Llegan los monstruos más populares
El jueves se estrena el film "Monsters Inc.", precedido de muy buenas críticas
SAN FRANCISCO.- Sólo faltan dos días para que en la Argentina comience la contienda entre Harry Potter y el primero de sus poderosos contrincantes: "Monsters Inc.", enfrentamiento en el que la ganadora indiscutida es la platea infantil (y la no tan infantil, también). Este verdadero titán de la taquilla -"Monsters Inc." es la película animada que más rápido recaudó 100 millones de dólares- llega con credenciales difíciles de superar: sólo obtuvo críticas altamente laudatorias y es la última criatura de los estudios Pixar, responsables de "Toy Story", "Bichos" y "Toy Story 2".
Dirigida por Pete Docter y supervisada por el ya legendario John Lasseter (director de la pionera "Toy Story" y cofundador del estudio), "Monsters Inc." tiene un par de protagonistas singulares: un gigantesco monstruo de pelambre turquesa y violeta, que responde al nombre de Sully, y su compinche, Mike Wazowski, una suerte de bola, también verde, con un ojo gigante y brazos y piernas delgadísimos.
Mike y Sully viven en Monstrópolis, una ciudad industrial del mundo de los monstruos, y trabajan en la fábrica más importante de la ciudad, "Monsters Inc." (que le da nombre al film). Su función es asustar a los chicos, recolectar sus gritos, y sintetizarlos, porque éstos son la fuente de energía del mundo de los monstruos. Así, todos los días pasan a través de unas puertas especiales que los transportan directamente a la habitación del chico por asustar. El pandemonio se desata cuando varios factores se combinan de forma explosiva. Por un lado, los gritos de los chicos empiezan a escasear, lo que preocupa particularmente al director de la fábrica, Henry Waternoose (una especie de pulpo pero con patas de cangrejo) y lo lleva a tomar medidas desesperadas; por otro, Randall, una lagartija con propiedades camaleónicas, está obsesionado con ganar el primer puesto como asustador de la fábrica (récord que ostentan las profesionales garras de Sully) y para ello está dispuesto a todo y, para colmo de males, una nena (Buh), se cuela en este desopilante mundo paralelo al de los humanos, provocando la histeria generalizada, porque los monstruos están convencidos de que los chicos son absolutamente letales.
Las voces que les dan su enegía vital a estos monstruos estuvieron a cargo de algunos gigantes de la actuación: John Goodman (Sully), Billy Cristal (Mike), Steve Buscemi (Randall), James Coburn (Waternoose) y Mary Gibbs (Buh). Esta última es la hija de uno de los animadores de la película y al momento de hacer su debut tenía dos años. Su elección es un gran acierto de los realizadores.
¿Quién tuvo está original y desopilante idea? Pete Docter, el joven director, que con John Lasseter y el codirector, Lee Unkrich, hablaron con LA NACION sobre su último trabajo, y también sobre otros monstruos.
-¿Por qué tardaron cinco años en terminar esta película?
Lee Unkrich: -Suena como una pesadilla, ¿no? Pero no es tan así, porque lo bueno de trabajar en animación en Pixar es que después del trabajo podés dedicarles tiempo a tus hijos y tener una vida que no gire exclusivamente en torno del trabajo. En las películas no animadas, en cambio, si bien las filmaciones suelen tomar tres o cuatro meses, muchas veces hay que viajar y podés estar lejos de tu familia durante casi medio año. Por otro lado, estás seguro de que participás de una película de la que vas a estar orgulloso, y que no va a terminar en la góndola de superofertas en el supermercado de la esquina.
John Lasseter: -Uno de los desafíos de hacer películas de animación por computadora es la imposibilidad de visualizar cómo será el trabajo final. Hay que planear las cosas muy bien con anterioridad, porque no se puede ver a través de una cámara qué es exactamente lo que estás filmando, y saber cómo están las luces, hacer un par de tomas con diferentes actuaciones. El nuestro es un trabajo que se hace por capas, al que se le van agregando más y más detalles hasta que alcanzás la imagen que tiene cuando la estrenás. Tenemos una sola toma y una sola oportunidad para hacerla. Esa etapa de preparación fue la que llevó más tiempo en Monsters, casi tres años, durante los que hicimos, deshicimos y rehicimos las escenas y los personajes una y otra vez hasta que quedamos conformes. Recién ahí se comenzó la etapa de producción, en la que se hizo la animación propiamente dicha.
-¿En algún momento sintieron que nunca la iban a poder estrenar?
L.U.: -Mirá, en cada una de las películas que hicimos en Pixar hubo un momento en que nos encontramos con que lo que teníamos era un montón de basura, películas inestrenables que querías guardar bajo llave y olvidarte de que alguna vez las habías hecho. A veces esto ocurre incluso después de un par de años de trabajo.
-¿Cómo hacen, entonces, para saber si están en el camino acertado?
Pete Docter: -Si no nos hace reír significa que hay algo que estamos haciendo mal.
J.L.: -En "Monsters Inc." Pete vino con la idea de que los monstruos están vivos cuando nosotros no estamos en la habitación, y todos sabemos eso, como también sabemos que cuando éramos chicos había monstruos en nuestros armarios, debajo de la cama o en los rincones oscuros, esperando para salir y asustarnos. Entonces apareció la pregunta de ¿por qué los monstruos nos asustaban? A mí eso me encantó, era buenísimo. Y nos pusimos a pensar: bueno, quizá lo hacen porque se divierten, algo como un show de Broadway o que se transmite en la televisión y se entretienen con nosotros. Desarrollamos esa idea durante un tiempo, pero no cerraba. Si bien algunos aspectos eran rescatables, como el mundo paralelo y los monstruos entrando en las piezas, necesitábamos que la razón por la que nos asustaban tuviese más peso. Un día, mirando a nuestros hijos (yo tengo cinco varones que tienen entre 4 y 21 años, Lee tiene dos nenas, Pete tiene dos hijos también), notamos que son una fuente de energía inagotable, y se nos ocurrió eso de que los monstruos necesitaban de los gritos de los chicos porque ésa era la energía con la que funciona su mundo. Una vez que empezamos a pensar en esos términos surgió una tormenta de ideas.
P.D.: -Así seguimos sumando capas hasta que los personajes fueron tridimensionales, y creo que la clave fue lograr un balance entre los gags y las risas, la ternura y la emoción. Para mí esta película, desde muy temprano, se trató de la relación entre Sully y la nena, y de cómo él cambia al estar en contacto con ella y se convierte en un padre. De alguna manera es el reflejo de mi propia vida, porque mi hijo nació tres meses antes de que empezáramos a producir el film, así que yo inicié un viaje similar al de mi personaje.
-Y después de tantos años de producción, ¿la película terminó siendo muy diferente de la idea original?
P.D.: -Sí, pero ahora es mejor. Nuestra metodología de trabajo se basa en reunirnos, que alguien tire una idea -en este caso fui yo- y que el resto aporte comentarios. Así, rápidamente, mi pequeña idea creció y se transformó en algo mejor, más rico, más complejo. Creo que uno de los secretos del éxito de las películas de Pixar es que ignoramos nuestros egos, sólo pensamos en los proyectos y qué es lo que hay que hacer para que salgan bien. Son propiedad de la comunidad Pixar.
-Las películas de animación computada, ¿dejan ganancia aunque el proceso de producción sea tan largo?
J.L.: -Bueno, durante los primeros años de producción de Monsters hubo sólo un grupo pequeño de gente trabajando en la historia y los personajes, así que ésa no fue una inversión muy significativa. De hecho, animarla sólo tomó un año y medio, con todo el equipo trabajando full time. Pero queremos hacer películas más rápido y por eso incorporamos un departamento que se dedica exclusivamente a desarrollar nuevas ideas, guiones y proyectos. Nuestra intención es poder estrenar una película por año.
-¿No tienen miedo de arriesgar la calidad final de sus películas trabajando al ritmo de un estudio más convencional?
L.U.: -No, porque tenemos la certeza de que no estrenaremos algo que no consideremos bueno.
P.D.: -Por ejemplo, cuando terminamos "Monsters Inc." nos sentamos a mirarla y había una escena que no funcionaba. Otro estudio quizás hubiera decidido estrenar el film, igualmente; nos hubiesen dicho "ya se gastaron todo el presupuesto, no tienen más tiempo, deberían estar contentos de que el noventa por ciento de la película funciona". En Pixar, en cambio, la decisión unánime fue que, bueno, va a costar más dinero (que vamos a descontar de nuestras ganancias), pero la vamos a hacer mejor. Así que borramos toda la escena y la reescribimos. Es verdad que para estrenar una película por año tendremos que repensar nuestro esquema de producción y que se verán estilos diferentes ahora que no sólo John estará dirigiendo, pero la prioridad seguirá siendo la calidad de la película.
-Es llamativo que en las películas de animación generalmente hay uno o más codirectores. ¿Cómo organizan este equipo?
L.U.: -Lo que se hace en la mayoría de los estudios es que cada uno se responsabiliza por la producción y el desarrollo, en su totalidad, de cierta cantidad de escenas. A nosotros no nos gusta mucho esa forma de trabajo porque nos parece que la película ya no está canalizada por la visión de una persona, sino de muchas, y algunas veces éstas no coinciden. Además, para el equipo es algo problemático y confuso porque en definitiva no se entiende bien quién es el responsable por las decisiones. Así que nosotros tenemos siempre un director puntual como referente para sanear dudas, que es quien tiene la palabra final. Pero es mucho trabajo para una sola persona. En mi caso, la mejor manera de ilustrar cómo funciona la dinámica con Pete es que él fue Batman y yo fui su Robin. Estuvimos ahí, luchando contra el crimen juntos, pero Pete es Batman y yo tenía que ser Robin.
-Si bien el estilo de Disney se reconoce inmediatamente, el de Pixar también. ¿Cómo lo definirían?
J.L.: -No nos podemos definir por comparación con Disney o con Dreamworks. Nosotros somos quienes somos. Sí puedo decir qué es una película Pixar. Es una película que todos van a disfrutar, sin importar la edad o el sexo, y si bien siempre apuntamos a un público adulto, también respetamos el hecho de que la audiencia, como nosotros, tenga hijos y les guste llevarlos al cine. Por eso nos aseguramos de que todo en "Monsters Inc." sea apto para chicos de 5 años, de 2 años, y también para sus padres. Pero esto no excluye a los estudiantes universitarios, los adolescentes, adultos jóvenes que no tienen hijos o a los adultos más grandes que tampoco tienen hijos. A todos les encanta la película porque realmente te divertís, pero también te emocionás. Además, vas a ver imágenes que nunca antes habías visto, y acción. Todo eso es Pixar. Desde que nos convertimos en una compañía independiente Pixar se hizo conocida por hacer lo que nadie hizo aún, por su espíritu pionero, y para nosotros es adictivo. Y si bien es verdad que en un primer momento los empleados se quejan un poco, como cuando, en este caso, les dijimos que el protagonista era un gigantesco monstruo peludo y que había que simular que sus millones de pelos se movían al compás de acciones, pero ¿quieren hacer lo que hicieron antes? Nooo. Quieren tener el desafío de hacer siempre algo nuevo, algo nunca visto.
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