia está integrada por refugiados cubanos con la excepción de mi padrastro que es de la Argentina”, dice la directora y prueba su habilidad para los acentos pasando del inglés al castellano de Cuba con una parada en un porteño algo exagerado. Lo cierto es que ya con unos años de trabajo y reconocimiento en Hollywood, Morales cuenta que la experiencia de hacer una película bilingüe fue muy especial para ella. “Poder hablar en castellano, hacer chistes en mi idioma, me permitió también desarrollar ideas sobre lo que hacemos y cómo sonamos los latinos que no tienen nada que ver con las cosas que me proponen muchas veces en Hollywood. No te puedo ni contar la cantidad de guiones que leo en los que el personaje latino de repente, de la nada, se pone a bailar salsa o le dice “papi” a todo el mundo, Es muy molesto. Así que es muy reconfortante tener el control para poder representarnos de manera diversa, hay muchas formas del ser latino. Por supuesto que existen también los que bailan salsa pero me parece que esas personas ya fueron sobre representadas en el cine y la TV norteamericana”, dice Morales con un entusiasmo que comparte su coestrella en el cuadro a la derecha de la pantalla.
En la ficción Adam y Cariño, el personaje de Morales, se comunican por zoom. Él, desde la lujosa casa de Los Ángeles que comparte con su marido y ella desde su habitación en Costa Rica ambientada como salón de clases en la que se espía un cartel que dice “Hoy es; ayer fue; mañana será”, otro retazo de poesía accidental para los hispanoparlantes que marca el tono de todo el film. Por algunos acontecimientos que no conviene adelantar, el vínculo entre Adam y Cariño pasa de una simpatía inicial como alumno y profesora a una amistad profunda que se desarrolla en los noventa minutos de duración del film, un ejemplo de concisión dado los extensos metrajes a los que nos acostumbró el cine reciente.
Presentada en el último festival de Berlín, la película que ahora se estrena en los cines argentinos consiguió mucha más atención de la que sus creadores imaginaban. Después de todo, según dice Duplass, como cineasta independiente en principio nunca esperó que sus películas se vieran más allá del living de sus padres. “El hecho de que alguien las proyecte sea donde sea es muy significativo para mí. En este caso, es realmente sorprendente lo lejos que llegó el proyecto desde el momento en que empezamos a desarrollarlo y yo le dije a Natalie: “Mirá, voy a poner la plata para hacerla. Si no sale bien no se la tenemos que mostrar a nadie. Estábamos preparados para que fuera aburrida y el hecho de que resultara tan bien y el público respondiera a ella me parece que tiene que ver con el modo en que todos aprendimos a conectarnos a través de las pantallas y a que contamos una historia de amor platónico que conmueve. de un modo diferente. Me pone muy feliz que una película tan pequeña como ésta logre eso”, concluye Duplass mientras a su lado, virtualmente, Morales asiente con una sonrisa que indica su satisfacción con el viaje emprendido que comenzó con una pregunta: “¿sabés hablar castellano?”.
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