Murió Douglas Trumbull, el incansable inventor de mundos visuales fantásticos detrás de films como Blade Runner, 2001: Odisea del espacio y Encuentros cercanos del tercer tipo
Fue el gran pionero de los efectos especiales antes de la llegada de la revolución digital a Hollywood; tenía 79 años
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Sabemos muy bien desde la primera Jurassic Park (1993) para acá que todo es posible gracias a la tecnología digital. Hoy el cine puede crear a través de los efectos generados por computadora y el talento de sus artistas todos los mundos posibles, pero nunca se hubiese llegado a esta realidad sin el aporte innovador y la increíble creatividad de un pionero como Douglas Trumbull.
El mago de la imaginación visual al que le debemos el diseño de algunas de las imágenes más portentosas del cine de ciencia ficción (2001: Odisea del espacio, Blade Runner, Encuentros cercanos del tercer tipo) falleció este lunes 7 de febrero, a los 79 años, tras una sucesión de irreversibles complicaciones de salud, entre ellas un cáncer, un tumor cerebral y un ACV. La noticia fue anunciada por la hija de Trumbull, Amy, desde su cuenta de Facebook.
Alcanzaría con la mención de las tres películas citadas, hitos indiscutidos de la mejor fantasía cinematográfica entre fines de los años 60 y principios de los 80, para dejar en la historia a Trumbull. Su aporte quedó a la vista por la trascendencia de estos títulos y porque además tuvieron una enorme repercusión entre el público, sobre todo los últimos dos.
Pero seguramente la creación de mayor convocatoria en toda la vida de Trumbull se vio en otro lado. Fue el simulador que recreaba frente a una inmensa pantalla los viajes en el espacio y el tiempo de los personajes de Volver al futuro en los parques temáticos de Universal. Millones de personas visitaron esa atracción entre 1991 y 2007 sin saber que había sido creada por el artífice de los mejores efectos especiales de Hollywood. Nadie se fijaba en la placa que, a la salida, incluía su nombre.
Trumbull había nacido en Los Ángeles, el 8 de abril de 1942. Fue Stanley Kubrick el primero en creer que podía trasladar al cine su inspiración como ilustrador técnico de la NASA y responsable de algunos de los cortos animados que publicitaban y difundían los logros de la agencia espacial. Había hecho tareas parecidas para el Ejército y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
Cuando Kubrick vio To the Moon and Beyond (Hacia la Luna y más allá, de 1964) llamó a Trumbull para sumarlo a 2001: Odisea del espacio como supervisor de efectos visuales. Lo que hizo allí fue casi revolucionario, porque por primera vez se empleó sistemáticamente en una película la técnica conocida como fotografía “slit-scan”, que Trumbull elaboró y perfeccionó a partir del trabajo de pioneros como John Witney en los títulos iniciales de Vértigo (1958), de Alfred Hitchcock.
Lo que hizo Trumbull fue colocar una diapositiva móvil entre un objeto de fondo y la cámara, que no dejaba nunca de enfocar su lente hacia una pequeña hendidura abierta en esa placa intermedia. Al moverse todo el tiempo hacia adelante y hacia atrás se produce un efecto visual magnético y psicodélico similar al que vive en 2001: Odisea del espacio el astronauta Dave Bowman (Keir Dullea) en su viaje por el tiempo y el espacio a través del famoso “túnel de luz”. La película está disponible en HBO Max.
La creación de Trumbull se convirtió en uno de los elementos más distintivos de la película de Kubrick y marcó una nueva instancia en la evolución creativa de los efectos especiales para el cine. Ese aporte le permitió además a Trumbull instalarse en un lugar de altísimo reconocimiento que le permitió trabajar a sus anchas en proyectos de altísimo perfil como Encuentros cercanos del tercer tipo (1977) y Blade Runner (1982). Esta última puede verse en HBO Max. También lo hizo en Viaje a las estrellas: la película (1979), primer largometraje con la tripulación original del Enterprise liderada por el capitán Kirk (William Shatner) y el Sr. Spock (Leonard Nimoy), disponible desde el 11 de febrero en Paramount+.
Algunas de las creaciones de Trumbull, especialmente las miniaturas que creaba como representaciones perfectas de la inmensidad del universo, de la realidad de otros mundos o de la vida futura en el nuestro, fueron patentadas y son utilizadas sistemáticamente desde entonces en la producción audiovisual. Los mayores premios técnicos de Hollywood (como el Oscar que lleva el nombre de Gordon E. Sawyer) reconocieron casi de inmediato su gran talento como inventor.
También llegó a dirigir películas con su sello. Entre ellas se destacaron Naves misteriosas (1972) y Proyecto Brainstorm (1983), la última aparición en el cine de Natalie Wood antes de su trágica muerte. El último gran aporte de Trumbull fue en 2011, cuando se encargó de los exigentes efectos visuales de El árbol de la vida, de Terrence Malick.
Trumbull falleció en la víspera de las nominaciones al Oscar 2022 y la noticia se conoció este martes 8, poco después del anuncio. Si la ceremonia de este año, como algunos imaginan, se convierte en una celebración del regreso a los cines y a una eventual normalidad después de la noche de la pandemia debería reservar un lugar más amplio que la mención breve en el In Memoriam para recordar a Trumbull. Sobre todo porque en los últimos años insistió mucho en la necesidad de que la industria recuperara su espíritu innovador en materia visual.
Quería que esos resultados pudiesen verse en pantallas más grandes, nítidas y con mejor definición de imagen. Pero a la vez se resistía a responsabilizar a la gente por ver películas cada vez más asiduamente en su casa, a través de dispositivos más reducidos como la computadora personal o un celular. “No los culpo, porque en muchos sentidos ver hoy una película en una laptop es mejor que hacerlo en una sala de cine”, reconoció en 2015, planteando las bases de un debate que está más abierto que nunca.
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