Mar del Plata, una ciudad casi ajena al Festival de Cine que está por comenzar
No hubo en las horas previas a la ceremonia de apertura signos o preparativos asociados a la significativa fecha que celebra la muestra este año: se cumplen 70 años desde que se realizó la primera edición
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MAR DEL PLATA.- En las horas previas a la ceremonia inaugural, casi no hay indicios o señales a la vista del significado que tiene para esta ciudad este año la puesta en marcha del único festival de cine clase A de nuestro país. Sobrarían razones para activar y movilizar la creatividad a partir de una simple mención cronológica: hace 70 años se celebraba en Mar del Plata la primera muestra de una larga historia en la que desfilaron estrellas y títulos del cine de todos los tiempos.
Pero esta muestra, que en rigor cumple en 2024 nada más que 39 ediciones por una serie interminable de parálisis, cierres y reinvenciones, pasa todavía inadvertida para los marplatenses, ajenos en la tarde nublada, ventosa y de temperaturas cambiantes de este jueves a los preparativos del encuentro.
A ese distanciamiento contribuye ciertamente el perfil de una edición austera que eligió respaldarse en las películas y en la necesidad de preservar una marca en vez de llamar la atención con nombres fulgurantes, aquellos que en otras ocasiones caminaron la alfombra roja y hoy brillan por su ausencia.
A excepción del director canadiense Jason Reitman, una figura reconocida por el mundo cinéfilo y con peso propio en la industria de Hollywood, aunque inadvertida seguramente para el gran público, y alguna otra estrella femenina, esa misma alfombra (preparada con sencillez, sin llamar la atención en la explanada que separa al edificio del Hotel Provincial de su gemelo, donde funciona el Casino Central) se adapta al conjunto. El Festival todavía está dormido y se pondrá en marcha de verdad en la mañana de este sábado.
A las primeras funciones oficiales se sumará el comienzo de las actividades de Contracampo, el espacio alternativo y crítico de las políticas culturales del Gobierno que en la víspera de su presentación en sociedad sólo se hacía notar a través del afiche colocado en la puerta del céntrico y pequeño teatro Enrique Carreras (Entre Ríos al 1800), donde se realizarán las 32 proyecciones de películas argentinas previstas por sus organizadores.
Este jueves por la tarde el lugar estaba cerrado y sobre la puerta todavía permanecen tres enormes afiches promocionales de sendos espectáculos representados allí a comienzos de este año en la temporada veraniega. Están Rodolfo Ranni, Esther Goris, una compañía de music hall y los humoristas del grupo rosarino Kiene Soneto.
A unas pocas cuadras de allí, en Santiago del Estero al 2000, una casa construida con el estilo arquitectónico tradicional de Mar del Plata (piedra y techo con inclinaciones a diferentes aguas) fue adaptada para transformarse en una bella y cuidada librería, bautizada por sus dueños con el título de El gran pez, aunque sin la intención de homenajear a la clásica película de Tim Burton, aunque todos la asocian con ella. “Quedó el chiste”, señalan.
Por encima de los libros, el local tiene en la planta alta un salón con capacidad para unas 50 personas sentadas y el doble de pie. Allí se harán a partir del sábado encuentros y espacios de debate sobre la actualidad y el futuro del cine argentino a partir de este sábado. Los preparativos comenzarán este viernes con el arribo masivo de los representantes de Contracampo.
Un poco más lejos, en el coqueto barrio residencial de Chauvin, el complejo artístico y escénico de tres plantas que lleva ese mismo nombre, inaugurado en 2022, se anuncia como “punto de encuentro” y promete sumar a su ambientación referencias directas a los 70 años del festival. Desde afuera, lo único que se veía este jueves por la tarde era la cartelera de las próximas actividades, todas ajenas a la muestra cinematográfica a punto de inaugurarse. Solo el complejo Aldrey, el centro comercial levantado en el lugar donde funcionó la antigua terminal de ómnibus, deja a la vista con la suficiente anticipación que será una de las sedes del festival en sus salas de cine. Allí se colocó en un lugar próximo a las boleterías un banner con la programación completa.
Tal vez contribuya a esta falta de visibilidad en las horas previas, junto con la ausencia este año de invitados con nombre propio y reconocido de inmediato por el público, de la ausencia de movimiento relacionado con el festival. No hay un espacio identificado con la muestra ubicado en algún lugar estratégico dentro del cual puedan converger profesionales, invitados y medios acreditados, ya que este año casi todo fuera de las películas funciona de manera virtual y no hay a la vista presentaciones o actos. En la intención de los organizadores parece afirmarse la idea de que las películas (empezando por la laureada Emilia Pérez en la apertura) hablan por sí solas. Por ahora están rodeadas de silencio en la escenografía marplatense esperando el momento de cada proyección. El clima previo al comienzo del Festival de Cine número 70 de la historia en la Ciudad Feliz es propio de un momento de temporada baja. Veremos qué pasa cuando se ponga en marcha.
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