Los límites del compromiso
El sospechoso ( Rendition , Estados Unidos/2007). Dirección: Gavin Hood. Con Jake Gyllenhaal, Omar Metwally, Reese Witherspoon, Alan Arkin, Peter Sarsgaard, J. K. Simmons y Meryl Streep. Guión: Kelley Sane. Fotografía: Dion Beebe. Música: Paul Hepker y Mark Kilian. Edición: Megan Gill. Diseño de producción: Barry Robison. Producción hablada en inglés y árabe con subtítulos en castellano. Presentada por Distribution Company. Duración: 120 minutos. Apta para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: buena
El sudafricano Gavin Hood se consagró en el contexto internacional al ganar en 2006 el Oscar al mejor film extranjero con Mi nombre es Tsotsi . Por eso, no extrañó que su siguiente proyecto fuese una superproducción con tema "importante" y postura crítica como El sospechoso .
En su primera incursión en Hollywood, Hood ratifica y amplifica los méritos y las debilidades de su película previa. Estamos ante un narrador bastante dúctil dentro de los códigos genéricos del suspenso y del melodrama, aunque su cine sigue pecando de cierta ampulosidad, de una mirada demasiado atada a las convenciones de la corrección política (por momentos, resulta casi naïf ), que termina subrayando de manera sentenciosa y redundante conflictos políticos y miserias humanas que ya estaban suficientemente desarrolladas.
Inscripta en la línea de otros thrillers políticos sobre la lucha contra el terrorismo y el intervencionismo exterior estadounidense (su modelo podría ser la bastante superior Syriana , aunque hay aquí algo también de Munich y de El paraíso ahora ), El sospechoso trabaja varias subtramas, múltiples conflictos y una compleja estructura narrativa que obliga a ir armando de a poco las piezas de un rompecabezas que, en su resolución, encierra un fuerte dilema ético y moral.
Película sobre el extremismo islámico y la guerra sucia de los Estados Unidos, sobre el fanatismo religioso y el terrorismo globalizado, El sospechoso abarca demasiados conflictos: desde los abusos de la CIA hasta el silencio cómplice del Congreso, pasando por las desventuras de un ingeniero químico de origen egipcio injustamente secuestrado y torturado, la búsqueda desesperada que emprende su embarazada esposa estadounidense, el cargo de conciencia de un agente norteamericano que se resiste a aceptar con docilidad los inhumanos encargos de sus superiores, el amor clandestino entre dos jóvenes norafricanos, las actividades de los grupos extremistas que apuestan a los atentados suicidas y un largo etcétera que desborda los 120 minutos de trama.
No puede decirse que tanto el guión de Kelley Sane como la puesta en escena de Hood o los trabajos de los buenos actores aquí reunidos (Jake Gyllenhaal, Omar Metwally, Reese Witherspoon y los pequeños pero sólidos aportes de Alan Arkin, Peter Sarsgaard y la gran Meryl Streep) carezcan del profesionalismo y de la solvencia de una producción hollywoodense a gran escala, incluso el fotógrafo australiano Dion Beebe ( Chicago , Colateral ) vuelve a hacer maravillas con la imagen, pero aquí se extraña la potencia, la convicción, la marca autoral de otros realizadores que incursionaron con mejores resultados en el género, como Michael Mann, Steven Soderbergh o el propio Steven Spielberg. Estamos ante un proyecto digno, honesto y bienintencionado. Valores rescatables, es cierto, pero que no aseguran por sí solos la grandeza de una película.