Murió Nino Castelnuovo, el galán de Catherine Deneuve en Los paraguas de Cherburgo
El actor tenía 84 años y luchaba desde hace varios años con una enfermedad
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A los 84 años, luego de sobrellevar una larga enfermedad, murió en Roma el actor Nino Castelnuovo, destacada figura del cine y el teatro italiano durante el último medio siglo. Tenía estampa de galán y quedó identificado desde sus comienzos como uno de los seductores más promisorios de la pantalla grande europea. Pero a la vez fue muy valorado por grandes realizadores (Pietro Germi, Luchino Visconti, Jean Luc-Godard) por su disciplina actoral y un gran compromiso para encarnar personajes decididos y valientes.
El recuerdo de Castelnuovo perdurará gracias a una de esas pocas películas que son capaces de vencer al tiempo y mantenerse vigentes más allá de las modas porque no se parecen a ninguna otra. Es el caso de Los paraguas de Cherburgo (1964), de Jacques Demy, que revolucionó al cine de su tiempo porque tiene una trama cantada de principio a fin. En esta historia amarga y melancólica, narrada a través de una estética de colores muy vivos y la inolvidable banda sonora de Michel Legrand, Castelnuovo es Guy, un humilde mecánico que se enamora de una bella muchacha (la jovencísima Catherine Deneuve, en su papel consagratorio) y la deja embarazada antes de irse a pelear en la Guerra de Argelia.
El tema principal de la película recorrió el mundo y se convirtió en símbolo del cine musical. Hablando (o más bien cantando) en francés, Castelnuovo logró desde allí una proyección internacional que reforzó el reconocimiento ganado durante sus primeros pasos en el cine italiano. De paso, su personaje de Los paraguas de Cherburgo jugaba con el recuerdo de la vida previa del actor. Había sido mecánico antes de instalarse en Milán y decidirse a ingresar en el Piccolo Teatro, el espacio de formación actoral con más historia de toda Italia y la batuta de Giorgio Strehler.
El intérprete nacido en Lecco (localidad ubicada junto al lago de Como) el 28 de octubre de 1936, también había probado otros oficios fugaces antes de llegar al mundo del espectáculo: fue pintor de paredes, obrero y hasta agente literario. Esa amplitud le permitió iniciar un recorrido en el cine marcado por personajes bien diversos, entre los que se destacó el de El enigma maldito (Un maledetto imbroglio), de Pietro Germi, junto a Claudia Cardinale y el propio director. Fue el debut de Castelnuovo en el cine, en 1959.
Después del éxito de Los paraguas de Cherburgo, Castelnuovo llevó adelante una carrera que para muchos quedó por debajo de sus verdaderas posibilidades como actor. Solía encarnar en sus personajes el espíritu de cambio de los años 60, pero no logró estabilizarse y pocas veces encontró un espacio para convertirse en protagonista. Podía moverse con comodidad en varios terrenos, desde la comedia picaresca (El cinturón de castidad) y el clásico policial italiano de los 60 y 70 (conocido como giallo) hasta el film de acción con elenco internacional (El ejército de cinco), casi siempre en papeles secundarios.
Logró, a pesar de todo, llamó la atención en algunos títulos de grandes directores como Luchino Visconti (Rocco y sus hermanos) y Jean Luc-Godard (uno de los episodios de Amor y rabia). Este último título fue, junto con Los paraguas de Cherburgo, el mejor ejemplo de su frecuente trabajo en Francia, donde apareció más tarde en películas de Agnés Varda (Las criaturas) y Edouard Molinaro (Sálvese quien pueda).
En Italia, Castelnuovo logró su pico de popularidad gracias a su presencia destacada en la más exitosa adaptación televisiva de Los novios (I Promessi Sposi), la obra de Alessandro Manzoni que se convirtió en la primera gran novela histórica italiana y uno de los textos más leídos de toda la historia literaria de la península. También quedó en la memoria de sus compatriotas gracias a la campaña publicitaria de una marca de aceites que lo tuvo como protagonista en la década de 1980.
El glaucoma que se le diagnosticó cuando apenas tenía 35 años explica buena parte de los condicionamientos y altibajos que enfrentó a lo largo de su carrera. Cada vez con menos presencia en el cine (su última aparición reconocida fue en 1996, en un papel secundario de la premiada El paciente inglés, de Anthony Minghella), mantuvo el reconocimiento del público gracias a algunas apariciones teatrales y un par de éxitos televisivos.
En 2018, su esposa, Cristina De Nicola, hizo un pedido público de ayuda dirigido a los políticos italianos ante el agravamiento de la salud de Castelnuovo, que además enfrentaba problemas económicos y un cuadro depresivo que el actor siempre trató de disimular con un gran espíritu de ánimo, cualidad que el público siempre le reconoció.
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