Murió Paolo Taviani, un creador fundamental del cine italiano de los últimos 50 años
Tenía 92 años y junto con su hermano Vittorio, fallecido en 2018, conformó una ejemplar dupla creativa de la que surgieron grandes películas, como Padre padrone, Kaos y La noche de San Lorenzo
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Una breve enfermedad cerró a los 92 años en un hospital de Roma la vida de Paolo Taviani, que conformó con su hermano menor Vittorio en el trabajo conjunto como autores y realizadores de películas menorables, una de las duplas creativas más destacadas de la pantalla grande del siglo XX. De todas ellas sin dudas fue la de mayor importancia a lo largo de toda la historia del cine italiano.
Junto con Vittorio (fallecido el 16 de abril de 2018), Paolo fue el artífice durante el último medio siglo de un trabajo en el que parecía casi imposible distinguir por dónde pasaba el aporte individual de cada uno. Tan fuerte era la identificación conceptual, creativa y de trabajo entre ambos que sus películas siempre fueron vistas como el resultado genuino de un oficio compartido. De esa fecunda labor que sin ninguna exageración se hacía a cuatro manos nacieron títulos muy aplaudidos y premiados, que ya forman parte del mejor patrimonio del cine peninsular.
Como su hermano, Paolo Taviani era oriundo de San Miniato, un pequeño enclave de la región toscana estratégicamente ubicado en medio de la ruta que conecta a las ciudades de Florencia y Pisa. Los dos habían conseguido la síntesis perfecta al poner sus respectivas miradas al servicio de un ejercicio creativo que lograba al final de cada proyecto coincidencias absolutas y una mirada única (comprometida y profundamente italiana) sobre la realidad política, social y humana. Las películas de los Taviani, concebidas a partir del trabajo conjunto de dos cabezas, alcanzaron una coherencia absoluta.
Cada nueva obra surgía, según contaban, de lecturas o largas conversaciones compartidas. Paolo aportaba un enfoque un poco más sofisticado y extravagante, siempre dispuesto a ir más allá hasta que Vittorio, de espíritu más contenido y prudente, equilibraba los tantos en busca de una confluencia armónica. La fórmula ideal para poner en acción esta confluencia aparecía en el momento del rodaje. Los dos se dividían las escenas en partes iguales. “Mientras uno filma el otro se calla, y viceversa”, solían explicar.
Herederos del neorrealismo y agudos observadores de una realidad italiana que se acercaba a las fuentes más profundas de esa identidad a través de la historia, la mirada social y la literatura, los Taviani se revelaron al mundo en 1977 con Padre Padrone, el retrato de un joven pastor que vive en la zona rural más pobre de Cerdeña y decide enfrentarse a su despótico padre. La película obtuvo la Palma de Oro en Cannes, con Roberto Rossellini como presidente del jurado oficial.
Con el tiempo llegaron otros testimonios fílmicos de su cine hecho de poesía, observaciones históricas y compromiso social: La noche de San Lorenzo, Kaos, Retrato de un traidor, Tu ríes, César debe morir, Good Morning Babilonia, Las afinidades electivas. Marcello Mastroianni, protagonista de Retrato de un traidor, solía referirse a los Taviani como si fuesen una sola persona: “Paolovittorio”, los llamaba. La última película que hicieron juntos fue Una cuestión privada (2017). Luego del fallecimiento de Vittorio, Paolo dirigió Leonora addio (2022), película inspirada en una novela de Luigi Pirandello, aunque siempre dijo de esta última obra que también era el fruto de esa larga y fraternal colaboración de toda la vida.
Paolo Taviani estaba casado con Lina Nerli, que se desempeñó como vestuarista en varias de las películas del dúo, y era padre de Ermanno y Valentina Taviani, que continuaron la vocación familiar y trabajan como directores.
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