Maribel Verdú: "Vivimos un tiempo realmente desfavorable para la mujer"
A Maribel Verdú le tocó en los últimos años más de una vez protagonizar en el cine historias de ficción en las que su personaje está en pareja con un argentino. Así le ocurrió con Joaquín Furriel en El faro de las orcas y con Diego Peretti en Sin hijos, dos películas filmadas en nuestro país y que ayudaron a consolidar todavía más a Verdú como una de las actrices hispanas más apreciadas y reconocidas en nuestro medio.
Ahora acaba de sumarse a esta tendencia la última película de Verdú, en este caso rodada en España. En Sin filtros, que llegará a los cines argentinos este jueves, su pareja es el actor y dramaturgo Rafael Spregelburd, cuya presencia en la pantalla grande es cada vez más frecuente.
"Cada vez que he trabajado con actores argentinos que fueron mis parejas en la ficción la complicidad ha sido fantástica, maravillosa. Y en el caso de Rafa, como en el de Joaquín, nos hemos hecho muy amigos. Estamos en permanente contacto. Rafael es un gran hombre de teatro y sobre todo un señor cultísimo, y los dos entendemos este oficio de la misma manera. Es muy feliz saber que al concluir un trabajo comienza una amistad", cuenta Verdú desde el otro lado del teléfono, desde su Madrid natal.
La película es una remake de un exitoso film chileno de 2016 y surgió, según relata Verdú, de la estrecha amistad entre el director de la versión original trasandina, Nicolás López, y Santiago Segura, el popular comediante y director español que también es un viejo conocido del público argentino. Segura se entusiasmó, adquirió los derechos y convirtió a Sin filtros (que en España se estrenó con el título de Sin rodeos) en su regreso a la dirección tras la experiencia de los films de Torrente.
Segura y Verdú trasladan a España las desventuras de Paz, una mujer a punto de llegar a los cuarenta años que en apariencia tiene todo bajo control hasta que una sucesión de peripecias conyugales, laborales y afectivas sucesivas la pone al borde de un ataque de nervios. Todo le sale mal hasta que recurre a un estrafalario sanador y la pócima que le recomienda cambia su perspectiva de la vida. Empieza allí a tratar a todos sin filtro. "La película habla de todo lo que le cuesta a una mujer de determinada edad haber llegado a cierto lugar y ver cómo, por ejemplo, alguien más joven y superambicioso le quite lo que tiene solo porque acumula más likes en las redes sociales. A la pobre Paz todo se le pone en contra".
-Se dijo mucho en España que esta es una película feminista. Pero que se impuso entre el público sobre todo por su carácter genuino de comedia.
-Lo importante en este caso es reconocer que estamos ante una comedia que no es hueca y tiene su trasfondo. Y que nos estamos riendo de algo que tiene detrás su valor. Lo que vive Paz es la muestra de un tiempo que es realmente desfavorable para la mujer.
-Y que en el caso de tu personaje vuelve a darle la razón al que afirma que comedia equivale a tragedia más tiempo.
-Totalmente. Ella no es la que hace reír, sino las situaciones a las que se enfrenta. Lo que nos hace reír son las cosas que le pasan y lo que hacen con ella los demás. Lo único que hace la pobre Paz es sufrir.
-Una de las razones de ese sufrimiento es el conflicto entre Paz y el nuevo mundo digital. ¿Te sentís parte de ese universo o seguís siendo analógica?
-Hay que adaptarse siempre al tiempo en que vivimos. Me gustaría seguir siendo analógica, pero la realidad no te lo permite. Y con este mundo digital me llevo relativamente bien. No tengo ni Facebook ni Twitter, pero sí Instagram. Y me gusta. Lo uso a diario. Pongo mis fotos, mis rodajes, mis viajes, y comparto todo eso con la gente. También las injusticias que quiero denunciar. Es una voz que alzas hacia los demás y si a alguien no le gusta pues que deje de seguirme, como pasa con un programa de tele. Cambias de canal y listo. Tampoco uso ordenador. Yo trabajo con mi tablet para leer mis guiones, ver mis series. Y con mi teléfono móvil.
-Te está yendo de maravillas en este momento con las comedias.
-Me fascina el género, pero es algo que ocurre por temporadas, no para siempre. Yo he sido siempre más actriz de teatro, pero ahora me toca estrenar luego de esta película otras dos comedias muy divertidas, Ola de crímenes y Superlópez. Pero estoy por salir hacia Bilbao para filmar una que no es comedia. Y luego me toca un thriller.
-¿Cómo vivís este momento tan agitado de la política española?
-Me imagino que esta situación a ustedes, los argentinos, no les debe llamar mucho la atención, porque están acostumbrados a la política como montaña rusa. No recuerdo cosa igual en toda la historia española, que un gobierno se haya acabado en 48 horas. Ahora vivo este cambio de un modo esperanzador. No sé cuánto durará el gobierno de Pedro Sánchez, pero hay que renovarse o morir. Era necesario.
-¿Cuándo te veremos de nuevo por aquí?
-No lo sé. Me hubiese gustado acompañar este estreno, pero debo estar filmando en Bilbao. Amo a la Argentina y siento que ese amor es recíproco. Tengo el año que viene un proyecto con un director argentino, pero que se rodaría aquí en España. Como verás, de uno u otro modo el vínculo se mantiene.
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