Luna de papel: el maltrato que sufrió Tatum O’Neal de manos de su padre Ryan y el Oscar que le dio un récord Guinness a la joven actriz
La pequeña Tatum nunca antes había actuado y su sola nominación a los premios de la Academia provocó la ira de su padre; ni él ni su madre acompañaron a la niña a la entrega en la que venció a la gran favorita, Linda Blair
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Hace exacto medio siglo, un 10 de Enero de 1974, los espectadores argentinos concurrían a los cines Metro, Monumental, Lorange y otras salas del país para disfrutar de una película que venía precedida de la extraña combinación de éxito popular y refinado talento artístico. Lo primero lo aportaban Tatum y su afamado padre, Ryan O’Neal; lo segundo el colosal Peter Bogdanovich, que ya tenía en su haber Míralos morir, La última película y su screwball comedy ¿Qué pasa doctor?, primera asociación con O’Neal y cuyo éxito buscaron repetir con Luna de papel, que llegaba a los cines argentinos tres meses antes de que Tatum O’Neal se convirtiera en la ganadora más joven que pugnó por un Oscar, dejando incluso sin el premio a una Linda Blair que saltaba a la fama indeleble por su labor en El exorcista.
Pero ni Bogdanovich ni los O’Neal eran parte del proyecto cuando comenzó a pensarse en la adaptación de la novela Addie Pray de Joe David Brown, con su ambiente rural inmerso en la Gran Depresión. En un principio había despertado el interés de John Huston, quien propuso a Paul Newman y a su hija Neil Potts como protagonistas. Pero las complicaciones de producción hicieron a Huston abandonar el proyecto y con él también Paul Newman y Neil se alejaron.
Si existe hoy Luna de papel es porque la entonces mujer de Bogdanovich, la productora Polly Pratt, le señaló que el guion de Alvin Sargent estaba libre y, de igual manera, luego le recomendaría tomar una prueba a la hija de Ryan O’Neal, que tenía ocho años y jamás había actuado. Si la película existe como tal y no como Addie Pray es porque, dentro de otras modificaciones que Bogdanovich formuló sobre el guion elaborado, también estuvo la de cambiar el título por otro que surgió por accidente y quedó en la historia porque buscando música para su film, escuchó el tema de Harold Arlen, “It’s Only a Paper Moon” y consultó a su admirado Orson Welles si ese cambio podía funcionar. El icónico director de El ciudadano expresó: “Ese título es tan bueno que ni siquiera deberías hacer la película. Simplemente publicá el título”, tal como señaló el realizador sobre ese llamado desesperado que le hizo a Welles, que se encontraba en Roma.
No fue el único cambio. Bogdanovich prácticamente se enamoró de la historia por dos escenas puntuales pero se dedicó a reescribir todo lo demás. Incluso cuando el borrador final revisado vio la luz el 1 de septiembre de 1972, las páginas iniciales eran omitidas por el director. De Alabama la acción se mudó a Kansas, Misuri y Nebraska.
La Gran Depresión
La historia de Luna de papel traslada la acción al año 1936, cuando un estafador llamado Moses Pray conoce accidentalmente a la niña Addie Loggins, de tan sólo nueve años de edad, y se compromete a llevarla a lo de su tía en Misuri. Moses la lleva consigo mientras se dedica a estafar incautos fingiendo ser vendedor de biblias. La presencia de la niña es perfecta para consumar la estafa pero además se convierte en una “compinche” inigualable de Moses.
Pero ese entendimiento de los personajes no era parte del mundo real entre padre e hija. Su conmovedora y desprotegida huérfana era, en realidad, una niña maltratada constantemente en el set por su progenitor, cansado de perder el tiempo con una pequeña que nunca había actuado y que por lo tanto no comprendía en detalle las características del rodaje de una película. Así, Ryan le gritaba sin parar a Tatum. “Tenía que evitar que Ryan la matara”, confesaría en varias entrevistas el realizador al recordar la triste escena de violencia familiar sobre un estreno que fue celebrado en varias de las locaciones originales del film a mediados de 2023, en coincidencia con su cincuentenario. En Hays, la periodista Cristina Janney del Hays Post retrataba las características de una fiesta en la cual “muchos residentes locales actuaron como extras en la película. Sue Schmidt, la hija del fundador de Eagle Radio, Bob Schmidt, sustituyó a Tatum O’Neal durante el rodaje. Ella ocuparía el lugar de Tatum cuando los equipos de cámara preparaban el sonido y la iluminación para las tomas”, escribía sobre un rodaje que se extendió entre el 25 de septiembre y principios de diciembre de 1972.
Filmada en blanco y negro pero procesada en Technicolor, lo que le otorga ese tono tan particular a la película gracias a la labor del gran fotógrafo húngaro László Kovács, que utilizó por recomendación de Welles un filtro rojo en la cámara, fue la primera producción de The Directors Company, sello efímero que fundaron Bogdanovich, Francis Ford Coppola y William Friedkin. Como empresa solo concretarían tres producciones: otra más del director de Luna de papel, (Daisy Miller) y La conversación, dirigida por Coppola y ambas estrenadas hace medio siglo. Con un presupuesto ínfimo (2,5 millones de dólares), la película tuvo un éxito arrollador recaudando casi 31 millones de dólares. Caló tan hondo en el sentimiento norteamericano que se convirtió en miniserie en 1974 con Jodie Foster y Christopher Connelly en los papeles principales, aunque la cadena ABC no pudo repetir el fervor que había despertado la película.
Al anunciarse las nominaciones para los premios Oscar, la Academia prácticamente la ignoró otorgándole sólo cuatro candidaturas (guion adaptado, sonido y dos nominaciones para actriz de reparto, una para Tatum y la otra para Madeline Kahn –que delineó a la prostituta Trixie Delight-), pero la nominación para la pequeña fue un golpe al ego de su atribulado padre. Al anunciarse las nominaciones cruzó la cara de la niña de una cachetada. Así, el 2 de abril de 1974, cuando se realizó la 46a. entrega de los premios de la Academia, Tatum O’Neal fue huérfana dos veces: una por su labor en la pantalla y la segunda al asistir acompañada por su abuelo (su padre estaba filmando Barry Lyndon en Londres y su madre Joanna Moore en el limbo de las adicciones). Esa fue la noche que la convirtió tanto en estrella como en récord Guinness. Tal como relató en sus memorias, la perversión de su padre la convirtió en un “juguete roto”.
Tatum O’Neal ganó el Oscar cuando tenía 10 años en una película que la acercó, como nunca antes, al ya famoso galán de Love Story, Ryan O’Neal, pero que la alejó definitivamente de su padre.
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