Simbiosis. Esa es la palabra que mejor define la intensa relación que se estableció entre Agustina Macri y Vera Spinetta desde que rodaron juntas, como directora y protagonista respectivamente, la película Soledad, que llegará a los cines el próximo jueves.
En realidad, ellas mismas confiesan que se trata de una fusión entre tres porque también se funde con ambas el objeto de atención y de devoción que le tienen a María Soledad Rosas, la chica de Barrio Norte que a partir de un disruptivo y abrupto clic en su vida se convirtió en una activista de un grupo anarquista en Italia y de cuya trágica muerte se cumplen veinte años.
Como sus apellidos lo indican, Agustina y Vera, además de defender quiénes son por sí mismas –la primera es socióloga y trabaja en el ámbito audiovisual desde hace años; la segunda es actriz y cantante–, son hijas de personalidades célebres. El padre de Agustina es el presidente de la Nación Mauricio Macri; el de Vera es Luis Alberto Spinetta, uno de los máximos referentes del rock nacional.
Sobre la ópera prima de Macri, protagonizada por Spinetta, y sobre el "peso" de ser hijas de quienes son, transcurre la entrevista que les hice y que se vio de manera integral en el ciclo Hablemos de otra cosa , que emite LN+ , los lunes, a las 23.30.
Escuchá la entrevista completa en formato podcast
A continuación, partes sustanciales de ese encuentro:
–¿Por qué una película sobre María Soledad Rosas?
Agustina Macri: –Es un personaje apasionante, una heroína. Me encantaba la idea de hacer una película sobre una mujer fuerte, que haya seguido sus convicciones hasta las últimas consecuencias. Me gustaba que gran parte de su camino de heroína haya sucedido en Italia. Me parece que Sole se fue de lo linda que era, dice la canción de Los Redondos. Era un personaje que tuvo una voz muy potente y que se merecía llegar a todavía más gente. Y espero que con la peli lo pueda hacer. Para mí fue un viaje mío, personal, reivindicando la elección de ella, descubriéndola y enganchándome. Algo que empezó intuitivamente, lo terminé de abrazar con el paso del tiempo.
–Vera, ¿conocías la historia?
Vera Spinetta: Dos años antes de que me llegara la propuesta del casting la conocí a través de un artículo en Internet al que llegue de casualidad, y me puse a investigar todo lo que había de Sole. Quedé flechada por su historia, y me acuerdo que en ese momento pensé: "¡Qué fuerte poder ser ella un rato!" Lo pensé así, de verdad.
–¿Y cuándo te enteraste del casting?
VS: Interpretar a ella era mi máxima aspiración.
–Soledad parecía una chica clásica de Barrio Norte, de colegio privado, hasta su viaje a Europa pagado por sus padre. ¿Qué pasó luego?
AM: Ya era una chica que no se sentía muy cómoda en su familia, en su colegio, en su hábitat. En Italia encontró su entorno, afín a lo que ella buscaba profundamente. Creo que desde antes tenía esa llama encendida. No se hallaba en la forma que le proponían. Era un poco de otro lugar Sole. Estaba buscando otra cosa.
–¿Cómo traducir un libro periodístico, como el de Martín Caparrós, lleno de datos, a emociones y sentimientos?
AM: El libro fue el disparador. Para mí era una historia en muchos aspectos universal, por la búsqueda del amor, la anarquía, la libertad. Con ese viaje iniciático que todos hicimos alguna vez en nuestra vida. Pero creo que en el trabajo que hicimos juntas la emoción empezó a surgir fuerte. Todo se vuelve más humano cuando empezás a trabajar con los actores. Surge una energía que es maravillosa.
–En Soledad están presentes Eros y Tanathos. Lamentablemente, Tanathos triunfa. Es algo que deja puntos suspensivos, pero también podría sugerir el equívoco de que la elección de Soledad es un camino posible a seguir.
AM: Esto que decís de los puntos suspensivos muestran a alguien que, a través de la muerte, encontró su liberación.
VS: Llegaron a ese punto por la injusticia enorme. Ellos [Soledad y su novio anarquista] quisieron decidir sobre sus propias reglas, cuerpos, vida. Yo, particularmente, al tener que sentir todo eso, lo sentí como algo de la liberación, como una explosión. Para mí, más que idealizarla, buscamos homenajearla, abrazarla. Le damos voz, sobre todo. Ese fue el gran desafío.
–Agustina, ¿quién es Vera?
AM: Creo que no necesita presentación. Ya se lo dije muchas veces: es una artista. Actriz le queda chica. Tiene una voz increíble, es una gran música. Ojalá pueda expresar todo eso que tiene en ella. Es una gran persona, una muy linda madre, y para mí –siempre se lo digo– el corazón de esta película es ella.
–¿En qué búsquedas estás, Vera, superada ya Soledad?
VS: Me estoy tomando mi tiempo, digamos. Estoy haciendo música. Eso me tiene bastante capturada, y también mi hija. Es como un momento más introspectivo ahora.
–La misma propuesta para vos, Vera: ¿te animás a presentar a Agustina Macri?
VS: Agustina es una persona increíble, alguien que me hace sentir un montón de cosas. Es una artista, para mí también, hipertalentosa, cuidadosa, generosa. Es atrapante. No podés dejar de mirarla y quererla.
–También dijeron que están enamoradas y hermanadas. ¿Qué es lo que pegó entre ustedes?
VS: Es alguien que sentís que conociste desde siempre. No sé, es energético.
AM: Sole fue como un canal al que debía darle forma. Sentí en algún momento que entre las tres éramos una en el proceso creativo.
–Agustina, contanos algunos de tus trabajos previos a Soledad.
AM: Me volqué más al proceso documental. Estuve con los Soda Stéreo para el proceso de Séptimo Día; trabajé con Oliver Stone, en Snowden, que fue una experiencia increíble. Ahí quedé en un equipo más reducido que viajó cuatro veces a Rusia para entrevistar a [Vladimir] Putin y a Edward Snowden. Trabajé con directores de fotografía muy zarpados, como Rodrigo Prieto. Y después fui directora de la segunda unidad de la película de Rodrigo, cuando vino con Harvey Keitel y Hayden Christensen. Ahí conocí a Daniel Ortega, el director de fotografía que luego elegí para mi película.
Agustina es una persona increíble y atrapante
–Soledad viaja a Italia, conoce a un chico en un grupo anarquista, y su historia es como un fósforo que se prende y se apaga enseguida porque la complican con un atentado que sucedió estando ella en Buenos Aires. De pronto, alguien se ve fuera totalmente del sistema, se llame Soledad o como sea. ¿Qué es lo que hace falta arreglar en el mundo, para que toda esa energía vaya a parar a algo más positivo para esas personas y para el mundo también?
AM: –Siento que es algo generacional, y al mismo tiempo, no. Ser jóvenes, tener ganas de agarrar una mochila, viajar por el mundo, buscando cosas que te estimulen, te atrapen, te identifiquen. Más allá de banderas, colores, países, idiomas, la búsqueda es interna, es interior de cada uno. Creo que ese es un poco el mensaje que me gustaría darle a los chicos de hoy. No importa que hayan pasado 20 años: el espíritu es el mismo.
–Dos episodios, los atentados de Bataclan y Manchester, distintos, pero con jóvenes contra jóvenes, sean víctimas o victimarios. ¿Qué les surge cuando ven esto?
VS: Es rarísimo. Sobre esto, ni idea. Es horrible, y más pensar en jóvenes atacando a jóvenes. Es muy fuerte.
AM: Sí, mucha impotencia.
Vera es una artista y el corazón de esta película
–¿Por qué piensan que se repite tanto? ¿Cuál sería la falla? ¿La juventud no es comprendida o los más jóvenes no comprenden al mundo? ¿Son parte de exploraciones que pueden llevar a abismos?
VS: Hay algo de la sociedad que tiene un status quo por generaciones más grandes que te dicen que las cosas son correctas de una manera sin dar lugar a la exploración de ciertas formas. Ahí se generan los choques de fuerzas gigantes, porque los jóvenes son la fuerza máxima, por ser el futuro. No encuentran la forma de expresar lo que quieren por fuerzas impuestas por los anteriores.
–Ustedes son personalidades femeninas de carácter, ¿cómo se llevan con sus madres, abuelas, tías, hermanas?
AM: El otro día decíamos de reivindicar a las madres, en todo sentido. Pero sí, me toca darle forma a algo que tiene que ver con un oficio, una profesión, un proyecto personal. Mi madre [Ivonne Bordeu] me tuvo muy joven, y tardó mucho, después de tener a mis hermanos [Francisco y Gimena], a los treinta y pico, descubrir qué quería hacer de su vida. Fue lo inverso de mi proceso. Somos parte de una generación que, como mujeres en general, y quizás en mi familia, estoy haciendo algo propio.
–Vos cultivás un perfil bajísimo…
AM: Excepto en este instante, sí.
–¿Ser hija de un presidente, ¿te complica?
AM: Es difícil, es intenso. Muy intenso.
–Cuando uno tiene familiares muy célebres proyectan sombras gigantescas. ¿Cómo hacer para que salga el sol de cada uno?
AM: Haciendo algo tuyo, propio.
VS: Con amor, con libertad, sin miedo.
–En Soledad hay un punto muy cercano a vos, que es Italia, de dónde viene tu familia.
AM: Sí, con Italia tengo un vínculo muy fuerte. Yo viajaba a Italia, de vacaciones, y seguimos teniendo bastantes parientes allá. A mí me gusta mucho indagar en la historia, el origen, de dónde vinimos. Es como mi segunda casa.
–¿Es como cerrar el círculo?
AM: No lo había pensado, pero algo debe haber, algo cíclico.
–Hay prejuicios clasistas cruzados: la clase alta piensa que la clase baja no trabaja, y viceversa.
AM: El prejuicio es algo que sufro mucho, que me duele. Lo trato de entender e incorporar, pero me cuesta un montón, porque me atravesó toda mi vida y lo sufrí. Ese prejuicio que comentás es fácilmente refutable.
–Vera, ¿se te acerca gente por lo que significó tu padre? ¿Molesta esa referencia constante?
VS: Es lo más difícil, pero después, el amor de la gente es relindo.
–Agustina, ¿a vos te reclaman con miradas o comentarios?
AM: Creo que no, porque no saben quién soy en el 99% de los casos.
–¿Y los conocidos?
AM: La gente que me quiere me cuida y trata de darme un espacio. Las veces que me olvido, es una sensación bastante maravillosa. Cuando te volvés a acordar, es como "¡Ay, no!". Lo trato de vivir con responsabilidad en todo lo que hago.
En el trabajo que hicimos juntas, la emoción empezó a surgir fuerte
–Igual, ambas, en versión mejorada, tienen el sello de sus padres en sus caras.
VS: Nos reparecemos las dos a nuestros papás.
LN+ puede verse en Cablevisión (19 Digital, 618 HD y Flow), DirecTV (715 y 1715), TDA (25.3), Telecentro (705 Digital) y en lnmas.com.ar
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