Maria Schneider y El último tango en París: la escena humillante que no estaba en el guion, el vínculo con Brando y la censura
Una nueva película, dirigida por Jessica Palud, retrata el trasfondo del rodaje del clásico film erótico de Bertolucci desde la perspectiva de quien fue su protagonista femenina, Maria Schneider
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Jessica Palud tenía apenas 19 años cuando consiguió el trabajo como asistente de dirección en Los soñadores, la película de Bernardo Bertolucci. Pero su mente no podía dejar de pensar en otra película del premiado cineasta italiano: El último tango en París. La joven asistente de dirección no podía sacarse de la cabeza algo que no la dejaba dormir: la historia de abuso que había sufrido Maria Schneider en el set de la película con Marlon Brando.
“Fue una de las primeras mujeres en hablar sobre los problemas en el rodaje, pero nadie la escuchó”, dice la cineasta, que estrenó en Cannes una película que retrata la humillación que sufrió la actriz y la marcó de por vida, con una escena en la que su personaje es víctima de una violación anal.
“Cuando me contaron que esa escena no estaba en el guion, estallé furiosa. Tiré todo. Nadie puede forzar a otra persona para hacer algo que no está escrito, pero yo no lo sabía, era muy joven. Me lo dijeron minutos antes de filmarlo. Marlon (Brando) me dijo que no me preocupara, que solo era una película, pero aunque lo que hizo no fue real, yo estaba llorando, me sentía humillada, me sentía violada por él y por Bertolucci. Ninguno de los dos me consoló o pidió disculpas”, relató Schneider en 2007.
Marlon Brando usó manteca como lubricante, sin avisarle a su compañera. El director de El último emperador, Bertolucci, reconoció que la idea de la manteca como lubricante se les ocurrió a los dos mientras desayunaban: “Vimos una baguette con un poco de manteca. Con Marlon nos miramos y, sin decir nada, nos dimos cuenta de lo que íbamos a hacer. Fue horrible lo que hice, porque no le avisé nada a Maria. No quería que actuara, quería que sintiera la furia y la humillación”.
Cuando la confesión de Bertolucci se hizo viral, el cineasta se desdijo explicando que fue un “malentendido ridículo”: “Es falso que no le informamos a Maria de antemano”. “Es un gordo sudoroso y manipulador”, respondió la actriz.
Son los testimonios de ella los que recorren la película que Palud estrenó en el festival de Cannes. “No quise hacer una historia que narrara toda la vida de Maria, solo quise enfocarme en el antes y después de El último tango en París. Mostrar las consecuencias de esa escena. Es una película construida con elipsis, donde experimentamos los momentos más intensos de su vida”.
La elegida para encarnar a Maria Schneider fue Anamaria Vartolomei. “Mi objetivo era mantenerme fiel a la historia que quería contar. Para eso, tenemos que creer en la actriz que interpreta a Maria”.
El último tango en París fue un éxito cuando se estrenó, aunque estuvo rodeada por las controversias. En Italia fue censurada por obscena. “Me hizo enloquecer”, reveló Schneider sobre la recepción que tuvo la película. “No me gustan la insinuación y las imágenes sucias que la gente empezó a tener sobre mí”.
Maria, la película, “es una fábula sobre la inocencia y la falta de poder de una joven con talento que es abusada en nombre del arte”, remarcó la crítica de Variety sobre Maria. “También es un retrato de las consecuencias agonizantes de ese maltrato”. En la vida real, la actriz francesa se hizo adicta a las drogas e intentó suicidarse en varias ocasiones.
Schneider, una vida de dolor y adicciones
El año en el que se estrenó El pasajero, la película de Michaelangelo Antonioni que coprotagonizó junto a Jack Nicholson, Schneider se internó de manera voluntaria en un hospital psiquiátrico de Roma. Ese año, cuando tenía que promocionar su nueva película, Maria Schneider le dio una entrevista al mítico crítico de cine Roger Ebert, en donde habló sobre El último tango en París.
Consultada por el éxito de la polémica película que había encandilado a la crítica, respondió: “Se debe a Brando, es un actor maravilloso con el que pude trabajar cuando todavía estaba empezando mi carrera. Los actores siempre quieren tener ventaja en todas las escenas para salir favorecidos, pero él me dio a mí la ventaja y el material con el que trabajar. Era maravilloso cuando improvisábamos”.
Sobre Bertolucci, en esa misma entrevista, dijo: “Es un gran director. Pero Marlon era el que traía sandwiches y vino para el equipo y se preocupaba de todo; no Bertolucci, el director que se jactaba de ser miembro del Partido Comunista de Italia. Trabajábamos como perros todo el día, más horas de las que correspondía. Dos personas terminaron con úlceras estomacales”. En la película de Palud, Matt Dillon interpreta al actor de Nido de ratas, y Giuseppe Maggio le da vida a Bertolucci.
Cuando la fama llegó para la joven, empezó a presentarse como una sex symbol promiscua. “Decía cosas escandalosas pensando que era divertido. Que salía con hombres, con mujeres… Lo tomé como un chiste. Pero ya no creo que sea gracioso”. Schneider se enamoró de Joan Townsend, la fotógrafa por la que se internó en un hospital psiquiátrico. “Tenía que hacerle compañía”.
Las críticas feministas, divididas por El último tango en París
Para la crítica de cine Pauline Kael, El último tango en París es “una película sobre la cual se seguirá debatiendo mientras exista el cine. Es un avance cinematográfico con una energía hipnótica, erótica y primitiva, comparable con lo que hizo La consagración de la primavera para la música. Altera el rostro de una forma del arte”. Kael no fue la única que celebró El último tango en París. Cineastas como Robert Altman y Martin Scorsese elogiaron la película: “Ver el trabajo de Marlon Brando en esa película es como ver la más pura poesía imaginable”.
Aunque a Maria Schneider se la muestra desnuda en El último Tango en París, no ocurre lo mismo con Brando. “Mostrarlo a él desnudo hubiera sido como mostrarme a mí desnudo”, dijo Bertolucci. La representación del cuerpo femenino fue objeto de controversia para las críticas de cine feministas, cuyas opiniones estuvieron divididas por la película. La Organización Nacional de Mujeres de Nueva York denunció que era una herramienta que promovía la dominación masculina. Algunas críticas señalaron que el relato está narrado desde el punto de vista del hombre, Paul.
Schneider no fue la única que se sintió violada filmando El último tango en París. “Marlon también. El tenía 48 años ¡y era Marlon Brando!”. Terminado el rodaje, Brando no le dirigió la palabra al director durante más de 15 años”. Brando y Schneider mantuvieron la amistad hasta sus últimos días, pero la actriz nunca perdonó al director. “Siento culpa, pero no me arrepiento”, confesó Bertolucci luego de la muerte de Schneider, en 2011″.
A pesar de todas las controversias, El último tango en París recibió 2 nominaciones al Oscar: una para el director, Bertolucci, y otra para Brando. Maria Schneider quedó desplazada de los premios y reconocimientos. Su historia resurgió en 2007 y volvió a ser el foco de atención una década más tarde cuando el movimiento Me Too empezó a destapar la institucionalización de los abusos en la industria del cine.
Cuando Maria Schneider filmó El último tango en París tenía la misma edad que Palud cuando trabajó en Los soñadores: 19 años. Esta es la primera vez que el cine representa la historia de Maria, más que un sueño, una pesadilla.
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