Elevado a film pop de culto y fuente de innumerables referencias y memes en redes sociales, la película llegó a los cines veinte años atrás y convirtió a su protagonista en una estrella global
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Justo cuando Hollywood había cansado a la audiencia con innumerables películas que parecían cortadas con la misma tijera, en 2001 se estrenó Legalmente rubia, un éxito inesperado en el que la protagonista, Elle Woods, decide seguir a su amor hasta la universidad sólo para darse cuenta de que no necesita de ningún hombre para triunfar. Con una Reese Witherspoon memorable y un elenco perfecto, esta modesta producción logró recaudar más de 775 millones de dólares y se convirtió en un verdadero fenómeno pop que tuvo su secuela y que el próximo año tendrá una nueva entrega.
Cartas en papel rosa
Todo comenzó con una historia real: Amanda Brown estudió derecho en la Stanford Law School a finales de la década del 90, pero no tuvo una buena experiencia. De hecho, semanalmente le escribía a sus padres y amigos cartas contándoles las desventuras de no ser tomada en serio por sus compañeros por su aspecto o porque sus gustos no coincidían con los de la mayoría. Un detalle: las cartas las escribía en papel rosa con una birome que tenía un pompón en la punta.
Las misivas tenían tanto humor que comenzaron a ser compartidas y alguien sugirió reunirlas en un libro, pero cuando Brown enviaba manuscritos a las editoriales, nunca eran leídos. Así que decidió enviar una copia del texto impreso en hojas rosas… ¡y así consiguió su contrato de publicación!
El productor cinematográfico Marc Platt leyó el libro a comienzos del año 2000 y se puso en contacto con Brown para adaptarlo primero como novela y luego, con la ayuda de las escritoras Kirsten “Kiwi” Smith y Karen McCullah, en el guion de una película. No fue un proceso fácil pero el trío confiaba en el poder de la historia real de la joven estudiante.
“La historia que cuenta el personaje de Elle Woods no sólo es muy graciosa y hasta sexy, sino que es realmente una fábula de empoderamiento. Cuando el mundo ve a Elle, sólo puede ver a una rubia tonta y nada más. Sin embargo ella no sólo no se juzga a sí misma sino que no juzga a nadie. Ella cree que cualquiera puede ser increíble y no deja que nada cambie esa idea. Es realmente una heroína moderna”, reflexionó Platt hace algún tiempo.
Tras varios meses de trabajo, una primera versión del guion llegó a las manos del realizador australiano Robert Luketic, quien se había hecho conocido en Hollywood gracias a su corto Titsiana Booberini y tenía un contrato para hacer su debut en un largometraje. “Durante dos años busqué sin éxito una historia para contar en mi primera película. Pero cuando comencé a leer Legalmente rubia no pude parar hasta terminarlo y me di cuenta que quería filmarlo”, recordó.
Así comenzó la producción en los estudios MGM, cuyos directivos estaban felices de poder tener una comedia romántica, un género que ya mostraba signos de cansancio por ese entonces pero que se consideraba una apuesta segura en la taquilla. Sin embargo, Legalmente rubia demostró ser mucho más.
La rubia perfecta
Con la luz verde para rodar, comenzó la búsqueda de la protagonista. En un comienzo los productores de MGM tenían una persona para el papel: Tori Spelling, la estrella de Beverly Hills 90210 que en ese momento solía aparecer en las noticias por declaraciones escandalosas vinculadas a su familia y su vida amorosa. Sin embargo, la actriz rechazó la propuesta y los productores convocaron a Christina Applegate, quien por entonces estaba decidida a evitar el estereotipo de “rubia tonta” con el que se había hecho famosa en la versión original de Casados con hijos y declinó el ofrecimiento.
Pero aún faltaba un largo camino para que Elle Woods encontrara a su actriz: tanto Katherine Heigl como Gwyneth Paltrow, Alicia Silverstone y Charlize Theron dijeron que no, y fue el mismo Luketic quien propuso a Reese Witherspoon para el rol después de verla en la película La trampa, en donde mostraba su carisma sin dejar de ser alguien inteligente.
“Cuando le presenté la oferta del papel fui yo en persona a discutir qué tenía en mente. Nos sentamos en el bar de un hotel en Sunset Boulevard y compartimos nuestra mayor preocupación: ¿Cómo hacer que Elle fuera agradable y querida por la audiencia si era millonaria y manejaba un Porsche? ¿Cómo vestirla sin sexualizarla? Y coincidimos en que debíamos apuntar a marcar su increíble inocencia y buen corazón”, recordó Luketic.
El resto del casting se fue armando a partir de la confirmación de su protagonista. Para el rol del galán Warner Huntington III, quedó elegido Matt Davis, quien en el rodaje se terminó enamorando de verdad de Witherspoon y no dudó en confesárselo. Muy profesional, la actriz lo rechazó pero le pidió que no afecte al trabajo. Y no lo hizo.
A último momento llegó la villana, quien también brilló en la historia. Si bien los productores querían para ese papel a Chloë Sevigny, quien creyó que sería una comedia romántica más en medio del declive del género y prefirió no participar, finalmente quedó seleccionada Selma Blair, quien tiene al igual que la protagonista un cambio radical a lo largo de la película. Blair y Witherspoon ya habían trabajado juntas en Juegos sexuales, y este trabajo no sólo confirmó que tenían química sino que las volvió amigas.
Si bien el guion mantuvo muchas de las anécdotas reales de Brown, como la de su compañera que quería abolir el término “semestre”, hubo que hacer algunos cambios inesperados antes de empezar a rodar: la autora cuenta sus vivencias en la Stanford Law School, institución que se negó a prestar sus instalaciones y su nombre para el film, al igual que la Universidad de Chicago. Es por eso que finalmente nuestra rubia termina en Harvard, aunque todo se rodó en una escuela de Pasadena y en la Universidad de California en Los Ángeles.
Un final diferente
A pesar de que era la ópera prima del director, la filmación ocurrió sin sobresaltos, inconvenientes de presupuesto ni problemas con elenco, incluso con el galán enamorado en la vida real de la actriz principal. Pero el final de la historia era muy diferente al que conocimos.
“La idea original era que todo concluyera con el juicio. La última escena mostraba a todos felicitando a Elle y con Emmet, el personaje de Luke Wilson, dándole un beso apasionado. Luego, cuando llegaban los créditos finales, la audiencia descubría que un año después Vivian ahora era rubia y trabajaba en la Fundación Legalmente Rubia”, recordó la guionista McCullah.
De hecho, la escena se grabó y terminó en la versión de la película que el estudio presentó en pruebas de audiencia pero obtuvo con pésimos resultados. De acuerdo a McCullah, “los espectadores no sintieron que fuera un final lo suficientemente emocionante para Elle. Ese beso hizo que la película pareciera una comedia romántica más, pero era claro que esta no era una película sobre una chica que busca a un chico”.
La reacción fue inmediata e, incluso cuando no se habían procesado todos los datos de la prueba de audiencia, el director reunió al productor Platt y a las guionistas McCullah y Smith para pensar cómo arreglar ese final. “Lo cierto es que toda la película fue cuidadosamente escrita a lo largo de dos años… ¡pero el final parece escrito en cinco minutos!”, reconoció la escritora.
Fue entonces que decidieron volver a pensar la escena del discurso final, con otro texto y más interacciones. Pero cuando tuvieron todo listo para volver a rodar descubrieron que no sería nada fácil, ya que Witherspoon estaba en Inglaterra rodando La importancia de llamarse Ernesto en donde, tras una mala jugada con unos ruleros, se había quemado el cabello.
“Reese se había cortado el pelo porque lo tenía muy dañado, así que no tuvimos otra opción más que usar peluca para que vuelva a ser Elle. Por eso hoy el final tiene escenas con muchos cambios: en un momento una Elle rubia le dice a Warner que se vaya de la sala del tribunal y a la escena siguiente tiene más pecas y el cabello tirando a pelirrojo mientras habla con Emmet”, confesó Luketic, quien sin embargo estaba convencido de que los cambios eran necesarios.
Witherspoon no era la única con problemas capilares: Luke Wilson también tuvo que llevar una peluca porque se había afeitado la cabeza para Los excéntricos Tenenbaums. Y todo ese nuevo final se rodó en Inglaterra, en donde Witherspoon estaba trabajando.
Legalmente rubia se estrenó el 13 de julio de 2001 en los Estados Unidos y tuvo una tibia recepción en su primera semana, con 20 millones de dólares recaudados, pero gracias a las recomendaciones del boca a boca logró quintuplicar esa cifra y reunir más de 50 millones en el exterior. Las comedias románticas estaban en declive pero la película mostró que había espacio para contar otras historias y convirtió a Elle Woods en un ícono pop.
Dos años más tarde llegaría una secuela, en donde Elle Woods llega nada menos que a Washington, y está confirmada una tercera parte para el año que viene. Pero no todo es cine: en 2007 se estrenó un musical en Broadway y un año después MTV estrenó Legally Blonde: The Musical – The Search for Elle Woods, un reality show para encontrar una nueva protagonista para la obra.
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