Murió Tom Sizemore, el actor que supo brillar en Rescatando al soldado Ryan, Fuego contra fuego y La caída del halcón negro
Había sufrido un aneurisma el 19 de febrero y permanecía en coma desde entonces; otrora uno de los actores más prometedores de Hollywood, batalló contra las adicciones y fue condenado en varias ocasiones por violencia de género y abuso sexual
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La otra cara de Hollywood, expuesta cada vez que alguna figura de cierto reconocimiento cae en desgracia de manera irreversible, adquiere su máxima expresión en el caso de Tom Sizemore, que acaba de fallecer a los 61 años por decisión voluntaria de sus familiares después de permanecer varios días en coma.
El actor se encontraba en esa condición desde el 19 de febrero, cuando sufrió un aneurisma cerebral en su casa de Los Angeles y debió ser trasladado de urgencia a un hospital. Desde entonces permaneció inconsciente y con el tiempo las esperanzas de una recuperación se hicieron cada vez más estériles, hasta el punto de que los médicos recomendaron a sus familiares que decidieran cómo poner fin a una existencia que sólo se sostenía a través de medios mecánicos.
El episodio dejó a la vista que en los últimos años la vida de Tom Sizemore solo había sido objeto de la atención mediática desde la información, expuesta a veces con cierto regodeo, sobre su caída, una y otra vez, en el infierno de las adicciones y los comportamientos deshonrosos.
La ruina artística y personal de Sizemore quedó sellada de manera definitiva en 2018, cuando una actriz lo denunció por haber abusado de ella, cuando 11 tenía años, durante el tramo final del rodaje de la película Asesinos por naturaleza, de Oliver Stone. Según informó en ese momento The Hollywood Reporter, al menos once integrantes del equipo técnico y artístico del film confirmaron la acusación. La niña debía sentarse en las piernas del actor para una escena y varios testigos vieron cómo Sizemore comenzó a tocarla en su zona genital.
El hecho ocurrió en 2003 y no impidió que Sizemore mantuviera una continuidad casi sin pausas en su carrera artística. De hecho, los sitios que acopian información sobre rodajes y trayectorias filmográficas (como Imdb.com) certifican su presencia en al menos seis o siete proyectos por año, incluyendo un episodio en la temporada 6, todavía inédita, de la serie de Netflix Cobra Kai.
Pero todas estas apariciones, siempre ligadas a proyectos de bajo presupuesto y escasas pretensiones artísticas, quedarán en el recuerdo como la expresión de una suerte de ocaso en cámara lenta. Tocó fondo en 2006, cuando se estrenó un thriller llamado Zyzzyx Road, que lo tenía como protagonista junto a Katherine Heigl. Estuvo una sola semana en cartel y recaudó en total 30 dólares. Solamente seis personas pagaron para verla.
Mientras la carrera de Sizemore en la pantalla languidecía sin remedio con este tipo de episodios, en su vida privada se fueron sucediendo episodios que lo dejaban cada vez peor parado.
La lista es larga e incluye una condena por agresión en 2003 contra su entonces pareja Heidi Fless (conocida como la “madama de Hollywood”, reina de la prostitución en ese mundo de ricos y famosos) que cumplió en libertad condicional, otra denuncia por violencia de género en 2009 y una tercera en 2017, cuando otra de sus parejas le dijo a la policía que Sizemore la golpeó en su cabeza.
A eso se sumó un espiral de causas por drogas, un problema sin solución en la vida de Sizemore. Enfrentó varios juicios, condenas a prisión en suspenso e internaciones en centros de rehabilitación por posesión y consumo de distintas sustancias (sobre todo metanfetamina) y problemas en infinidad de análisis. O no los pasaba o directamente se las arreglaba para falsificarlos.
El más comentado de esos juicios, en 2005, dejó el testimonio de un Sizemore compungido y al borde del llanto mientras pedía misericordia al magistrado que estaba a punto de condenarlo. “Me siento como un niño de 12 años. Estoy metido en una lucha para recuperar la mejor parte de mi persona. Nunca pensé que tendría esta enfermedad y le aseguro, su señoría, que ahora no estoy actuando. Estoy suplicando, rogándole. No puedo imaginar mi futuro sin actuar”, dijo sin suerte. Pasó dos temporadas en la cárcel, ese año y en 2009.
Lo único que logró fue prolongar su dependencia de esas sustancias y acercarse a una confesión más amplia en forma de libro autobiográfico, proyecto que finalmente no pudo concretarse. Se iba a llamar I’m Not a Saint (No soy un santo) e iba a ser coescrito por Anna David, editora del sitio web The Fix, dedicado a la recuperación de personas con adicciones. “Tom es un blandito, un debilucho total que llora abiertamente y lee de manera incansable. También es muy divertido. Simplemente creo que es una persona increíblemente incomprendida”, dijo David en ese momento.
En sus momentos de sobriedad, Sizemore trató de encaminar su carrera y devolverla a los tiempos en que aparecía como uno de los rostros más vigorosos de su generación en el mundo del cine de acción. Escape salvaje, Nacido el 4 de julio y Punto límite habían sido sus primeras y prometedoras apariciones, una puerta de entrada al mejor tramo de su carrera. Esto ocurrió en la segunda mitad de la década de 1990, cuando el nombre de Sizemore se asoció a muy buenos momentos de Rescatando al soldado Ryan, Fuego contra fuego y La caída del halcón negro.
Sizemore había nacido el 29 de noviembre de 1961 en Detroit y después de lograr un título en artes escénicas se instaló en Nueva York en busca de espacio para el desarrollo de su vocación artística. No tardó en ganarse un lugar de reconocimiento gracias a sus personificaciones de tipos duros, villanos o policías sin escrúpulos y siempre dispuestos a actuar antes de hablar. Gracias a esa presencia, apoyada por un talento casi natural para moverse en el mundo de los relatos policiales con pocas palabras y mucha acción, Sizemore logró llamar la atención de directores tan destacados como Steven Spielberg, Michael Mann y Oliver Stone. Con ese respaldo muchos auguraron para el actor una carrera promisoria en el ancho mundo de los thrillers.
Pero aquellos sueños resultaron fugaces en medio de la larga pesadilla en la que se convirtió su vida por culpa de las adicciones. “He estado tratando de estar sobrio desde 1991. Tengo un problema desde hace mucho tiempo. Tuve largos períodos de sobriedad, pero siempre terminaba recayendo”, confesó en 2021, durante una entrevista con Fox News. No alcanzó con la ayuda de amigos como Robert De Niro, que más de una vez se hizo cargo de los tratamientos de rehabilitación. Sizemore se sumó a la larga lista de figuras que tuvieron el éxito a su alcance con recursos suficientes para sostenerlo. Como tantas otras terminó muy lejos de allí, entregado después de una lucha larga y desigual al destino impuesto por sus propios demonios.
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