Murió Roger Michell, el director de Un lugar llamado Notting Hill
El realizador de 65 años se destacaba por su labor teatral, televisiva y cinematográfica; el film que protagonizaron Julia Roberts y Hugh Grant quedará para siempre en el recuerdo de los fanáticos del cine
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El cineasta británico Roger Michell, director de Un lugar llamado Notting Hill, murió ayer a los 65 años en Londres. La noticia fue confirmada a los medios británicos por la agencia de representación del realizador sin detalles sobre la causa de su deceso. “Es con gran tristeza que la familia de Roger Michell, director, escritor y padre de Harry, Rosie, Maggie y Sparrow anuncia su muerte a la edad de 65 años el 22 de septiembre”, dice la nota para la prensa.
Nacido el 5 de junio de 1956 en Pretoria (Sudáfrica), donde su padre estaba destinado como diplomático, Michell se crió entre varios países y cursó después estudios superiores en Bristol (suroeste de Inglaterra) y la Universidad de Cambridge, donde dirigió varias obras y ganó diversos premios. Fue ayudante de dirección en el londinense Royal Court Theatre —donde coincidió, entre otros, con el novelista Hanif Kureishi (de quien posteriormente adaptaría The Buddha of Suburbia para televisión) y el cineasta Danny Boyle—, y en 1985 se unió a la Royal Shakespeare Company, donde fue director residente durante seis años.
Claro que más allá de sus muchos logros en la escena teatral británica y televisiva donde llamó la atención su adaptación de Persuasión, de Jane Austen, Michell se ganó el reconocimiento global cuando fue seleccionado por el guionista Richard Curtis (Cuatro bodas y un funeral) para que se hiciera cargo de la dirección de su nuevo proyecto: una comedia romántica con Julia Roberts y Hugh Grant que transcurría en el barrio londinense de Notting Hill.
El enorme éxito de taquilla del film lo mantuvo trabajando en el cine a pesar del ataque al corazón que sufrió después de terminar aquel proyecto, aunque tuvo que retirarse de la dirección de La mandolina del capitán Corelli por su problema de salud. En 2002 dirigió Fuera de control, un thriller con Ben Affleck y Samuel L. Jackson y luego estuvo a punto de dirigir 007: Quantum Of Solace, con Daniel Craig, pero se bajó de la película por diferencias creativas a pesar de que ya había trabajado con Craig en la premiada The Mother (2003), otra adaptación de Kureishi como Venus (2006), con Peter O’Toole, que resultaría el último film del actor y el papel por el que fue nominado a un premio Oscar. Bien recibidas por la crítica ninguna de las dos películas tuvieron, sin embargo, el impacto en taquilla de Notting Hill.
Tal vez por eso, Michell volvió a probar suerte en la comedia romántica en 2010, al dirigir Un despertar glorioso, aunque la película protagonizada por Rachel McAdams, Harrison Ford y Diane Keaton pasó algo desapercibida, porque en realidad el guion escrito por Aline Brosh McKenna (El diablo viste a la moda), dejaba de lado el romance para focalizarse en la realización profesional de la productora televisiva que interpretaba McAdams.
Más allá de sus compromisos en el cine, el director siguió trabajando en teatro en aclamadas puestas del National Theatre, con actores como Bill Nighy, Andrew Lincoln y Chiwetel Ejiofor y en TV donde realizó la miniserie ganadora de premios Bafta The Lost Honour of Christopher Jefferies, escrita por Peter Morgan (The Crown). Sus trabajos más recientes fueron el drama La visita del rey, con Bill Murray; Un fin de semana en París (otra colaboración con Kureishi), My Cousin Rachel, con Rachel Weisz y El duque, un film con Helen Mirren y Jim Broadbent que se presentó en el festival de Venecia de 2020 y que planeaba estrenarse este año, según contó Michell hace poco más de tres semanas cuando se proyectó en el festival de cine de Telluride, Colorado.
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