Nació como un premio casi "de entrecasa" para destacar la pujante labor de los grandes estudios de Hollywood, pero terminó redefiniendo la suerte del cine a nivel mundial. Nació sin nombre, pero hoy nadie desconoce lo que significa ganar un Oscar . Esta madrugada –cuando pasada la madrugada argentina se conozca al triunfador de esta entrega de los premios de la Academia– también finalizará una ceremonia realzada por la celebración exacta de los números redondos: el Oscar cumple 90 años y, para bien y para mal, continúa siendo dueño de ese sitial simbólico, mezcla exacta de fervor popular y sofisticación hollywoodense que sobrevive al paso de los años. Ni el papelón histórico de 2017, cuando Warren Beatty y Faye Dunaway anunciaron equivocadamente a La la land como la mejor película –sitial que correspondía a Moonlight , revirtió la caída de audiencia. Y si bien la veterana pareja de Bonnie & Clyde tendrá su revancha está lejos de ser el primer hecho exótico que acontece allí. Gracias a su juvenil veteranía, el Oscar es un manantial de anécdotas, traspiés, errores y excentricidades casi desde su nacimiento.
Todo comenzó en 1927, cuando se reunieron 36 miembros de la industria de Hollywood, quienes designaron al muy popular actor Douglas Fairbanks como primer presidente. Pocos días más tarde, el productor Louis B. Mayer propuso que la institución entregara algunos premios; fue uno de los más renombrados escenógrafos de Hollywood quien dibujó de la estatuilla. Cedric Gibbons nunca abandonaría su vínculo con el Oscar, llevándose la estatuilla que diseñó a casa en once oportunidades, la primera a poco de que su creación tomara forma (gracias al escultor George Stanley, que convirtió el dibujo en trofeo), por el film El puente de San Luis Rey, en 1930.
El sistema de votación actual, casi de relojería y que involucra a los más de 6000 miembros que posee la Academia, es muy distinto al que imperaba en 1929, cuando tan sólo 250 integrantes decidían la suerte de los galardonados, en una fiesta que consideraba la producción de los dos años anteriores. Su primera transmisión de radio se realizaría en 1930; la primera televisación llegaría en 1953. Ya entregados los premios a Alas, de William Wellman; La melodía de Broadway, de Harry Beaumont y a Sin novedad en el frente, de Lewis Milestone, llegaría el nombre distintivo y que, inevitablemente, también tendría su consabida cuota de leyenda. La anécdota es conocida. La secretaria de la Academia Margaret Herrick afirmó que le recordaba a su tío Oscar al ver la estatuilla (para cuyo diseño se dice que posó desnudo el actor mexicano Emilio "El indio" Fernández). Los empleados comenzaron a nombrarlo así de manera doméstica hasta que en 1934 la revista Time publicó la primera referencia escrita a los "Premios Oscar" que tendría un año después a la firma Pricewaterhouse & Co como encargada de custodiar los sobres con los nombres de los ganadores aún hoy. Recién en 1941 se estableció que el misterio se mantuviera hasta en la misma ceremonia. Inocentemente, en las primeras entregas se anunciaban los ganadores varios meses antes. En su histórico trabajo sobre los Oscar de Hollywood el crítico uruguayo Homero Alsina Thevenet anotaba que Claudette Colbert nunca pensó que ganaría el Oscar por Lo que sucedió aquella noche, por lo que estaba por subirse a un tren cuando escuchó su triunfo por la radio y corrió al Biltmore Hotel para agradecer la distinción: "Estoy tan feliz como para llorar, pero no tengo tiempo. Me espera un taxi afuera con el motor en marcha", y volvió en busca del tren.
Dentro de las equivocaciones hubo algunas que significaron que grandes del cine no recibieran nunca un Oscar y que en algunos casos ese error fuera enmendado por reconocimientos honoríficos. Charles Chaplin , Greta Garbo, Cary Grant, James Dean , Richard Burton , Peter O’Toole, Groucho Marx y Kirk Douglas nunca obtuvieron elpremio en competición (Chaplin lo ganó pero por la banda de sonido de su film Candilejas). Orson Welles sólo recibió en su carrera el premio compartido al mejor guión por El ciudadano, Alfred Hitchcock fue nominado cinco veces como director pero nunca lo obtuvo. Stanley Kubrick contó infinidad de nominaciones como director y guionista, pero sólo tuvo una distinción especial por los efectos visuales de 2001: Odisea del espacio. Fritz Lang ni siquiera fue nominado. Otros tuvieron la chance de tener la dorada estatuilla en sus manos desde un primer momento pero prefirieron ausentarse, como George Scott por Patton, que se quedó viendo hockey sobre hielo; Katharine Hepburn , que nunca quiso interrumpir sus vacaciones y sólo presentó el premio Irving Thalberg en la 46a. entrega pese a tener el récord de premios a la mejor actriz (luego superado por Meryl Streep); Marlon Brando, a la hora de retirar su segundo Oscar por El padrino envió a una activista siux; Jean-Luc Godard nunca fue a retirar el suyo, honorario, y, como es sabido, Woody Allen prefiere tocar el clarinete al Oscar, ritual que solo interrumpió una vez como homenaje a Manhattan, luego del atentado a la Torres Gemelas. La censura del Comité de Actividades Antiamericanas también contribuyó a las ausencias: en 1956, Robert Rich obtuvo el premio al mejor guion original por El niño y el toro, pero nadie fue a buscarlo. Rich era en realidad Dalton Trumbo, uno de los artistas prohibidos por las listas negras.
El Oscar mide tan sólo 34 centímetros; pesa poco más de tres kilos y tiene un costo simbólico de un dólar. Sin embargo el mundo del cine, hoy como hace 90 años, continúa detrás de los brillos de su dorada influencia.
Los argentinos nominados
La Argentina figuró en las nominadas en el rubro mejor película extranjera en siete ocasiones, con La tregua (1974), Camila (1984), La historia oficial (ganó en 1985), Tango, no me dejes nunca (1998), El hijo de la novia (2001), El secreto de sus ojos (ganó en 2009) y Relatos salvajes (2010).
Individualmente estuvieron nominadas la actriz francoargentina Bérénice Bejo por El artista y Norma Aleandro por Gaby; los músicos Luis Bacalov (por El evangelio según San Mateo, y ganador por El cartero); Lalo Schiffrin (cinco veces nominado, entre otras, por La leyenda del indomable); Jorge Calandrelli (nominado por El color púrpura y por El tigre y el dragón), y Gustavo Santaolalla , que ganó dos Oscar por Secreto en la montaña y Babel. También los guionistas Luis Puenzo y Aída Bortnik, nominados por La historia oficial, y los ganadores Armando Bó y Nicolás Giacobone por Birdman. El director de arte Eugenio Zanetti estuvo nominado por Más allá de los sueños y lo ganó por Restauración, en tanto Jorge Prelorán estuvo nominado en la categoría mejor documental. Por su parte, Pablo Helman integró el equipo de efectos visuales nominado por Star Wars: el ataque de los clones y por La guerra de los mundos.
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