Adiós a Max Von Sydow, el actor inmortal que supo jugar al ajedrez con la Muerte
Pocos en el cine, como él, hicieron tantas veces de nazi o hechicero. Casi ningún otro pudo recorrer todo el arco voltaico del complejo mundo del cine, desde la labor más encumbrada del cine de autor hasta el entretenimiento hollywoodense. Porque esa carrera sólo fue posible en el perfil desgarbado, de aire sereno y mirada profunda, de Max von Sydow, que murió ayer, a los 90 años.
El gran actor sueco jugó la partida de ajedrez más larga de la historia del cine con setenta años en la industria, desde que Alf Sjöberg lo convocara en 1949 para un primer papel en los míticos estudios de Svensk Filmindustri. De la mano del mismo director, rodó su segundo rol para el cine en uno de los grandes clásicos del cine de su país, La señorita Julia, sobre la obra de Strindberg. Faltaba solo un lustro para que su camino se cruzara con el de Ingmar Bergman y su gallardo caballero medieval Antonious Block desafiara a la muerte frente al tablero de ajedrez como síntesis de una vida que se desperdicia ante el silencio de Dios en El séptimo sello. Esa película lo hizo famoso mundialmente, lo inmortalizó en una de las escenas más memorables de una de las películas clave de la historia del cine y le permitió establecer una férrea alianza profesional con el director sueco más renombrado de todos los tiempos.
Con Bergman también filmó Cuando huye el día, Tres almas desnudas, El mago, La fuente de la doncella, Detrás de un vidrio oscuro, Luz de invierno, La hora del lobo, Vergüenza, La pasión de Anna, El toque, algunos tempranos trabajos para TV e incluso dos escritos por Bergman pero no dirigidos por él: Encuentros privados, que dirigió Liv Ullmann, y Con las mejores intenciones, que contó con la mano de Bille August en 1992. Pero, en rigor, poco después de filmar Luz de invierno, en 1963, Von Sydow aceptó su primer papel en Hollywood interpretando a Jesús en La más grande historia jamás contada.
Se convirtió en uno de los actores de referencia de la Meca del cine, lo que significó que se mudara con su familia a Los Angeles y desde allí continuó una carrera en la que alternó los nombres de Bergman y Jan Troell con éxitos del cine norteamericano como La carta del Kremlin, de John Huston, o Los tres días del cóndor, de Sydney Pollack. Pero entre ambas concretará otro de sus grandes papeles, el rol del padre Merrin en El exorcista, de William Friedkin, por la que estuvo nominado al Globo de Oro como mejor actor de reparto. Luego vendrá un paso por el cine italiano en films de Alberto Lattuada, Francesco Rosi, Mauro Bolognini y singularmente El desierto de los tártaros, de Valerio Zurlini, donde compuso al Capitán Ortiz, personaje fundamental en la novela de Dino Buzzati.
Pero junto a las películas de cine de arte europeo y aquellas bélicas producidas por Hollywood, Von Sydow comenzará a delinear un perfil que lo hará popular entre los espectadores jóvenes hasta el día de hoy. Seguramente todo comenzó con Un nuevo amanecer (The Ultimate Warrior, de Robert Clouse, 1975), donde, compartió cartel con Yul Brinner en un film ambientado en una futurista Nueva York en un lejano 2012, devastada por un virus y por la tragedia nuclear que enfrenta a dos clanes; pero principalmente por su emperador Ming en la Flash Gordon que pasó a la historia con su universo pop y música de Queen.
A partir de allí, Von Sydow se volvería un rostro común también para los amantes de la ciencia-ficción donde participará en films icónicos como Conan, el bárbaro; El túnel de las pesadillas, Duna y Minority Report: Sentencia previa, de Steven Spielberg, hasta su aparición como Lor San Tekka en Star Wars: el despertar de la fuerza en 2015. Entre tanto, el actor que había rechazado un temprano ofrecimiento para participar en El satánico Dr. No, asumiría finalmente el rol del villano Blofeld en Nunca digas nunca jamás, el último Bond encarnado por Sean Connery. En paralelo, Von Sydow siguió trabajando en el cine de autor colaborando con Woody Allen en Hannah y sus hermanas y, singularmente, en Pelle el conquistador, que ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera y le brindó su primera nominación al Oscar como Mejor Actor. La Academia volvió a nominarlo por su trabajo en Tan fuerte y tan cerca, aunque omitió el error –hoy insalvable- del premio a la trayectoria que ya por entonces merecía.
Sí, en cambio, recibió el premio a la trayectoria en el Festival de Cine de San Sebastián en 2006 de manos de Leonardo Sbaraglia, quien compartió el set con el legendario actor sueco en la producción española Intacto, de Juan Carlos Fresnadillo, "Para mí es un placer poder compartir con todos ustedes el afecto que le tengo a este amigo lleno de generosidad y de humanidad", señaló entonces para luego leer en el escenario del Kursaal la impactante trayectoria de Von Sydow y salirse de libreto para destacar que: "Pelle el conquistador, para mí, es uno de sus trabajos más conmovedores, lo más conmovedor que uno puede ver en un actor".
En diálogo con LA NACION, Sbaraglia recuerda su encuentro en el set hace casi veinte años atrás: "Había visto sus tremendamente humanas personificaciones a lo largo de mi vida, y estábamos todos muy expectantes y nerviosos, esperándolo. Él venía a rodar solo una semana. Y apenas llegó nos encontramos con un ser humano completamente sencillo y con los pies en la tierra. Una de las primeras cosas que hizo, en el primer día de rodaje, nos pidió a todos la dirección postal para poder estar en contacto, eso fue un detalle interesantísimo", confirma del otro lado del teléfono no sin un dejo de emoción, y agrega: "Luego, en una de las escenas tenía que estar apuntándolo con un revólver mucho tiempo, era muy muy alto, me llevaría dos cabezas y la verdad, estaba nervioso de estar apuntando a la cara tanto tiempo a Max von Sydow y me transpiraba la mano y él me empezó a preguntar del Festival de Cine en la Argentina. Estas anécdotas te hacían sentir la cercanía", añade. Al recordársele esos días en el escenario de San Sebastián, Sbaraglia confirma: "Compartimos toda una tarde y algunas cenas y otra vez, él siempre mostró ser un individuo de una sensibilidad y una humanidad hermosas. Casi hacemos un trabajo juntos acá, de padre e hijo, no sé que padre e hijo hubiésemos hecho él hablando en sueco. Finalmente no se dio por esas cosas que tiene el cine, pero por una razón u otra siempre estuvimos en contacto. Espero poder transmitir en estas palabras junto con mi despedida toda su grandeza", concluyó.
Nacido en Lund, en el seno de una aristocrática familia sueca como Carl Adolf von Sydow (cambió su nombre de pila a Max argumentando que el suyo "no era un buen nombre'' tras la Segunda Guerra Mundial), el intérprete afirmó a AP hace unos años sobre sus inicios: "Fui un chico muy tímido. Cuando empecé a actuar en un grupo amateur en la escuela secundaria, aunque no estaba consciente de ello en ese momento, de pronto tuve una herramienta maravillosa en mis manos. Podía expresar toda clase de cosas extrañas que jamás me atreví a expresar antes. Ahora podía hacerlo con el personaje como un escudo, como una defensa, y como una excusa''.
Su encuentro en el teatro municipal de Malmö con Bergman cambiaría su destino y el del cine del siglo XX, y aunque algunos sólo lo referencien por su popular papel de anciano y poderoso Cuervo de Tres Ojos de Game of Thrones, con su muerte acaecida este fin de semana en París, desaparece un rostro fundamental de la historia del cine, y distintivo como aquél que supo desde navegar galaxias lejanas a jugar la partida de ajedrez con la Muerte en un combate mano a mano que, contradictoriamente, lo convirtió en un personaje inmortal.
Cinco de sus films fundamentales
El séptimo sello (1957)
Obra maestra de Ingmar Bergman en la que encarna al caballero medieval que vuelve atormentado de las cruzadas. Icónica labor donde la escena en la que juega al ajedrez con la Muerte es una de las referenciales del cine.
La más grande historia jamás contada (1965)
Su llegada a Hollywood fue con el papel de Jesús en una superproducción que fue un fracaso comercial. Charlton Heston, Martin Landau, Angela Lansbury, Sidney Poitier, Claude Rains, Telly Savalas, John Wayne fueron parte del multitudinario elenco de estrellas
El exorcista (1973)
Su composición del padre Merrin lo llevó a ser un actor de culto como uno de los dos sacerdotes que deben liberar del mal a una niña poseída por el demonio (Linda Blair). Fue su segunda nominación al Globo de Oro, que nunca ganó. El impacto de la película permitió una olvidable secuela en la que también participó.
Pelle, el conquistador (1987)
Padre e hijo emigran a Dinamarca desde Suecia buscando un futuro mejor con los anhelos de llegar a los Estados Unidos. Ante la necesidad de ahorrar buscan trabajo pero sólo consiguen ser explotados. Con este film obtuvo su primera nominación al Oscar como Mejor Actor y con el cual forjó un sólido vínculo con el realizador Bille August.
Encuentros privados (1996)
Sobre guión de Bergman, el film narra la relación de una mujer con un estudiante de teología compañero de su esposo en 1925. Desesperada, acude a Jacob, el cura que le dio la confirmación. Uno de los grandes trabajos de Von Sydow, aquí con dirección de Liv Ullmann.
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