Las ganadoras “cantadas” del Oscar que se quedaron con las manos vacías
De Matrimonio a la italiana a Cyrano de Bergerac, la lista de películas que parecía que tenían todo para alzarse con la estatuilla a Mejor film extranjero y tropezaron al final es larga; un repaso por ellas, en la cuenta regresiva de los Oscar 2023 y de la expectativa por Argentina, 1985
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Gane o pierda el próximo 12 de marzo redundante es señalar que Argentina, 1985 ya quedó en la historia como una de las películas argentinas que llegó a la instancia del Oscar desde que esta posibilidad fuera inaugurada en 1974 por La tregua, de Sergio Renán. Pero de acuerdo con la resultante, además podría quedar automáticamente dentro de un grupo donde están la suiza La diagonal del loco, la chilena Una mujer fantástica e incluso la argentina El secreto de sus ojos, como una de esas películas que no era de las favoritas en la opinión de la crítica, el sentir popular o incluso en el sistema de apuestas, pero que se llevó el Oscar a casa contra todos los pronósticos.
Si eso sucediera, Sin novedad en el frente pasaría a integrar otro incómodo grupo, donde convivirá por siempre con títulos tan rutilantes como Matrimonio a la italiana, Cyrano de Bergerac, Amelie o Biutiful como aquellos que estaban seguros de tan sólo tener que escuchar la apertura del sobre que custodia PriceWaterhouse y alzar una estatuilla que de sueño dorado se convertiría en perpetua frustración. Pero intramuros de la industria este premio tiene algo más porque -de no ganar la en apariencia favorita candidata alemana- para su eminente productora, Netflix, significará ensayar otra vuelta de tuerca en su búsqueda de superar el trauma de ser la única empresa que se queda siempre aspirando a pertenecer a las “grandes ligas” del mundo productivo del cine. Porque a diferencia de Roma, de Alfonso Cuarón -película también producida por Netflix y que sí se quedó con el premio de Mejor Película Extranjera- en este caso sólo podría significar un triunfo para ese sello si el film de Edward Berger ve acompañado su Oscar internacional por otras estatuillas en diferentes rubros técnicos que le permitan coronarse como una de las más premiadas de la noche, defendiendo así varias de sus 11 nominaciones y la pertenencia al otro grupo de ganadoras internacionales, donde Sin novedad en el frente pasaría a estar con La Strada, Mi tío, La fuente de la doncella, Amarcord, Cinema Paradiso, La vida es bella, Todo sobre mi madre, El tigre y el dragón, Ida, Roma y Parasite, que se quedaron con el Oscar como dorada confirmación de los pronósticos.
Matrimonio a la italiana
Su director ya era toda una celebridad. Había ganado dos Oscar a Mejor película extranjera por El lustrabotas y Ladrones de bicicletas, que se entregaron sin nominados, y uno más ganado en competición por Ayer, hoy y mañana. Además contaba con una nominación como Mejor actor de reparto por Adiós a las armas. Todo eso tenía Vittorio De Sica a su favor para llevarse el Oscar por esta versión de la ya mundialmente famosa Filomena Marturano, protagonizada por Marcello Mastroianni y Sophia Loren que también fue nominada como Mejor actriz. Pero ese 18 de abril de 1966 el premio fue para unos desconocidos que venían de la Checoslovaquia comunista. Jan Kádar y Elmar Klos se llevaron el Oscar por La tienda de la calle mayor y dejaron la marca de ser el primer país por fuera de Italia, Francia, Suecia y Japón en ganar el Oscar desde que comenzó a entregarse en 1948. Disponible en xiclos.com
Pascualino siete bellezas
Esa noche del 28 de marzo de 1977 en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles todos descontaban que la italiana Lina Wertmüller celebraría con el Oscar a la Mejor película extranjera las otras nominaciones y el hito de que 49 años después de la ceremonia inaugural, la Academia nominaba por primera vez a una mujer en el rubro de Mejor dirección. Era el cierre perfecto para un éxito a nivel mundial, el reconocimiento a una postergada nominación con mucho de reivindicación por la lucha feminista de la realizadora y también la manera de festejar las nominaciones a Mejor actor para Giancarlo Giannini y otra para Lina como guionista. Pero así como John G. Avildsen con Rocky se impuso a Lina, pero también a Ingmar Bergman, Alan Pakula y Sídney Lumet, la picaresca sobre el oportunista Pascualino se quedó con las manos vacías y Blanco y negro en color con su burla a la colonización europea y la firma del francés Jean-Jacques Annaud se llevó el Oscar. Aunque su producción era básicamente francesa, fue presentada por Costa de Marfil en la primera de las tres postulaciones que hizo ante Hollywood. Disponible en Qubit.tv
Ese oscuro objeto del deseo
Fue la película número 32 de un mito viviente como era Luis Buñuel, que al momento de rodarla contaba ya con 77 años. Y tal como sucedía desde hacía tiempo, se anunciaba como la última película del genial creador. Aquí adaptó la novela de Pierre Louys, La mujer y el pelele, pero con una mirada totalmente nueva a la historia de ese hombre burgués que persigue el amor de una jovencita a como diera lugar. Estrenada en el Festival de Cine de San Sebastián, tuvo una de las ovaciones más largas de las que se tengan memoria. Buñuel ya había sido nominado en 1970 por Tristana y se quedaba con el premio dos años más tarde por El discreto encanto de la burguesía. Tal como había sucedido con esa película, la Academia reconoció a Ese oscuro objeto del deseo también con una nominación en el rubro de Mejor guion adaptado. En el peor de los escenarios se creía que Buñuel podía perder el premio en manos de Un día muy particular, de Ettore Scola, por la visibilidad de la nominación que también tenía Marcello Mastroianni como Mejor actor. Pero con la ceremonia en la que el Oscar celebró su medio siglo y despidió a su histórico conductor Bob Hope, también Buñuel se fue con las manos vacías siendo el premio para Madame Rosa, dirigida por Moshé Mizrahi y que cuatro décadas más tarde, y con la versión original olvidada de la mente de los espectadores, sirvió para que Edoardo Ponti enmarcara el retorno de Sophia Loren a la pantalla en el papel que había realizado Simone Signoret. Disponible en MUBI
Camila
No llegaba como gran favorita pero su estrella crecía cada día siendo la segunda película presente en los Oscar por Argentina y la primera de la recién recuperada democracia. María Luisa Bemberg era asimismo la cuarta directora que tenía una película nominada en esta categoría en toda la historia de los premios hasta ese momento. Pero también tenía dos competidores de peso como la soviética Romance en tiempos de guerra, de Piotr Todorovsky y Sesión continua, de José Luis Garci, que se había llevado el Oscar dos años antes por Volver a empezar. Pero la que se quedó con el premio fue la parábola sobre la Guerra Fría trasladada a un tablero de ajedrez: La diagonal del loco, de Richard Dembo. Fue un premio polémico en virtud de su coproducción francesa, su distribución vía Gaumont, su elenco protagónico con el francés Michel Piccoli, la franco-estadounidense Leslie Caron, el ruso Alexandre Arbatt, la noruega Liv Ullmann y el polaco Daniel Olbrychski; y su director parisino de nacimiento, que no daba mucho lugar para que fuera representante de Suiza, más allá de uno de sus productores. Los criterios de selección también significaron que Ran no pudiera aspirar a la nominación y tuviera otras cuatro en diferentes rubros, dejando a Akira Kurosawa fuera del premio en favor de un director que lo conquistó con su opera prima. Disponible en PrimeVideo y MovistarPlay
Cyrano de Bergerac
Sería nuevamente Suiza con un producto casi desconocido internacionalmente la que frustara que la favorita se quedara sin el trofeo. Hasta poco antes de la ceremonia desarrollada en el Civic Auditorium de Los Ángeles el 26 de marzo de 1991, la nueva versión de Cyrano de Bergerac marchaba triunfante rumbo a los premios, tenía la Palma de Cannes al mejor actor, y pocos días antes de los Oscar, se había quedado con casi todos los premios César de la Academia de Cine francesa, que también le había dado el “César de los Césars” en virtud de su realización excepcional. Por eso nadie se extrañó cuando la película de Jean-Paul Rappeneau obtuvo cinco nominaciones en los Oscar, donde se daba por descontado el premio a la Mejor Película Extranjera y el Oscar para Gérard Depardieu cada vez sonaba con más fuerza. Pero días antes de la entrega, la revista Time recolectó declaraciones que el actor había hecho a la publicación Film Comment, en 1978, donde formulaba su participación en agresiones sexuales cuando era adolescente. Luego no negó la existencia del artículo, la polémica quedó instalada y alcanzó para que Depardieu no sólo no participara de la ceremonia sino que tampoco ganara el Oscar. Tampoco Cyrano de Bergerac fue la Mejor Película Extranjera: perdió frente a la entonces ignota suiza Viaje a la esperanza, de Xavier Koller. Cyrano... sólo pudo quedarse con el premio al mejor vestuario, para Franca Squarciapino.
Las voces del silencio
Desde que El tambor, de Volker Schlondorff, le brindó a Alemania finalmente un premio Oscar en 1980 (esquivo desde la primera vez de este rubro, en 1956, cuando El Capitán Kopenick, de Helmut Kautner perdió con La Strada, de Fellini), el cine alemán siempre había querido volver a alzar la estatuilla pero recién para la 70° ceremonia celebrada en 1998 parecía que la posibilidad era cierta. Las voces del silencio había impactado a crítica y público en los Estados Unidos y alrededor del mundo, convirtiéndose en una firme candidata cuando además no tenía competidoras que pudieran ser grandes obstáculos aunque había ilusiones para un premio al cine iberoamericano resultante entre la brasileña 4 días de Septiembre, que contaba con buena parte del elenco y técnicos norteamericanos, o Secretos del corazón, de Montxo Armendáriz. Nada de eso sucedió. Caroline Link tuvo que esperar un lustro para llevarse la estatuilla con En algún lugar de África y ese año la holandesa Carácter se quedó con el premio. Las voces del silencio abrió la puerta a realizaciones muy similares, como La familia Bélier o la remake de esta, CODA, señales del corazón, que se quedó finalmente con el Oscar a la mejor película.
Amelie
24 de Marzo de 2002. Se entregaban los Oscar y la Argentina en pleno hervidero político vivía con emoción la nueva nominación con El hijo de la novia, de Juan José Campanella. Se descontaba que la película no ganaría porque era una comedia, y los premios raramente reconocen a una, pero principalmente porque estaba multinominado un título que había tenido un impacto mundial que el cine francés no disfrutaba desde hacía mucho tiempo. El fabuloso destino de Amelie Poulain, o simplemente Amelie, como se la conoció en la Argentina, con sus cinco nominaciones al Oscar incluyendo guion original, fotografía, dirección artística y sonido además del casi obvio de Mejor película extranjera, convirtió a Audrey Tautou en una estrella de fama mundial. En los Estados Unidos tenía su distribución la poderosa Miramax, que era propiedad de Disney pero manejada por los hermanos Weinstein. Nada podía fallar para que Jean-Pierre Jeunet se quedara con el Oscar. Pero falló y el bosnio Danis Tanovic con su inteligente película No Man`s Land, en tierra de nadie, sobre la guerra de los Balcanes explicitada entre el humor y la tragedia en una trinchera, se quedó con el galardón de la noche para el cine hablado en otro idioma. Se encuentra disponible en Movistar Play.
Katyn
Era un mito viviente del cine el polaco Andrzej Wajda cuando fue nominado por cuarta vez al Oscar, después de La tierra prometida, Las señoritas de Wilko y El hombre de hierro. No ganó en ninguna de esas tres instancias y en el año 2000, a petición de Steven Spielberg, se le entregó un Oscar honorífico. Ocho años después, Wajda volvía a los Oscar con una película nominada que retrataba el asesinato de miles de oficiales del ejercito polaco en manos de la policía secreta soviética, en virtud del pacto entre Hitler y Stalin. Para Wajda además era una película de una profunda carga emotiva, dado que había perdido a su padre en tales circunstancias. Un director mito del cine con una película aclamada mundialmente representando a un país que nunca se había llevado el Oscar a casa. Pero fue otra película ambientada en tiempos de la Segunda Guerra Mundial -y basada también en un caso real como la Operación Bernhard que los nazis idearon para fabricar dinero falso- que se quedó con el premio bajo el título de Los falsificadores, de Stefan Ruzowitzky. Así, ese año Austria se quedó con el Oscar que llegaría a Polonia mucho después, con Ida, de Pawel Pawlikowski, luego de 13 nominaciones desde 1956.
Entre los muros
El quinto largometraje de Laurent Cantet tuvo un enorme impacto alrededor del mundo desde que se había quedado con la Palma de Oro de Cannes. Se trataba del relato de las experiencias de un profesor de lengua en una escuela secundaria de los alrededores de París. El 12 de marzo, Laurent Cantet visitaba el festival Pantalla Pinamar en la Argentina para acompañar la proyección de la película que finalmente no ganaría el Oscar, aunque era, junto a Waltz with Bashir, la favorita. Entre ambas venían quitándose los premios en cada ceremonia en la que coincidían. Pero el Oscar dejó a las dos contendientes en sus asientos para aplaudir a la japonesa Final de partida, de Yojiro Takita, que tuvo muchos problemas durante el rodaje por tocar un tema sagrado para la cultura japonesa como la muerte y no era la favorita para ganar el premio ese año. Fue una sorpresa para todos. Tal es así que David Itzkoff en The New York Times describió a Okuribito, el título original de Final de partida, como “la película que te hizo perder tu quiniela de los Óscar”.
La cinta blanca
Eminente nombre del cine europeo, el austríaco Michael Haneke había ganado la Palma de Oro con esta película ambientada en un pequeño pueblo al norte de Alemania en los días previos a la Primera Guerra Mundial. La monumental fotografía de Christian Berger también obtenía una nominación al Oscar. Venía precedida de una enorme valoración de crítica y público y de tener enormes respaldos como el premio Fipresci a la mejor película del año en San Sebastián, la mejor película según los Premios del Cine Europeo y en su camino al Oscar, siete distinciones de diversas asociaciones de críticos de cine de los Estados Unidos. Una señal de alarma fue cuando Un prophéte, de Jacques Audiard, se quedó con el Bafta el 21 en Londres y eso la dejaba expectante para la ceremonia del Oscar. Pero esa noche, se recuerda en todos los corazones argentinos, Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino aparecieron en escena, Almodóvar abrió el sobre y con una pronunciación extrañísima dijo: “El secreto de sus ojos”, y Argentina se quedaba así, por segunda vez, con un lugar en la historia que hasta ese momento sólo había soñado.
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