Películas de Navidad: seis títulos imperdibles para refugiarse en pueblitos idílicos y amores que lo conquistan todo
Con un alto índice de azúcar en sangre y final feliz garantizado, estas comedias románticas son todo un subgénero que habla de nuevas oportunidades, de la importancia de la familia y de la magia presente en las fiestas
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Advertencia: las películas mencionadas en esta nota pueden elevar lo niveles de azúcar en sangre. De eso se tratan las películas navideñas: de endulzar la vida de quien las mira. Al menos por un rato. Cuando llega noviembre y diciembre, los servicios de streaming y las señales de cable se llenan de películas navideñas. Este término engloba a varios clásicos y a films que tienen a la Navidad como parte secundaria de su trama, pero hay otros títulos que pertenecen a un subgénero que cumple con una serie de reglas muy particulares, tiene su propio star system y, por supuesto, cuenta con fanáticos que están esperando durante 11 meses para ver qué nuevas historias románticas y familiares vendrán dentro de la bolsa de Papá Noel este año.
El origen de las películas de Navidad, ya sean las más clásicas o las que siguen el patrón diseñado por la señal Hallmark, puede rastrearse hasta Un cuento de Navidad, de Charles Dickens. Tal vez suene forzado relacionar a este relato perenne de la literatura británica con la última película sobre una chica de la gran ciudad que abandona el trabajo al que es adicta para mudarse a un pueblo encantador, en el que la espera un carpintero terriblemente apuesto.
Sin embargo, el corazón de la historia de Dickens es la transformación de una persona egoísta, que vive una existencia triste y sin amor, en alguien abierto a ayudar a los demás y a dejarlos entrar en su vida para transformarla. El milagro laico, conseguido por los tres fantasmas que enfrentan a Scrooge con la realidad de su pasado, su presente y su futuro en caso de no cambiar su vida, sucede en la Navidad.
¡Qué bello es vivir!, de Frank Capra –el clásico navideño más famoso– es uno de los eslabones entre Dickens y las películas navideñas que proliferan en la actualidad. La idea central de un héroe que quería salir del pueblo, pero termina encontrando ahí mismo, con su familia y vecinos, la razón para vivir, tiene su correlato, con muchas modificaciones, en las historias que el cine y la televisión presentan cada Navidad.
Las películas navideñas siempre se tratan sobre el amor, ya sea romántico o familiar. Incluso, en la mayoría de las tramas, hay lugar para ambos. Se tratan sobre ganar o recuperar afecto, esperanza y, por supuesto, la creencia de que la Navidad es una época especial en la que todo es posible.
Justo acá es donde los altos niveles de dulzura de las películas navideñas dividen a gran parte del público entre los que las aman y las odian. Estas historias nacen con la misión de proveer un tipo especial de confort ficticio y en ese afán, el azúcar no se mide en cucharadas, sino que se espolvorea sin control.
Las películas navideñas clásicas tienen un equilibrio mayor en este sentido. El film de Capra va hacia zonas muy oscuras antes de arribar al final esperanzador. Duro de matar también es una película navideña, con pura acción y diálogos ingeniosos, pero al final todo lo que hace McClane es para salvar a su familia. Hasta Mi pobre angelito es más divertida que emotiva, aunque no falten esos momentos.
En cambio, el subgénero que nació con las películas producidas por Hallmark está cien por ciento basado en lo emotivo y en toneladas de dulzura. Antes de ser conocido como una señal de televisión, Hallmark era solo una marca de tarjetas de felicitación de cumpleaños, aniversarios, y, por supuesto, las fiestas. En los principios de la televisión norteamericana, los espectáculos de variedades que se presentaban en la pantalla chica tenían a grandes marcas como sponsors. El 24 de diciembre de 1951 se presentó por primera vez el Hallmark Hall of Fame, un show en el que se emitió Amahl and the Night Visitors, la primera ópera compuesta para la TV de los Estados Unidos, en vivo, desde el estudio 8H del Rockefeller Center (el mismo que ocupa hoy Saturday Night Live desde 1975).
El tema de esta ópera era el encuentro de un niño y su madre con los Reyes Magos (los visitantes nocturnos del título) en su camino hacia Belén. O sea, era de temática relacionada con la Navidad. Pero tuvo que pasar mucho tiempo para que Hallmark se convirtiera en una factoría de ilusiones navideñas.
Durante la primera década de este siglo, las películas de Navidad de Hallmark se establecieron como todo un subgénero. Con las reglas de la comedia romántica como base, estas historias se tratan sobre encuentros y reencuentros; pueden tener toques fantásticos, bajo la idea de la “magia navideña” (siguiendo la tradición de Dickens y Capra); y combinan pasos de comedia con escenas emotivas y lecciones de vida. Sus protagonistas suelen ser mujeres, como también lo son la mayor parte del público de estas producciones.
La relación de los espectadores con estas películas va del amor al odio y de allí hasta el consumo irónico. Lo cierto es que su éxito es tal, que Hallmark pasó de producir cuatro películas navideñas en 2002 a 40 en 2020 (según el libro I’ll be Home for Christmas Movies). Estos datos no pasaron desapercibidos para los servicios de streaming, que vieron en este nicho una oportunidad para ganar más suscriptores. Con Un príncipe para Navidad (2017), Netflix lanzó su producción original navideña, que tuvo un desempeño lo suficientemente bueno como para darle origen a una trilogía.
A Lifetime, la otra prolífica generadora de este tipo de contenido, y a las plataformas, se le sumó otra señal norteamericana dedicada a producir películas navideñas que compiten con las de Hallmark, Great American Family (muchas de sus películas se pueden ver en la Argentina por Netflix). Su llegada fue un tanto polémica, primero porque la nueva señal se propone como más conservadora que su competencia (sí, se puede ser más conservador, sobre todo si se tiene en cuenta la diversidad sexual y racial que otras productoras fueron incluyendo en sus películas). Además, los recién llegados hicieron una apuesta fuerte, ofreciéndole contratos de exclusividad a figuras que hicieron carrera en las producciones de Hallmark, como Candance Cameron Bure (la hija mayor de Full House), quien tenía en su haber 25 películas con la señal de la tarjetas; Lori Loghlin (otra exactriz de Full House); y Danica McKellar (la actriz que hacía de Winnie en Kevin, creciendo con amor).
No es casual que estos nombres estén ligados a cierta fama televisiva de los 90. El star system de las películas navideñas incluye a muchas estrellas de la pantalla chica de esos años, como Melissa Joan Hart (Sabrina, la bruja adolescente). También hay figuras en declive desde un título muy famoso en algún punto de los 90, como Jonathan Bennet y Lacey Chabert, ambos de Chicas pesadas (la segunda actriz fue también la más chiquita de Party of Five).
Pueblos con tradiciones navideñas; familias que necesitan reconectarse; romances incipientes; cines cerrados esperando que alguien les devuelva su antiguo esplendor y panaderías repletas de cosas ricas. Los clichés de las películas navideñas al estilo Hallmark son el lugar seguro y confortable para muchos espectadores que no buscan sorpresas, ni propuestas estéticas sofisticadas, ni grandes diálogos. Solo quieren un poco de magia navideña. Aquí seleccionamos algunos de los estrenos de esta temporada que se proponen cumplir con esa misión.
Genie
El talento cómico de Melissa McCarthy y su capacidad para interpretar emoción genuina está al servicio de esta historia de Navidad bastante típica, escrita por Richard Curtis, guionista y director de Realmente amor, y dirigida por Sam Boyd. La actriz de Damas en guerra interpreta a una genio que es liberada de una antigua caja por Bernard, interpretado por Pappa Essiedu, un hombre en plena crisis familiar por haberle dedicado demasiado tiempo al trabajo. Junto con su nueva amiga-genio intentará recuperar el amor de su esposa e hija, mientras descubre una nueva perspectiva de la vida, en medio de una blanca Navidad neoyorquina. Marc Maron y Alan Cumming contribuyen con la veta cómica del film, interpretando papeles secundarios. Disponible en HBO Max.
Mi Navidad o la tuya 2
Combinando el romance con la comedia familiar, esta secuela, dirigida por Jim O’Hanlon, vuelve a juntar a las dispares familias de los jóvenes enamorados James, interpretado por Asa Butterfield (Sex Education) y Hayley (Cora Kirk), durante unas vacaciones navideñas en Innsbruck. Los problemas comienzan cuando una confusión hace que el aristocrático padre de James, encarnado por el reconocido Alex Jennings, y su nueva novia norteamericana, la brillante comediante Jane Krakowski, terminen hospedados en el alojamiento barato que el padre de Hayley había reservado; mientras que la familia de la joven es recibida como realeza en un hotel de lujo. Las diferencias sociales entran en juego de manera cómica, pero el amor lo conquista todo… al menos en esta película que se destaca por su elenco y encanto. Disponible en Amazon Prime Video.
Familia revuelta
Siguiendo la tradición de las películas de “intercambio de cuerpo” que abundaron en la década del 80, esta comedia familiar, dirigida por McG, sube la apuesta a múltiples personajes. Así, la madre interpretada por Jennifer Garner y el padre encarnado por Ed Helms cambian cuerpo con sus hijos adolescentes, mientras que el bebé y el perro también lo hacen. El suceso fantástico se produce durante una alineación de planetas, en plena época navideña, cuando la familia no logra entenderse entre sí. Un telescopio y una misteriosa mujer, interpretada por la legendaria Rita Moreno, son los catalizadores para que todos ellos tengan que caminar, literal y metafóricamente, en los zapatos del otro. Los chistes no son los mejores, ni más sofisticados, pero resulta divertida y la química entre los actores sostiene el espíritu familiar de la película. Disponible en Netflix.
La Navidad está servida
Los clichés de la comedia romántica navideña están todos presentes en esta película, dirigida por T.W. Peacocke, que tiene como protagonista a Molly (Merritt Patterson), una cocinera que recién está comenzando su negocio de catering en un pueblito de esos que solo existen en este tipo de historias. Su gran oportunidad se presenta cuando Jean Harrison, una millonaria y filántropa del pueblo, la convoca a una entrevista con el fin de contratarla para su gala de Navidad. El camino de Molly se cruza con el de Carson, el sobrino fotógrafo de la mujer, que está de visita; lo que sucede después es todo lo que cualquier espectador de este tipo de películas puede vaticinar. Y, a veces, eso es lo único que se necesita. Disponible en Netflix.
Ex-mas
Leighton Meester (Gossip Girl) y Robbie Amell (Upload) interpretan a exes que se ven obligados a pasar juntos la Navidad. La familia de él es fanática de la festividad y, pensando que él no podría pasarla con ellos, deciden invitar a su ex, a quien quieren como si fuera una de ellos. Por supuesto, el destino y la falta de comunicación entre el hijo y sus padres se ocupa de que se encuentren. Esta película, dirigida por Jonah Feingold, apunta a ser más un poco más jugada y menos edulcorada que otras comedias románticas navideñas. No siempre logra lo mejor con esta decisión, probablemente porque se queda a mitad de camino. Sin embargo, tiene buenos momentos cómicos, en especial con las intervenciones de Michael Hitchcock, gran comediante de vasta experiencia. Disponible en Amazon Prime Video.
Intercambio de hermanas: Navidad en la ciudad
No podía faltar una película original de Hallmark en esta lista. Más si está protagonizada por una de las figuras más reconocidas de este subgénero, Ashley Williams (Victoria en How I Met Your Mother). Es la segunda película en la que Ashley y su hermana Kimberly Williams-Paisley (la protagonista de El padre de la novia), interpretan a las hermanas Meg y Jennifer Swift, respectivamente. Después de la muerte de su querido tío y a punto de irse a París, Meg decide pasar unos días en la ciudad donde vive su hermana, ayudando en su restaurante, mientras Jennifer está en el pueblo en el que crecieron. Claro que el trabajo y el apuesto gerente del restaurante podrían hacerle cambiar su pasaje a Francia. El encanto de Ashley Williams es la clave de la película, dirigida por Sean McNamara, que, con un coprotagonista afroamericano y una subtrama romántica gay demuestra que se puede mantener el estilo de este subgénero sin atrasar. Se estrena el lunes 25, a las 16.25, por Studio Universal.
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