Mannequin: un galán arrepentido y por qué el personaje de Kim Cattrall llevó a un hombre varias veces a la cárcel
Contra todos los pronósticos, la historia de un maniquí que cobra vida por amor se convirtió en una referencia obligada de los 80
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Cuando se publicaron en los diarios de la época las primeras críticas de Mannequin, ni el integrante más entusiasta del equipo imaginó que se convertiría en un éxito comercial y, sobre todo, en un clásico del cine de los 80. “Esta película es una verdadera curiosidad”, escribió el célebre ganador del Pulitzer Roger Ebert. “Mannequin está muerta. El velorio dura una hora y media, y luego podemos salir del cine”, completó. “Mannequin es una película hecha por, para y acerca de tontos”, afirmó por su lado Rita Kempley en el Washington Post. Hasta Andrew McCarthy, su protagonista, quiso bajarse del proyecto poco antes del inicio de la filmación.
Contra todos los pronósticos, Mannequin -que se estrenó el 13 de febrero de 1987 en los Estados Unidos- fue un éxito de taquilla: con un presupuesto de ocho millones de dólares, recaudó más de 42 millones. Y su historia, con el paso del tiempo, se convirtió en un recuerdo ineludible para todos los que vivieron los años 80.
Una historia magnética
Dirigida y escrita -junto a Edward Rugoff- por Michael Gottlieb y protagonizada por Andrew McCarthy y Kim Cattrall, Mannequin cuenta la historia de Jonathan Switcher, un artista devenido en trabajador de depósito de una tienda por departamentos de Estados Unidos que se reencuentra con Emmy, un maniquí que cobra vida para ayudarlo a ser el mejor armador de vidrieras. Y se enamora de ella. Todo en la historia es improbable, fantasioso y atrapante: antes de ser maniquí, Emmy fue una antigua princesa egipcia que le pide a los dioses un amor verdadero y no un matrimonio por arreglo; Jonathan se enamora del maniquí que él mismo creó y que se convierte en el refugio de esa diosa del antiguo Egipto; Emmy cobra vida sólo ante la mirada de Jonathan; Jonathan encuentra en Emmy una musa para lograr las mejores vidrieras. Y Emmy y Jonathan se enamoran en medio de una pelea entre dos grandes tiendas que mantiene la tensión a lo largo de la película.
Gottlieb, quien antes de llegar a ser director de cine trabajó en la industria de la moda como fotógrafo y como director comercial, contó que el argumento del film se le ocurrió en 1982 mientras pasaba por la ventana de los grandes almacenes Bergdorf Goodman de Nueva York. Durante un instante creyó haber visto al maniquí moviéndose. Y si bien se dio cuenta de que se trataba de una ilusión causada por la combinación de luces y sombras, empezó a preguntarse qué pasaría si el maniquí realmente cobraba vida.
Además de la inspiración del director, la historia tiene varios antecedentes famosos y conocidos. Por un lado, recuerda al mito griego de Pigmalión y Galatea, la historia de un escultor que se enamora de su creación. Pero, además, y según contó el actor del film G.W. Bailey, también está inspirada en Venus era mujer, una comedia musical de 1948 donde Eddie (Robert Walker), un trabajador de un gran almacén, besa a la estatua de la Venus de Milo (Ava Gardner) deslumbrado por su belleza y ella cobra vida.
Otro punto fundamental del éxito de la historia fue su fórmula implacable, una mezcla de amor, ciencia ficción, fantasía y comedia que no fue azarosa: Mannequin, según recuerda el portal Movie Fone, fue la primera película producida por Joseph Farrell, el gurú de la investigación de mercado de Hollywood. Farrell fue el hombre que perfeccionó el sistema de grupos focales y audiencias de prueba que los estudios de cine luego empezaron a utilizar para hacer sus películas más comerciales.
La historia fue tan impactante para el público que trascendió, según publicó el sitio tvtropes.org, que un investigador de LSD de nombre Jerry Kelly fue arrestado varias veces luego del estreno del film por acariciar y desnudar a las maniquíes de las grandes tiendas departamentales. Cuando le preguntaron cuál era el motivo de esa conducta, respondió que no estaba drogado, que estaba tratando de encontrar un maniquí que cobrara vida como en la película.
La chica del maniquí
El personaje de Emmy lanzó a la fama a una joven Cattrall. Cuando obtuvo el papel, la actriz se comprometió a tal punto con su personaje que pasó seis semanas posando, muy quieta, para la artista Tanya Ragir en Santa Mónica. El resultado fue una colección de seis maniquíes con diferentes expresiones que se usaron a lo largo de la película. Además, la actriz reconoció que trabajó mucho con su cuerpo. “No hay forma de interpretar a un maniquí salvo que te sientes ahí como una tonta. Hice mucho ejercicio porque quería parecerme lo más posible a uno”, explicó.
Además de su interpretación, llamó la atención del público que, en la dupla protagonista, ella sea mayor que su príncipe azul, algo muy poco frecuente para la época. Cuando se rodó el film, Kim Cattrall tenía 30 años y McCarthy 24. Incluso, por la importancia de su personaje y por el trabajo que significó tanto del equipo de dirección como del técnico, que las miradas se hayan centrado en ella la llevaron a sentir que había dejado de ser una joven actriz y se había convertido en una mujer del mundo del espectáculo.
“En lugar de ser la chica, me convertí en una verdadera protagonista. En todas las otras películas en las que trabajé interpreté a la chica, y la trama giraba en torno al chico. Nunca tuve a nadie que hiciera una iluminación especial para mí, o que averiguara qué ropa me quedaba bien o qué ángulos de cámara eran los mejores para mí. En esta película aprendí mucho de esas cosas. Fue como aprender todas las técnicas antiguas de Hollywood. Siempre he sido muy masculina. Me siento genial siendo una chica que viste un vestido”, confesaba la actriz. A pesar del éxito de su personaje, la carrera de Cattrall no despegó hasta que en 1998 audicionó para el papel de Samantha Jones en la icónica serie Sex and the City.
“¿Qué estoy haciendo?”
Andrew McCarthy ya era una cara conocida cuando filmó Mannequin. De hecho, formaba parte del denominado grupo “Brat Pack”, una referencia que englobó a ocho actores jóvenes, atractivos y “malcriados” que en los 80 irrumpieron con fuerza en las producciones de Hollywood. También conoció muy rápido el lado B de la fama: para cuando le tocó interpretar a Jonathan, ya bebía alcohol en exceso casi a diario y se había enganchado con la cocaína. Mannequin llegó de sorpresa a la vida de la estrella juvenil. Originalmente, el personaje principal era un comerciante mayor y solitario, y el actor que Gottlieb tenía en mente era Dudley Moore; cuando Andrew McCarthy se sumó al proyecto, el libro fue modificado para que el protagonista sea un joven artista.
En una entrevista que dio en 2017 al portal AV Club, el actor recordó con ternura la película y contó por qué quiso bajarse del proyecto, pero ya era tarde. “Mannequin sobrevive a todo. De cierta forma es como una cucaracha, pero encantadora, inocente y dulce, y no hay nada cínico en ella. Fue la primera película que me ofrecieron”, repasó McCarthy. Y si bien aclaró que hizo la audición, reveló que justo antes de comenzar el rodaje, volvió a leer el libro. “En ese momento pensé: ‘¿Qué estoy haciendo? Esta es una película sobre un tipo que se enamora de un maniquí'. De inmediato le dije a mi agente que tenía que salir de ahí y él me respondió: ‘Ya leíste el guion. Empezás a filmar el lunes’. La película, finalmente, funcionó muy bien. Es muy dulce en muchos sentidos”, agregó. “Hay algo en la historia que es muy puro. Es encantadora”.
Luego de Mannequin, McCarthy no logró sostener su carrera. Tras años de papeles pequeños y secundarios y una extensa rehabilitación, logró estabilidad detrás de cámara: se convirtió en director y entre sus trabajos más destacados se encuentran varios capítulos de series como Gossip Girl, Orange is the New Black, Halt and Catch Fire, New Amsterdam, Grace and Frankie y Blacklist, donde se reencontró con James Spader. Además, se dedicó a escribir sobre viajes, y sus artículos se pueden leer en revistas como National Geographic Traveler o The Atlantic y diarios como New York Times o The Wall Street Journal. Incluso, la Sociedad de Escritores de Viajes de Estados Unidos lo nombró en 2010 “escritor de viajes del año”.
Bonus Track: una canción imborrable
En la lista de “grandes aciertos” de Mannequin, por último, hay que incluir la banda de sonido. Su canción principal, “Nothing’s Gonna Stop Us Now”, una balada poderosa con aires triunfalistas fue nominada al Óscar a la mejor canción original en la edición de 1988. El éxito del tema, escrito por Albert Hammond y Diane Warren e interpretado por el grupo estadounidense Starship, fue tal que alcanzó el número 1 del Billboard Hot 100 el 4 de abril de 1987 y logró el primer puesto del UK Singles Chart durante cuatro semanas en mayo de 1987. La canción también alcanzó el top 10 en seis países europeos.
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