"Monobloc": la antesala del final
Graciela Borges, Rita Cortese y Carolina Fal son las protagonistas del segundo film de Luis Ortega
Los lugares en los que filma tienen un significado diferente del real. Por eso, buena parte del rodaje de "Monobloc", la segunda película de Luis Ortega, se hizo dentro de las desoladas galerías de los Estudios Lumiton, en Munro, y tiene que ver con una realidad que no reconoce barreras con lo verosímil. Según el director, esta nueva experiencia de narrar con imágenes "evidencia el desgarro entre el lugar y los seres que lo habitan".
El ritual, que se extendió por seis semanas, tuvo como figuras principales a Graciela Borges, Rita Cortese, Carolina Fal, en su doble tarea de integrante del trío protagónico y guionista, y Evangelina Salazar, madre de Ortega (que vuelve a trabajar en cine, a 25 años de haberlo hecho en "Vivir con alegría"). La comunión entre actrices y personajes con un director muy particular quedará registrada con lujo de detalles en un diario de filmación que escribe Fernando Noy y que promete ser la apasionante crónica de la película que, es casi seguro, se estrenará antes de que termine 2004.
Con "Caja negra", el cine de la renovación iniciada a mediados de la década del 90 entró en una nueva etapa. Hace dos años, un cuarteto conformado por una adolescente, su padre recién salido de prisión, su abuela y un vecino sirvió a Ortega (el menor de los varones del matrimonio formado por Palito y Evangelina) para sorprender en el Festival de Mar del Plata, entre los nuevos protagonistas de su generación. No era para menos. El equipo era mínimo: unos pocos amigos -entre los que figuraba Dolores Fonzi- y dos actores improvisados, que Ortega tomó prestados del paisaje urbano, y una cámara de video en mano. Una aguja en el pajar del despliegue industrial contra el que después salió a pelear en los cines y en los festivales.
Ortega vuelve a la carga, ahora con un sólido equipo de actrices, que a la hora de la acción no le impide conservar el mismo clima de cine joven, fuera de los esquemas convencionales, que marcó a fuego su opera prima.
Allí están Borges y Fal, madre e hija, marcadas en lo físico, una por la diálisis, la otra por su pierna corta con un zapatón enorme. Cortese, la madrina vital a pesar de todo.
"Hay tres mujeres, una madre, una hija y su madrina. El mío es el de la madrina -explica Cortese en diálogo con LA NACION-, una mujer vital y alegre, que quiere tapar la muerte que ronda la vida del personaje de Graciela... Cuando leí el guión de Carolina comprendí el mundo del personaje, cosa que no siempre ocurre, y en el rodaje sentí, por primera vez, que no me pesaban las doce horas por día que llegamos a trabajar."
"Es una película que costó mucho filmarla, dos años ya, y me parece que Carolina logró entregar su trabajo como guionista al director, y ser una de las actrices. Durante el rodaje jamás estuvo presente como autora", dice la actriz de películas como "Herencia", "Apariencias" y "El sueño de los héroes", y telecomedias como "Costumbres argentinas" y "El sodero de mi vida", entre otras.
"Más allá de su talento, que es enorme -dice, al referirse a Ortega, que cumplirá 24 años el 12 de julio- maneja al equipo y a todas nosotras con seguridad, respeto y cariño porque sabe lo que quiere. Sé que a veces uno convierte lo ordinario en extraordinario, pero esto no es frecuente."
Su primer amor
"Es el director más joven de los que me dirigieron", hace la cuenta Borges, que, como bien acota Noy, es una auténtica actriz de cine. Será por eso que siempre vuelve a su primer amor, para el que desde su debut en "Ayer fue primavera" (en 1958), lleva filmados cerca de cuarenta largometrajes.
"Para ser muy honesta, era muy difícil para mí decidirme por alguna película después de «La ciénaga», porque la viví en forma emocional, luchando por cada cosa que se conseguía. Me ofrecieron otras papeles en varios proyectos, pero cuando vi «Caja negra» descubrí que hay algo excelso en Luis, en su forma de mirar el deterioro y la decadencia. Pensé «¡qué bueno sería hacer algo con él!» y se lo conté a Leonardo [Favio]. Después él me dijo que era la película más interesante que había visto en los últimos años y entonces se lo comenté también a Rita y llamamos a Carito [Fal], que es una gran amiga con la que había trabajado en televisión. (Ha pasado muchos veranos en casa, conmigo y Juan Cruz.) Ella nos dijo que iba a escribir un guión. Sabíamos que Luis quería hacer algo con nosotras, pero no pasaba de una expresión de deseo."
"Es una película indescriptible, sobre la vida, pero también sobre la muerte", reflexiona Borges, que este año también actuará en "Las manos", que prepara Alejandro Doria y tendrá como eje la historia del padre Mario.
"Es como un cuentito infantil terrible -dice, acerca de "Monobloc"-, es un regalo del cine y de Dios, que siempre van de la mano, por lo menos en mi vida. Además, mi personaje es muy diferente a todo lo que hice, aunque en algún punto tiene algo que ver con el que me tocó en "El dependiente", de Favio. No sé por qué, pero siento que es así, que hay algo de ella en esta mujer que piensa en cosas que no dice, y que tiene una alegría ficticia sobre la muerte."
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