Las diez mejores películas deportivas para acompañar los juegos olímpicos
Para no distraerse demasiado de los encuentros de Río de Janeiro, vale la pena revisar los films que supieron retratar los claros y oscuros de los deportistas de elite
Para los amantes del deporte, por estos días no hay programa más entretenido que ver cada uno de los encuentros de los J uegos Olímpicos de Río de Janeiro. Ya se trate de disciplinas populares como fútbol, básquet y tenis o aquellas a las que sólo se le presta atención cada cuatro años como las náuticas, el handball o el vóley de playa, es difícil despegarse del televisor para ver otra cosa que no sean los equipos nacionales intentando alcanzar una medalla. O una derrota digna. Historias épicas de esfuerzo y sacrificio que no sólo se ven en los estadios. También el cine se nutrió muchas veces de esos personajes y esos relatos para contar historias divertidas, dramáticas y siempre emocionantes.
Carrozas de fuego (1981). La ganadora del Oscar es más recordada por la banda de sonido de Vangelis que por sus protagonistas o la historia que cuenta. Y aunque la música sea inolvidable, el relato sobre los dos corredores del equipo británico en la Europa de entreguerras y sus sueños para la Olimpíada de 1924 encaja perfectamente con el espíritu de estos días.
Toro salvaje (1980). Al contar la vida y obra del boxeador Jake LaMotta, Martin Scorsese no sólo consiguió interpretar los altibajos y la oscuridad detrás de la gloria deportiva sino que sentó además las bases estéticas para todas las películas de boxeo que vendrían después. Una obra maestra en la que el director le dio rienda suelta a su fascinación por los hombres violentos y trágicos.
Rocky (1976). No se puede pensar una lista de films deportivos sin incluir a la película que hizo de su personaje un sinónimo de boxeo, de esfuerzo personal, de tierno perdedor y de héroe romántico. Y porque gracias a ella no hay película deportiva sin la secuencia de entrenamiento que pone al público como testigo y tribuna del sacrificado protagonista. Creed, la más reciente aparición del personaje de Sylvester Stallone en el cine, debe ser mencionada como perfecta pieza que acompaña al film original.
La bella y el campeón (1988). Si alguien tiene duda sobre el talento y el carisma de Kevin Costner (¿queda algún despistado por ahí?) se recomienda que vea esta comedia en la que el actor interpreta a Crash Davis, un lanzador de beisbol que cerca del final de su carrera debe enseñarle los trucos del oficio al joven talento de un equipo de las ligas menores. Más allá de las posibilidades del equipo y sus jugadores, todos cuentan con una fanática apasionada por sus integrantes interpretada por Susan Sarandon. Deportes y enredos románticos. Mejor, imposible.
Gatica, el mono (1993). En una de las películas más destacadas de su filmografía, Leonardo Favio traza paralelismo entre la vida del inolvidable ídolo deportivo y el contexto político de la Argentina. El ascenso a la gloria y la caída en la desesperación del boxeador se muestra en paralelo con la evolución del peronismo. Todo contado con el sentido del relato lírico que fue su marca de autor. Una historia argentina repleta de emoción, triunfo y tragedia que conserva una actualidad temática, visual e interpretativa notable.
Un domingo cualquiera (1999). No hace falta entender ni conocer las reglas del fútbol americano para sentir la pasión que Oliver Stone logró transmitir al film. Hoguera de las vanidades, desembozado individualismo en un mundo que se supone que reivindica el trabajo en equipo: ninguno de los detalles del deporte profesional y de elite se salvan de la suspicaz mirada del director de Wall Street.
Un equipo muy especial (1992). "No hay lugar para el llanto en el béisbol", es apenas una de las frases y lecciones memorables de este film que se anima a lo imposible: retratar a un grupo de mujeres unidas por una pasión que nada tiene que ver con los hombres de su vida. Divertidas, talentosas, a veces egoístas y conflictivas, las protagonistas del film, encabezadas por Geena Davis , son ese tipo de mujeres completas que al cine suele costarle tanto encontrar.
Rush: pasión y gloria (2013). El prolífico Ron Howard consigue una de sus mejores películas con este film que cuenta la rivalidad verídica entre los corredores de fórmula 1 James Hunt ( Chris Hemsworth ) y Niki Lauda (Daniel Brühl, brillante). Vértigo y velocidad marcan el ritmo del relato no solo en las escenas de las carreras sino también en aquellas que retratan la ambición de dos hombres diferentes que, aparentemente, persiguen un mismo objetivo.
El campo de los sueños. (1989). Otra vez Costner , el protagonista ideal para los relatos deportivos–tiene en su haber más de cinco–, y otra vez el béisbol, aunque en este caso sea una excusa para reflexionar sobre los vínculos entre padres e hijos y la posibilidad de reparar el pasado sin perder las esperanzas y los sueños, claro.
Wimbledon (2004). Ambientada durante el torneo de tenis británico que le da título a la película, se trata de una comedia romántica que además se ocupa de los rigores y las glorias que viven los deportistas profesionales y hasta se pregunta si el amor puede florecer en medio de la alta competencia y la ambición.
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