Marlon Brando: curiosidades, anécdotas y polémicas del hombre detrás del gran actor
Un breve repaso por la vida del prestigioso intérprete, en el día en que cumpliría 97 años
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Marlon Brando cumpliría hoy 97 años. El que llegó a ser considerado por la revista Time como el “mejor actor del siglo” murió en el año 2004. A sus espaldas dejó un legado inconmensurable, no solo por su manera de comprender la actuación sino también por una vida profesional y personal al borde de la leyenda. Por ese motivo, repasamos algunas de las muchas curiosidades que rodearon la vida del mítico artista.
Su paso por una academia militar
En su adultez, Brando era famoso por sus bromas pesadas en los rodajes, y su naturaleza esencialmente rebelde. Y según contó en varias oportunidades, sus problemas de comportamiento lo acompañan desde su infancia. Luego de varios episodios menores, fue expulsado del secundario luego de que lo descubrieran andando en moto por el pasillo del colegio. Convencido de que así corregiría su carácter, su padre lo envío a una academia militar en Minnesota. Pero allí, el joven Marlon no tuvo mejor idea que trepar al campanario del instituto, robarse el badajo, llevárselo a las afueras del lugar y prenderlo fuego. El remate del asunto es que fue él mismo quien denunció el ataque a la campana, y encabezó un grupo de investigación para descubrir al responsable del hecho. Por supuesto que las autoridades nunca descubrieron que tenían al responsable del acto vandálico delante de sus narices, aunque eventualmente lo expulsaron por otras infracciones menores.
El día en el que conoció a Tennessee Williams
Un tranvía llamado deseo es un momento clave en su vida actoral. Bueno, en realidad dos momentos clave, porque no solo la hizo en cine, sino también en teatro. Y la manera en la que Brando llegó a ese título esconde una notable anécdota. El actor estaba citado para el casting de esa pieza y, unos días antes, mientras trabajaba como electricista, le tocó arreglar unos fusibles en la casa de Tennessee Williams. En ese momento ambos se conocieron, y cuando pocos días después el dramaturgo lo volvió a ver en el casting, aseguró que la de Marlon fue “la lectura de guion más magnífica” que vio en su vida.
Un Oscar robado (y otro rechazado)
Brando tuvo con los premios Oscar una relación agridulce: hubo un reconocimiento que él abrazó, pero otro al que le dio la espalda. Su protagónico en Nido de ratas fue ampliamente ovacionado, y le supuso un reconocimiento masivo en términos de prestigio y popularidad. Era el año 1954, y con ese título se convertía en una de las caras más importantes de la industria, un artista que escapaba del concepto de interpretación habitual para el Hollywood clásico, y se animaba a componer personajes rotos, al borde del abismo. El broche de oro por ese trabajo, fue la victoria en los premios Oscar en el rubro mejor actor.
Algunas décadas más tarde, su relación con la Academia se había deteriorado. En 1973 él ganó otra estatuilla por su labor en El padrino, aunque prefirió no asistir a la ceremonia. En su lugar envió a Sacheen Littlefeather, una nativa americana que subió al estrado en nombre del actor, rechazó la estatuilla y criticó duramente a Hollywood por cómo solían representar a su pueblo (una causa que Brando militaba activamente). Ese instante quedó instantáneamente asociado a uno de los momentos más incómodos en la historia de los Oscar.
Por cierto, cuando en 1994 Brando organizó una subasta de objetos personales, descubrió que la estatuilla obtenida por Nido de ratas le había sido sustraída. De ese modo, llegó a sus últimos días sin ningún Oscar en su poder.
Un estafador
Es interesante descubrir el modo en el que Brando se percibía a sí mismo. En una oportunidad, reconoció cuál hubiera sido su vocación de no haberse encontrado con la actuación: “Si no hubiera tenido la suerte de ser actor, no estoy muy seguro sobre cuál hubiera sido mi oficio. Asumo que probablemente me hubiera convertido en un estafador. Un buen estafador se la pasa mintiendo, y es alguien que expresa pensamientos e ideas que no tienen nada que ver con lo que realmente siente”.
Más de tres millones de dólares por 12 días de trabajo
A mediados de los setenta, Warner puso en marcha el primer largometraje basado en Superman. Se trataba de una producción millonaria, cuyo objetivo era arrasar con la taquilla global. Por ese motivo, se armó un elenco de lujo, en el que Brando debía interpretar a Jor- El, padre kriptoniano del héroe. Su aparición en el film era muy breve, y por ese trabajo cobró dos millones doscientos mil dólares. Con las ganancias que dio el film luego de su estreno, esa suma aumentó a tres millones setecientos mil; una cifra notable teniendo en cuenta que solo necesitó dedicarle al proyecto doce días de rodaje.
Durante la filmación, Brando hizo una de sus extravagantes sugerencias que solían ponerle los pelos de punta a los productores. En esa oportunidad, opinó que quizá sería mejor darle solo su voz a Jor- El, y que ese personaje fuera interpretado por una valija o un bagel. Uno de los ejecutivos del film, Ilya Salkind recordó al respecto: “Yo era muy joven en ese momento, y esa idea me puso muy nervioso. Pensé que sencillamente iba a estropearlo todo. ¡No hay forma de mostrar a Jor- El como un bagel!”. Finalmente, el director Richard Donner le aseguró a su estrella que el público no iba a querer ver un bagel en la piel del padre de Superman, y él lo comprendió.
El Padrino, pero con condiciones
Cuando Francis Ford Coppola propuso a Brando como Vito Corleone, desde Paramount hubo un rechazo generalizado. Sabían que el actor era conflictivo, que solía gastarle bromas pesadas a todo el mundo y que su actitud podía complicar el clima de rodaje. Coppola insistió y finalmente convenció a los ejecutivos de convocarlo, pero para eso hubo tres condiciones innegociables. Primero, que su sueldo iba a estar muy por debajo de las abultadas cifras que pretendía cobrar; segundo, que cualquier tipo de demora en la filmación producida por él sería costeada de su propio bolsillo; y tercero, que debía enviar una grabación casera a modo de casting para que la evaluaran todos los productores del film. Como es sabido, Brando finalmente se quedó con el papel y logró la actuación más simbólica de su carrera.
Otro cameo que pudo ser millonario
Varios años después de su aparición en Superman, Brando recibió otra oferta que no pudo rechazar. En el film Una película de miedo 2 lo convocaron para integrar un segmento que parodiaba a El exorcista, y por ese pequeño papel iba a recibir dos millones de dólares. Pero poco antes de filmar, fue internado con un cuadro de neumonía y no pudo participar de la comedia. Fue reemplazado por James Woods, cuyo salario se encontró muy por debajo del que iba a recibir la veterana estrella.
Su amistad con Michael Jackson
Durante muchos años, Brando mantuvo con el rey del pop una amistad muy profunda. Ambos hablaban seguido, y con el tiempo el vínculo se afianzó. Durante su vejez, Marlon solía instalarse en el conocido rancho Neverland durante meses. El hijo del actor, Miko, incluso llegó a trabajar para Jackson durante años, como uno de sus guardaespaldas de confianza.
Las clases magistrales
Las excentricidades que caracterizaron la vida de Brando se trasladaban a sus clases de actuación. Estrellas como Sean Penn o Robin Williams eran algunos de los alumnos que se sorprendían con los inesperados métodos de su maestro. En un seminario de diez encuentros titulado “Mentir para vivir”, le exigió a sus estudiantes que improvisaran sus diálogos junto a personas que él elegía en la calle por azar. Y aunque sus lecciones no eran las habituales, otro de sus estudiantes, Edward James Olmos, aseguró que esas clases eran tan serias “como un ataque al corazón”.
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