Murió Bibi Andersson, emblema del cine sueco y musa de Ingmar Bergman
Junto a Ingmar Bergman , que la dirigió en 11 films, fue una auténtica estrella del cine sueco, pero también una de las musas del legendario director. Con él vivió uno de esos romances tan fulgurantes y renombrados que construyó un vínculo profesional y sentimental que terminó reemplazando a Harriet Andersson en el corazón del director. Pasados los años e incluso la relación con Bibi Andersson, Bergman uniría nuevamente vida y obra, pero con Liv Ullmann. Fue el rodaje de Persona el que reunió a la novel actriz noruega con Bibi Andersson, que ya había realizado con Bergman obras capitales como El séptimo sello y Cuando huye el día. "Vio nuestra amistad y quería entrar dentro de ella. Involucrarse", recordaba la actriz cuando presentó el film en 2007, en Brooklyn.
A posteriori, Andersson se casó con el realizador sueco Kjell Grede, con quien estuvo unida una década, y contrajo segundas nupcias con Per Ahlmark, quien había sido viceprimer Ministro sueco. Su último matrimonio fue en 2004 con el médico argentino radicado en Suecia Gabriel Mora Baeza. Pero la conexión con Bergman era tan sólida como lejana y se remontaba a comienzos de los 50, cuando con tan sólo 15 años había protagonizado el comercial de un detergente rodado por él y simultáneamente comenzaba su labor en el cine. Fue con un pequeño papel en La señorita Julia, de Strindberg, en la versión que Alf Sjoberg rodó para la cinematografía sueca. Desde entonces, casi seis décadas de labor resumen la vital carrera que culminó ayer en Estocolmo con su muerte, cerrando un capítulo final que la encontró internada durante una década luego de sufrir un derrame cerebral. Si bien su triunfo en Cannes con Tres almas desnudas, también dirigida por Bergman y donde ganó el premio a mejor actriz (compartido por el elenco) consolidó su proyección internacional, fue con Persona, al despojarse de los perfiles inocentes de los films previos, que comenzó un largo periplo profesional que la llevó a ser dirigida por realizadores como Jacques Doniol-Valcroze, Florestano Vancini, Andre Cayatte y algunos títulos de gran impacto (y suerte dispar) como La carta del Kremlin, de John Huston; El enemigo del pueblo, de George Schaefer; Aeropuerto 79: El Concorde, de David Lowell Rich, y Quinteto, de Robert Altman. Entre estos volvería al cine de la mano de Bergman en Pasión, El toque y Escenas de la vida conyugal.
Nacida en Estocolmo, cursó estudios de actuación en el Terserus teaterskola, para luego, entre 1954 y 1956, estudiar en el Teatro Real Dramático de Estocolmo, y de la escena teatral será también su vínculo con Bergman, en Malmö. En el marco del teatro se produjo su presencia en la Argentina en diciembre de 1985 para participar del Encuentro Internacional de la Cultura Democrática, en la que interpretó Acreedores, de August Strindberg en el San Martín, para consustanciarse luego con el cine argentino con Pobre Mariposa, de Raúl de la Torre y Los dueños del silencio, de Carlos Lemos. "El recuerdo con ella es maravilloso –cuenta a la nacion Graciela Borges que compartió el set en Pobre...– porque ella hizo una actuación chica pero muy potente en esta película que yo adoro y conversábamos mucho acerca de la persecución a los judíos. Era muy difícil hacer el trabajo que hizo, una actriz que tiene un idioma, lo piensa en otro que es el inglés para poder transformarlo en uno que no sabe hablar como el español. Una tarde me desafió con amor, en chiste total, a hacer unas tomas en sueco. Yo inventaba el sueco como me salía y fue tan divertido. Fue una maestría trabajar con ella, con su corazón y su energía. Cuando terminó una escena difícil que rodamos le dije ‘¡Qué bien lo hiciste!’ y me dijo: ‘Tus ojos me guiaron’, un inolvidable recuerdo", afirma con su inconfundible voz velada. Si bien la carrera de Andersson se prolongó hasta 2010 cuando se conoció su rol como una madre superiora en la miniserie Arn, sobre los caballeros templarios, su último gran trabajo para el cine fue cuando acompañó a Stéphane Audran en La fiesta de Babette, de Gabriel Axel.