La hija de Rodrigo de la Serna y Erica Rivas busca construir su carrera con sello propio
Criada entre locaciones cinematográficas, sets y escenarios, Miranda de la Serna, hija de Rodrigo de la Serna y Erica Rivas, vivió una infancia diferente a la de otros niños. En su casa desfilaban actores, directores y guionistas, pasaban letra a los gritos mientras cocinaban o recibían amigos y sus viajes familiares incluyeron Marsella por los premios Platino con su mamá y Barcelona para visitar la filmación de Yucatán, donde actuaba su papá. A los 11 años actuó en Antes del estreno, de Santiago Giralt, junto a sus padres, a los 15 pisó las tablas por primera vez como actriz en La Burbuja, una comedia bizarra que terminó de enamorarla de la profesión. Y luego llegaron dos películas, filmadas el mismo año (2017): Bruja junto a su mamá y Amor urgente, un film sobre la exploración adolescente del amor y el sexo, estrenado en el último Bafici.
Físicamente, el parecido con Erica impacta. El tono de voz, las líneas de su rostro y el mismo gesto al arrugar la nariz y los ojos para reír dejan en evidencia sus genes. En cambio, los colores son los de papá Rodrigo. Mirada aguamarina, mechones rubio oscuro, piel de porcelana. Suelta y fresca, Miranda se muestra con convicciones claras y posiciones tomadas. Toda una promesa.
-¿Cuándo supiste que querías ser actriz?
-Casi desde siempre. Tengo 17, pero estudio teatro hace 10, primero con Nora Moseinco, después con Gaby Ferrero y ahora en Teatro Granate. Nadie se sorprendió cuando lo dije en casa. Ser actriz es poder ser muchas cosas a la vez, no elegir una.
-¿Cómo se vivía la actuación en tu casa?
-Para mí es lo más natural del mundo, tenía que explicarle a mis amigos que en casa era así, estaban compenetrados en una escena a los gritos, no es que estaban locos, era el guion. (Risas). Mis papás siempre que podían me llevaban a sus trabajos, sentí siempre el escenario y las cámaras como un lugar cálido, blandito y gentil, parecido a un segundo hogar. No me es difícil habitarlo y me siento cómoda. Aparte siempre te cruzás con la misma gente, de ahí eso de que el espectáculo es una gran familia. Realmente es así. Me crié con ellos, conozco muchos actores, actrices, directores desde que soy bebé. Mi padrino es Diego Topa, se conocen con mi mamá desde chicos, salían a repartir fotos juntos por las productoras para ver si los llamaban, así que es una toda una vida, lo adoro, le digo tío, es mi familia.
-¿Qué cuestiones te resultan más atractivas de este oficio?
-Poder meterme en el cuerpo de muchas personas diferentes es como poder vivir muchas vidas distintas, es puro juego y muy liberador dejar de ser por un rato uno mismo, experimentar otras situaciones, tener otra historia. Aparte está la cuestión de comunicar con el arte, creo que es una manera poderosa de comunicar algo, veo artistas que no se dan cuenta de eso, es una herramienta maravillosa y por eso me interesa el cine, las historias serias, por ahí más hondas, creo que permiten esto, de modificar algo en el público, movilizar, transmitir.
Sonríe y libera una carcajada al final de cada frase, como acariciando lo que acaba de decir. Sorprende su madurez para la edad y lo plantada que está en un ambiente que tiene sus aristas.
-¿No te asusta la fama? ¿Cómo viviste la de tus padres?
-Sé que es parte de todo esto, crecí con la situación de que pararan a mamá y a papá por la calle para pedirle una foto y está bien, depende cómo lo pedís. Es parte de que los personajes lleguen a la gente, tienen tu cara y tu cuerpo, para la gente sos vos. No tengo ganas de ser famosa en sí mismo, quisiera actuar y comunicar con las historias, mi granito de arena para cambiar positivamente al mundo.
-¿Cómo fue la experiencia de filmar con mamá Bruja?
-Buenísimo, porque primero, el vínculo madre e hija estaba logrado (risas) y a mi personaje le pasaba de todo, tenía mucha transformación, eso siempre es interesante. Todas las veces que hice cine amé la cámara, aunque después verse en la pantalla gigante no es fácil, me encanta el lenguaje, el soporte, me sentí comodísima.
-¿Cuáles son tus sueños por cumplir?
-Escribir algún día una película, producirla, actuarla y dirigirla. Probablemente de terror, que es un género que me encanta. Ese terror psicológico, tipo David Lynch. Viajar mucho, quiero conocer India, África, China... me encantaría hacer una película en otro idioma, hablo bien inglés porque fui a un colegio bilingüe muchos años, conocer gente diferente, hacer amigos en otras partes del mundo...
-¿Qué actores te gustan?
-Los clásicos, Leonardo Di Caprio, Johnny Depp y mis papás, obvio, en el mismo nivel. (Risas). Aunque soy muy crítica también, me encanta lo que hacen siempre, aunque a veces me cuesta separar el personaje de quienes son.
-¿Viste Matate amor?
-¡Sí! Me impactó porque ahí no me pasó eso, el personaje en ese momento no era mi mamá y me llegó mucho la obra. Me dieron ganas de hacer un unipersonal. El texto es muy intenso y cuando la vi después debajo del escenario no me salían las palabras. Creo que tartamudeé un rato, me encantó.
-Tu papá dijo hace poco en el programa de Mirtha Legrand que lo conmovía ver a tu mamá actuar.
-¿A quién no? Es tremenda, por supuesto que sí.
-¿Cómo viviste vos la separación?
-Nos caímos y nos levantamos los tres. El momento es fuerte como para cualquiera. Después te acomodás, yo tenía diez años. Somos una familia hermosa, nos queremos, siempre vamos a ser unidos. Nos llevamos re bien. Agradezco tenerlos y cómo me criaron, con mucha independencia y libertad. Cuando era chiquita, si me caía me dejaban que me levante sola, toda una metáfora de otras caídas y del respeto por el aprendizaje del otro.
-¿Les pedís consejos?
-Obvio, siempre me dejaron que investigue sola, yo lo pedí mucho también, pero si me acompañan, sé que puedo recurrir a ellos. Si estoy trabada con una escena voy con papá y la leemos juntos, me dice cómo la ve y me pregunta qué me parece a mí, confían en mi criterio. Yo me exijo el triple para hacer un camino propio y ellos lo saben, lo respetan y lo valoran.
-¿Cómo ves lo que está pasando con las mujeres hoy?
-Con entusiasmo, lo celebro, lo apoyo, soy parte. Me parece clave que finalmente se apruebe la legalización del aborto , que se siga luchando para que nuestra existencia sea más justa. El pañuelo verde simboliza tantísimas otras cuestiones injustas que tienen que ser modificadas. Soy rebelde por naturaleza, creo en esta evolución que estamos empujando tanto.
-¿Estás de novia, creés en el amor, la familia, querés algo así algún día?
-Ahora no estoy de novia, no soy de estarlo, ni lo pienso, quizás en el futuro conozco a alguien que me haga pensar en eso. Es que creo que los modelos están cambiando. No creo mucho en la familia ni en la pareja concebida como algo tan opresivo, creo en el amor más libre. Por suerte, voy encontrando gente que piensa como yo.
-La película que se estrenó en el último Bafici habla sobre el descubrimiento del amor y el sexo por parte de dos jóvenes, ¿hablás de todo con tus padres?
-Sí, les cuento mucho y está bueno que así sea, siento que ellos están ahí para mí en todo sentido. La película es muy tierna, tiene una estética increíble, como coloreada. Es de esos regalos que te da la vida haberla hecho.
-¿Quiénes son tus amigos del alma?
-Angelo y Benicio Spinetta son como mis hermanos. Sus papás Nahuel Mutti y Catarina Spinetta trabajaron en un programa de televisión con mis papás hace mil años, se llamaba Calientes, ahí las dos a la vez quedaron embarazadas. Después nos mudamos a Maschwitz y ellos estaban viviendo ahí. Con Ángelo fuimos a la misma sala de jardín de infantes y no nos separamos más. Los amo.
-¿En qué te reconocés parecida a tu mamá, en qué a tu papá y qué es muy diferente y bien propio?
-Tengo carácter fuerte, tengo de dónde heredar ahí. Mucha opción no había. Soy la chica del grupo de varones, aunque tengo amigas mujeres, adoro a mis amigos varones, salgo con ellos, me cuidan. En eso me parezco a mi mamá. En la forma de hacer de la amistad un culto y a mí papá en lo pasional, con él nada es medias tintas, es todo o nada. Y yo creo que soy también en parte diferente a ellos, tengo otros códigos, tuve otra crianza, siento que nuestras generaciones son mucho más libres.
-¿Qué lees?
-No tanto como me gustaría, desde William Shakespeare a Harry Potter, Brian Wase y lo que me regala mi mamá, que lee un montón.
-¿Qué dicen ellos de tu trabajo?
-Soy su hija, que "soy la mejor". Me dicen cosas lindas y también que tengo que ponerle la actuación que le pongo a mi cara, a mi cuerpo, me gusta jugar con las expresiones, se me puede ver en los ojos todo lo que pienso y se ve que a veces exagero. (Risas)
-¿Qué estás preparando?
-Se viene el Microteatro. Me va a dirigir Leticia Brédice, con quien nos conocimos en Bruja y nos hicimos re amigas. Nos llevamos bárbaro y estoy super entusiasmada con el proyecto. En principio la obra se va a llamar Agua, es una historia de amor y yo hago de hombre. Un desafío total. Estoy dispuesta a tomar todas las oportunidades, foguearme, tratar de pisar firme, construir un camino mío, tratar de que todo lo que haga valga la pena. Quiero que me reconozcan por lo que soy y no por lo que son mis papás, si ellos no fueran actores yo sería actriz igual.
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