Los Muppets: la edad de la inocencia
El jueves llega a las salas un estreno esperado por grandes y chicos
LOS ANGELES.- Hubo un tiempo en que estaban en todos lados. En la televisión, en el cine, eran lo último que los chicos veían antes de dormirse y lo primero que miraban al despertarse abrazados al muñeco de peluche que se parecía tanto a su integrante favorito del variopinto grupo. Pero un día empezaron a desaparecer. Poquito a poco, los Muppets ya no formaban parte de la cultura popular que habían conquistado a fuerza de carisma, alegría, inocencia y un humor tan absurdo que atrapaba a chicos y grandes por igual. Con la muerte de Jim Henson, su creador y máximo defensor, en 1990 las posibilidades de perdurar y conquistar a una nueva generación de niños se hicieron más remotas. Esos que podían recitar de memoria y sin soplar las cientos de encarnaciones del amarillo Pikachu pero nada sabían de las bellas melodías que una rana macho llamada Kermit/René (ver aparte) podía crear con su banjo desde un pantano. Así, los talentosos artistas de cuerpo de pañolenci y ojos de pelota de ping-pong se transformaron en souvenirs de otra época, un tesoro guardado en el arcón de los recuerdos que nadie sabía muy bien cómo rescatar. Hasta que apareció Jason Segel.
"Yo crecí con los Muppets. Para mí el programa El show de los Muppets fue una puerta de entrada hacia la comedia. Gracias a ellos luego me interesé por los Monty Python y Saturday Night Live . Cuando era chico los Muppets de alguna manera defineron qué tipo de comediante quería ser", recuerda el actor que tuvo que convencer a más de uno de sus buenas intenciones. Es que Segel es conocido por su participación en las comedias zarpadas de Judd Appatow y, sobre todo, por haber escrito y protagonizado Cómo sobrevivir a mi novia (genérico título local para el estreno directo a DVD de Forgetting Sarah Marshall ), dónde entre un desnudo frontal y una batería de chistes estrictamente para adultos se colaba su fascinación por los títeres en general y Los Muppets en particular.
"Sí, hice aquella película por el musical del final", confiesa medio en broma y bastante en serio el actor haciendo referencia a una escena musical protagonizada por unos muñecos que bien podrían ser primos menores de los legendarios Muppets que adora desde niño. Así, con esas dudosas credenciales, Segel y su socio creativo, Nick Stoller, se sentaron frente a los ejecutivos de Disney (dueños de la marca y los personajes desde 2004) para ofrecerles el primer guión de lo que sería el gran regreso de los Muppets a la pantalla grande. Un retorno triunfal que algunos críticos, con toda razón, calificaron como una de las mejores películas de 2011 y que este jueves Disney presenta en la Argentina.
Para sorpresa de muchos, Segel consiguió el visto bueno de los productores y avanzó un paso más hacia su objetivo: conocer en vivo y en directo a su ídolo, la rana René. La combinación perfecta y muy verde de Jimmy Stewart y Tom Hank. "Es el que marca el tono de todo el grupo. Su líder y brújula moral, es el que los mantiene unidos. Sin él, creo, los Muppets serían un grupo demasiado diverso y caótico para permanecer juntos. El es el que siempre les recuerda: «Somos mejores juntos de lo que podemos ser por separado»", se entusiasma el actor y guionista que antes de poder encontrarse cara a cara con el batracio tuvo que reunirse con los titiriteros que trabajaron con Jim Henson desde el principio y que, aun cuando el público no parecía demasiado interesado, mantuvieron vivo el sueño de un mundo en el que títeres y humanos pudieran coexistir en armonía.
"Nos encontramos con ellos para que vieran el guión, nos hicieron unas sugerencias y seguimos trabajando en él. Ellos conocen estos personajes más que nadie y saben muy bien qué tiene sentido que Fozzie, el oso, diga y qué no", detalla Segel, un simpatico hombretón de casi dos metros que aunque está algo resfriado y claramente agotado después de dos semanas de promocionar el film sin descanso, igual se entusiasma con el tema como si fuera su primer día de trabajo. Ese en el que junto a Stoller imaginaron a Gary (interpretado por el propio Segel) como un ventrílocuo que se cruzaba con los Muppets mientras hacía su número por las calles de Los Angeles junto al muñeco Walter.
De marionetas y humanos
"Desde el punto de vista del guión había un montón de reglas de este mundo creado por Henson que al principio no entendíamos. Cuando les contamos nuestra idea del ventrílocuo y su muñeco enseguida los expertos nos explicaron que en este universo para el que estábamos escribiendo los Muppets son personas. Nadie los confunde con marionetas. Y es gracias a esa regla que su mundo funciona", explica el director y guionista Stoller que con esa información en mano cambió la propuesta original. En el film que se estrena mañana, Gary y Walter son hermanos, no importa que uno esté hecho de carne hueso y el otro sea de felpa. De hecho, además de la materia prima y el tamaño, Gary y Walter tienen muchas cosas en común pero sobre todo comparten su admiración por los Muppets. Tanto los aman que ellos dos, junto a Mary, la novia de Gary que interpreta la talentosa Amy Adams, se propondrán salvar el teatro desde el que sus ídolos los encantaron en su infancia. Para ello tendrán que convencer a la vieja pandilla de juntarse después de años de separación, una tarea nada sencilla especialmente cuando se trata de lograr que la más diva de las divas de la pantalla chica y grande, Miss Piggy, regrese a los escenarios. Para cumplir su noble objetivo contarán con una inagotable fuente de sensibilidad y dulzura y las canciones -viejos clásicos e inspirados estrenos creados por Brett McKenzie de la serie Flight of the Conchords -, que son parte necesaria de la trama.
"En un momento nos preguntamos, ¿Qué es lo que los Muppets saben hacer mejor? La respuesta: armar un show. Así que rápidamente decidimos que la película apuntaría a que ellos montaran un espectáculo. Ese es el espíritu de los Muppets. Y siempre debe haber un buen villano así que creamos a Tex Richmond, el malvado rey del petróleo que interpreta Chris Cooper. En cuanto a la participación de Miss Piggy, sinceramente ella quería que fuera más grande", se ríe Segel. Un estado de ánimo bastante distinto al que tenía el primer día de rodaje.
"Lloré. La primera vez que escuché a Kermit decir las líneas que yo escribí no pude contener las lágrimas. Como te imaginarás para mí, por más cliché que suene, fue un sueño hecho realidad. De hecho, cuando hicimos una lectura del guión en Nueva York unos meses antes conocí a todos y lloré también. Ahora me doy cuenta de que lloré muchísimo en todo el proceso de realizar la película. Estaba muy cansado", se justifica Segel, un poquito avergonzado. Pero no tiene por qué estarlo. El que pueda mantener la compostura frente a la rana René, la cerdita Piggy o no se emocione cuando aparecen los criticones viejitos del palco no tiene corazón. O no tuvo infancia o nació en ese triste período en el que los Muppets desaparecieron del mapa. Pero ya están de regreso más graciosos, caóticos e inocentes que nunca. Que se queden para siempre.
KERMIT
Al comienzo del film la rana vive recluida en su mansión rodeada de los recuerdos de su exitosa carrera.
WALTER
Fanático de los Muppets, Walter encontrará su lugar en el mundo entre los excéntricos personajes.
MISS PIGGY
Editora de la revista Vogue en París, la glamorosa cerdita tendrá que decidir entre la moda y su carrera artística.
LOS VIEJOS
Irónicos y criticones, serán los máximos responsables de la venta del abandonado teatro de los Muppets.
GONZO
Retirado del mundo del espectáculo, el asombroso Gonzo es dueño de una fábrica de sanitarios.
ANIMAL
El baterista finalmente decidió tratarse por sus arrebatos de ira e ingresó en una clínica junto con Jack Black
Una rana llamada Kermit
A veces la comunicación entre padres e hijos es complicada. Unos nacieron antes de que las computadoras fueran uno más de los electrodomésticos básicos y otros piensan que los teléfonos celulares siempre estuvieron ahí. Para agrandar la brecha ahora se suma el debate de los Muppets. ¿La rana se llama René o Kermit? La respuesta parece sencilla, pero no lo es. El nombre original del batracio al frente de la banda de tiernos energúmenos es Kermit, pero a la hora de vender el programa original en América latina a principios de los ochenta, alguien decidió llamarlo René. Así, ahora, en el film los chicos aprenderán que la rana se llama Kermit mientras sus padres en la butaca de al lado insistan en que para ellos siempre será René.
Una charla con la egocéntrica Miss Piggy
LOS ANGELES.- Primero aparece bajo una manta negra que la tapa de pies a cabeza. Su asistente pide unos minutos para arreglarla y entonces sí, ahí está ella con un escote imponente, el pelo rubio lacio y el maquillaje exagerado que destacan esos ojos celeste cielo y una una actitud que grita diva en cada movimiento. Miss Piggy tiene una autoestima sin precendente, casi tan grande como su amor eterno, insistente y avasallador por Kermit. Un romance contra todo racismo que podría –probablemente no– tener descendencia pronto.
"Estoy muy contenta de compartir a mí misma con el mundo de nuevo después de tanto tiempo. Mi intención es hacer una conexión con las nuevas audiencias de la misma manera en que sucedió con los que ya son grandes fans míos. La verdad es que no puedo esperar para que vean lo talentosa que soy. Qué gran actriz que soy, qué gran cantante que soy, qué gran bailarina que soy...". Y la lista podría seguir pero hay un tema, el único además de ella, que le interesa mucho a la Miss Piggy de estos tiempos. El bebé. "Bueno, no me estoy haciendo más joven".
Tan egocéntrica es Miss Piggy que es capaz de decir sobre el guión que tiene a todos los críticos encantados que sólo le interesó cuando vio la cantidad de líneas que ella tenía en él. "Me di cuenta de que había nacido para interpretar este papel. Y el hecho de que el personaje se llame Miss Piggy ayudó también a decidirme, especialmente porque no me gusta tener que memorizar un nuevo nombre al que responder en el set", dice la cerdita con la mayor colección de pelucas del mundo. Y probablemente la única que elija el francés moi para referirse a sí misma.
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