Murió el cineasta Mario Sabato a los 78 años
Hijo del reconocido escritor Ernesto Sabato, realizó películas como El poder de las tinieblas, India Pravile y, más recientemente, un documental dedicado a su padre
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El director Mario Sabato, hijo del escritor Ernesto Sabato, murió este sábado a los 78 años. La noticia fue difundida por la propia familia del realizador a través de un breve comunicado.
“Con profundo dolor, la familia Sabato, su esposa Elena y sus hijos Guido, Luciana, Mercedes y Juan comunican que hoy por la mañana, en la ciudad de Buenos Aires, falleció Mario Sabato. Sus restos serán velados hoy en O’Higgins 2842 primer piso, desde las 18.30. Se ruega no enviar arreglos florales”, reza el texto.
A lo largo de su carrera, Sabato filmó películas de corte netamente comercial -Los superagentes y el tesoro maldito (1978), Los Parchís contra el inventor invisible (1981)-, otras más experimentales -Y que patatín, y que patatán (1971)-, también de tinte biográfico -Los golpes bajos (1974), que coescribió con Mario Mactas e inspirada en la vida del boxeador José María Gatica- y documental -Al corazón (1996), que buceó en la íntima relación entre el cine argentino y el tango-. También participó del guion de Sentimental (Requiem para un amigo), que dirigió Sergio Renán en 1981.
“Cuando le dije a mi padre que deseaba ser director de cine, él se sonrió y solo me dijo: ‘Hacé lo que te guste, pero trabajá muy duro’. Fui camarógrafo de Sucesos Argentinos y en 1964, cuando creí que ya estaba maduro para colocarme tras una cámara, dirigí el cortometraje El nacimiento de un libro. Tras otros cortometrajes decidí, en 1971, que ya tenía el suficiente oficio como para lanzarme al largometraje y rodé Y que patatín, y que patatán, y a partir de allí se desarrolló toda mi trayectoria fílmica”, resumía cuando hablaba sobre su trabajo.
Mario Sabato visitó la obra de su padre y, en 1979, estrenó El poder de las tinieblas, una adaptación del “Informe sobre ciegos” incluido en la novela Sobre héroes y tumbas. En 2009, en tanto, presentó Ernesto Sabato, mi padre, una pieza documental dedicada íntegramente a la vida y obra del célebre escritor.
En 2003, luego de un parate artístico y un breve paso por la dirección televisiva, Sabato regresó con la que consideraba su película más personal: India Pravile, protagonizada por Lito Cruz, Carlos Moreno, Graciela Pal, Carola Reyna, Jorge Luz, Gogó Andreu y Diego Capusotto, entre otros. “Esta historia intenta ser un homenaje a la cinematografía nacional del pasado y, también, a esos directores que fantasean con retornar a su trabajo en un tiempo en que avanzan las nuevas generaciones de cineastas. Pero India Pravile está, además, construida alrededor de los afectos, del amor familiar, de la muerte y del enfrentamiento con los años que transcurren inexorablemente hacia un vacío muy profundo. Dentro de mi filmografía, esta es la película que más me apasionó”, le contaba a LA NACION por entonces.
Protector del legado
Nacido el 15 de febrero de 1945 en Buenos Aires, Mario fue el segundo hijo de Ernesto Sabato y Matilde Kusminsky Richter. Su hermano mayor, Federico, ejerció como vicecanciller y Ministro de Educación y Justicia de la Nación durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y murió en un accidente automovilístico en 1995.
Tras el fallecimiento de su padre, en abril de 2011, Mario se convirtió en protector de su obra e impulsó que la propiedad que había habitado el escritor en la localidad bonaerense de Santos Lugares se convirtiera en una casa-museo que pudiera ser visitada por el público en general.
“Mi papá quería que la casa se convierta en lo que es hoy”, le decía a LA NACION en 2015. “Nos pareció que iba a ser difícil pero fue mucho más de lo que pensábamos. La casa se enfermó con mi madre y se agravó mucho con el deterioro de mi padre. La casa se mimetizó con ellos. Había perdido alegría, vitalidad, creatividad y el tema era recuperarla no solo restaurando muebles y paredes, sino restaurando también el espíritu y eso es lo que más nos interesó y creo que se logró. (...) Para mí fue una carga pesadísima, era una obligación muy potente y conseguirlo fue como un triunfo íntimo, personal. Fue muy fuerte. Siempre entendí, y lo corroboré el día que mi padre murió, que yo lo compartía con mucha gente. El legado de mi padre era algo que debía cuidar, preservar, pero sobre todo compartir. Por eso lo de la casa se hizo como una devolución”.
En 2021, al cumplir 10 años del fallecimiento del autor de El túnel, Mario Sabato publicó una extensa carta abierta en la que destacaba la necesidad de recordar la obra de su padre activamente y sin solemnidades: “Día a día estamos librando una batalla por la vida, la nuestra y la de los que nos siguen. Aferrándonos, como podemos, a la esperanza. La que deseamos tener, y que nos quieren arrebatar los profetas del odio. Y cuando nos envuelven las penumbras, como suele suceder en los combates en los que se dirime entre la vida y la muerte, nos puede salvar el recuerdo vivo de aquellos argentinos de bien, que nos dicen que tenemos que resistir, porque los miserables, por poderosos que nos parezcan, no deben derrotarnos. Sé que mi padre nos está diciendo que podemos, que debemos, luchar por un mundo mejor al que nos ofrecen los que tienen todo y no quieren perder nada. Y que también nos recuerda lo que todos sabemos y muchos quieren olvidarse: que solo la solidaridad puede salvarnos”.
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