Murió Stuart Gordon, director de Re animator e ícono del cine de terror
A los 72 años murió el director de cine Stuart Gordon. Dueño de una filmografía de 21 títulos, Gordon supo construir una carrera centrada principalmente en el cine de terror, por el que recibió tardíamente los elogios de la crítica especializada. Su obra fue clave para el cine de terror de culto de los ochenta, y el boom de la generación VHS, que en esa década encontró en la obra del realizador a uno de sus mejores representes. Como muchos directores de cine clásico, Gordon se consideraba a sí mismo un artesano que solo se limitaba a contar las historias que lo apasionaban, pero el tiempo le dio un merecido lugar de reivindicación y su obra se reveló como la de un autor que, amparado en el amor por el terror, abarcaba una serie de temas que eran recurrentes en su filmografía.
Re Animator, el film que definió a una generación
Stuart Gordon nació en 1947, y luego de no poder ingresar a una universidad a estudiar cine, comenzó una carrera en el teatro. Profundamente enamorado de la actuación y la cultura, pero con una sensibilidad puesta en los movimientos contraculturales, lo políticamente incorrecto y a la repulsión como forma de arte, en 1968 ganó notoriedad por su versión teatral de Peter Pan. En su visión del clásico de James Matthew Barrie, los niños perdidos eran hippies, los viajes a Nunca jamás eran en LSD y los piratas se convertían en policías fascistas. La pieza tuvo una importante repercusión, y Gordon encontró en el teatro una plataforma narrativa que jamás abandonó. Y si bien en esos años fundó con su esposa la Organic Theater Company, para la que adaptó desde clásicos griegos a piezas de David Mamet, casi dos décadas después el nombre de Gordon iba a ganarse un lugar de gigantesca popularidad en el cine de terror, género al que quedó asociado para siempre.
En una charla con amigos, según contó alguna vez el propio director, todos hablaban sobre la enorme cantidad de películas de vampiros que se producían todos los años. Por algún motivo, a Gordon le llamó la atención las pocas variantes que había a partir de Frankenstein, y uno de sus colegas le recomendó que leyera Herbert West, re animador, un cuento de H. P. Lovecraft escrito en 1921. Fue amor a primera vista. El dramaturgo encontró en esa breve relato sobre un científico obsesionado con devolverle la vida a un cuerpo humano muerto, la materia prima para volcar muchos de sus caprichos y contar una historia absolutamente desbocada. Gordon pensó que la de Herbert West era una saga ideal para el teatro, o incluso para una miniserie, pero allí entró en escena Brian Yuzna, otro enamorado del cine que le propuso convertir esa pieza en un largometraje que él mismo podía producir. De esa forma, nació el proyecto para Re Animator, un film que pronto iba a cambiar la historia del cine de terror.
El gore (nombre de los films que hacen de las víceras y la sangre su principal atractivo) había nacido en 1963, con el estreno de Blood Feast, y si bien siempre fue un género reducido a las funciones de medianoche, gracias a la llegada de Stuart Gordon iba a ganar una mayor masividad. En 1985 él estrena Re Animator. Trasladando la acción al presente, el argumento presentaba al extravagante Doctor West, un soberbio pero inteligente médico obsesionado con estudiar el cuerpo y devolverle la vida a un muerto. El hombre conoce a Dan Cain, un joven estudiante de medicina que se convierte en su involuntario ayudante, y a su novia Megan. Pero la situación se torna una verdadera pesadilla cuando el malvado Doctor Hill abusa de los descubrimientos de West (que de por sí, eran ya bastante peligrosos) y desata a una horda de cuerpos revividos a sembrar el caos. West se convierte en el improbable héroe de la historia, y debe resolver el problema que él mismo ayudó a crear. Con ese argumento como excusa, Re Animator se convierte en un verdadero festival de excesos de todo tipo que mezcla sexo, violencia y humor negro. Una película que invita a ser mirada muchísimas veces por ser dueña de una libertad única y por destruir todo tipo de tabúes a los que el cine mainstream de Hollywood no podía ni acercarse.
Si bien la película tuvo un importante paso por los cines de Estados Unidos, su llegada al VHS la convirtió en un verdadero fenómeno. En los ochenta muchos subgéneros florecieron gracias a los videoclubes, y de golpe el terror más extremo o las artes marciales (entre otros) encontraron grupos muy fieles de seguidores. Y gracias a la llegada de una cinefilia ávida de experiencias cinematográficas extremas, Re Animator se convirtió en una pieza que definió a esa generación VHS que inundaba los video clubes del planeta.
Enamorado del terror (y del talento de Combs), Gordon estrenó al año siguiente From Beyond, otro film del género que en algunos países se estrenó con el tramposo título de Re Sonator. Durante los ochenta y noventa, el realizador presentó otras películas de terror, aunque algunas veces el éxito de taquilla se le presentó esquivo. Films como Dolls , El pozo y el péndulo (abandonando momentáneamente a Lovecraft para adaptar a Edgar Allan Poe) o Castle Freak no lograron el impacto de Re Animator. A su vez, otros intentos por dedicarse a otro géneros, como la ciencia ficción con Robot Jox, la aventura futurista con Space Truckers, o la comedia con The Wonderful Ice Cream Suit fueron recibidas con menos entusiasmo por parte del público. Lejos del horror, el autor colaboró para Disney con el guion de Querida, encogí a los niños, una sólida aventura familiar que parece lejana a las temáticas del realizador, pero que sin embargo contiene rasgos propios de su obra como el capricho de científicos egocéntricos o una sutil oscuridad poco habitual para un film familiar.
Vuelta a las raíces y una tardía reivindicación
A comienzo del siglo XXI en Barcelona se fundó Fantastic Factory, una productora en la que el mencionado Brian Yuzna buscó volver al terror que tanto le gustaba hacer en los ochenta, y con el objetivo de elaborar películas de bajo presupuesto pero con total libertad, convocó a Stuart Gordon. Gracias a eso, el director estrenó en 2001 Dagon: la secta del mar, una gran película en la que vuelve a tomar como base un cuento de Lovecraft, para contar una historia de terror anclada en un pueblo pesquero. Como en sus mejores épocas, Gordon no necesita de grandes presupuestos para recrear un clima de pesadilla.
En 2005, el realizador estrena Edmond y llama la atención de un público que prácticamente lo desconocía. Protagonizada por William H. Macy y Julia Stiles, esta historia escrita por David Mamet es un claustrofóbico drama centrado en un hombre que patea el tablero de su vida, una decisión que lo lleva hacia un oscuro destino. Edmond fue muy bien recibida por la crítica y durante ese año tuvo un aplaudido paso por festivales de cine de todo el mundo. Su último film, Stuck, de 2007, le permitió explorar una temática similar por la que también recibió elogios del periodismo especializado.
Si bien la crítica que se pretendía más prestigiosa había ignorado o maltratado a Gordon a lo largo de toda su carrera, una nueva camada de periodistas que educaron su cinefilia en las épocas de Re Animator no tardaron en reivindicar la figura del realizador como una de las más importantes no solo dentro del terror, sino del cine en general. Dueño de una poderosa obra, y responsable de un gigantesco ícono cinematográfico como el de Herbet West, el cine despide hoy a uno de sus referentes más auténticos.
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