Milk: vida y muerte de un activista polémico
El film, que se estrenará el jueves, reconstruye la breve pero influyente carrera de uno de los primeros funcionarios abiertamente homosexuales de su país
LOS ANGELES ( The New York Times ).- Una mañana de 1978, un furioso Dan White, político de San Francisco, se coló a través de una ventana en la municipalidad de esa ciudad californiana y asesinó al intendente, George Moscone, y a un adversario suyo en el consejo de supervisores abiertamente homosexual, llamado Harvey Milk. Fue un momento de fractura social en los Estados Unidos en una época oscura en su historia, cuyos recuerdos probablemente marcarán la próxima ceremonia de los Oscar. Para los premios que se entregarán el próximo 22 son candidatos tanto Sean Penn, como Milk, como Josh Brolin, quien interpreta a su asesino, Dan White (la tercera nominación, a mejor guión adaptado para Dustin Lance Black, se llevó el fin de semana el premio del sindicato de guionistas).
El puntilloso retrato de Penn del político -un hombre ambicioso y algo incómodo en su piel que, sin embargo, supo ser inolvidable para quien lo conoció- comenzó a recibir elogios mucho antes de que Milk se estrenara en los cines de su país. "La interpretación de Sean es hermosamente certera", exclama Cleve Jones, un amigo de Milk cuyo papel asume en la película Emile Hirsch.
Pero a pesar de los elogios a sus interpretaciones, el mayor desafío para los responsables del film fue acercar el mundo en el que Harvey Milk vivía a los espectadores de hoy, que pueden llegar a verlo como algo muy distante a su experiencia (por no mencionar a las audiencias del resto del mundo).
Sólo nueve días antes de los asesinatos que se muestran en Milk , el reverendo Jim Jones, cuyo Templo del Pueblo tenía considerable influencia en la política californiana, orquestó la muerte de más de 900 seguidores en Jonestown, Guyana. Mientras tanto, no lejos de allí, Patricia Hearst, la heredera del imperio periodístico, estaba detenida en una cárcel por robar un banco junto al Ejército de Liberación Simbionés, que la había secuestrado previamente.
"Siento que es un flashback a lo que pasó antes del estreno de Secreto en la montaña ", responde James Schamus, ejecutivo del estudio Focus Film, responsable de Milk y también productor de la película que consagró a Heath Ledger, cuando se le pregunta por la universalidad de la lucha de Harvey Milk. "El solía decir: «Estamos luchando por los derechos de todos», y ahí residía su genio."
Pero si los vaqueros de Ang Lee eran circunspectos en su romance, no había nada tímido en la vida de Milk, que insistía a quien quisiera oírlo que los homosexuales debían declararse públicamente como tales en una época en la que vivir abiertamente su sexualidad estaba confinado a San Francisco y unas pocas comunas afines.
La batalla política más grande de Milk fue su exitosa crusada para derrotar una iniciativa legislativa que hubiese prohibido que maestros homosexuales enseñaran en las escuelas públicas de California. La más sucia, aquella en la que impidió que White, su rival en el cuerpo legislativo de la ciudad, fuera reelegido para un puesto al que había renunciado un par de semanas antes, escaramuza política que terminó por cimentar su destino. (White usaría lo que terminó llamándose "la defensa Twinkie", por una popular marca de golosinas norteamericanas, citando su consumo obsesivo de comida chatarra como señal inequívoca de su incapacidad; fue encontrado culpable de un cargo menor, lo que a su vez propició una serie de revueltas callejeras).
Mundo complejo
De acuerdo con los productores del film, muchas de las complejidades políticas del mundo de Milk fueron simplificadas en el guión de la película. Aunque el Templo del Pueblo del reverendo Jones había apoyado públicamente al político, el primero desapareció del film. "Nos hubiera llevado demasiado tiempo explicarle a la gente quién fue Jim Jones", dice el productor Dan Jinks. Lo que quedó, explica, es la historia de un tipo común y corriente que había decidido cambiar las cosas (antes de su incursión política, Milk tenía un negocio de cámaras fotográficas).
No es Milk , sin embargo, la primera película en descubrir el interés por su historia: The Times of Harvey Milk , el documental de Rob Epstein, ganó el Oscar en 1985, mientras que Execution of Justice (que cada tanto se emite en el cable local) fue una reconstrucción de los asesinatos.
La película de Gus Van Sant fue posible después de que él y otros dos reconocidos directores, Bryan Singer y Oliver Stone, lucharan durante dos décadas por encontrar un largometraje filmable en la vida del político asesinado.
Dustin Lance Black, director además de guionista, decidió abandonar todos los esfuerzos previos y escribir un guión original a través de los recuerdos de quienes lo conocieron. Uno de estos amigos de Milk, Cleve Jones, le acercó el guión a Gus Van Sant, que revela que aceptó porque el guión de Black había logrado confinar la acción a esos turbulentos días previos a la muerte de Milk. "Tomó decisiones", explicó. Pronto se le unió Penn y el estudio que realizaría el film, por unos modestos 20 millones de dólares.
Pero a pesar de su pequeña escala, Milk pronto adquirió proporciones épicas, a medida que buena parte de la ciudad de San Francisco se involucró en hacer más fidedigno el retrato de una de las páginas más violentas de su historia.
La moraleja de todo esto, explica Van Sant, es política. "Es una ilustración de cómo, desde abajo, se puede lograr cambiar las cosas." Otros, sin embargo, creen que el director encontró el corazón del personaje. "No era la Madre Teresa -confiesa Tom Ammiano, uno de los concejales que compartieron sesiones con Milk- simplemente era un hombre que sabía cómo conectarse con los demás."