Las 5 claves para comprender el fenómeno Dragon Ball
Algunos adultos recordarán Astro Boy o Mazinger Z; otros a Meteoro, Robotech o Supercampeones; la animación japonesa siempre estuvo presente en la televisión argentina, y a finales de los noventas la oferta proliferó considerablemente. Sailor Moon, Los caballeros del zodíaco, Slam Dunk, Evangelion o Cowboy Bebop eran un muestrario de la versatilidad que tenían las ficciones animadas de ese país. Y en medio de esa abundante oferta estaba el que seguramente es el nombre de mayor convocatoria: Dragon Ball. La Argentina, como sucedió a nivel mundial, cedió ante una moda que primero parecía de nicho, para luego expandirse hasta ser el emblema más concreto de la invasión cultural nipona. Con la llegada a los cines de una nueva película de la saga, repasamos cuáles son los ingredientes que hacen de esta franquicia un verdadero boom que no envejece y acumula a sus espaldas varias generaciones de fans.
1. Del cuento clásico al superhéroe oriental
El primer episodio de Dragon Ball se publicó en noviembre de 1984, dentro de las páginas de la antología Weekly Shonen Jump, cuna de los más populares cómics en Japón apuntados al público joven, cuyas temáticas suelen ser humorísticas, de aventura o deportes, y cuya tirada semanal supera con facilidad las cinco millones de copias vendidas. Su creador, Akira Toriyama, había conseguido gran éxito gracias a un manga cómico titulado Dr. Slump y para su siguiente obra estaba interesado en la aventura, pero no quería abandonar el humor.
La premisa inicial era muy sencilla. El héroe era Goku, un niño experto en artes marciales que junto a un grupo de amigos debía encontrar las siete bolas de dragón, las cuales una vez reunidas concedían cualquier tipo de deseo. Para esa historia, Toriyama tomó como inspiración el relato clásico chino Viaje al Oeste, en el que un mono de aspecto humanoide atravesaba todo tipo de desafíos. En esos primeros años de vida, Dragon Ball no fue un cómic que se destacara en ventas, pero todo cambió cuando el editor de la obra, Kazuhiko Torishima, le aconsejó al autor que pusiera el acento más en las peleas y menos en el humor. De esa forma la historieta cambió su tono y el pequeño Goku se convirtió en un guerrero que en cada saga enfrentaba a rivales más poderosos.
Con el tiempo se reveló que el protagonista pertenecía a una raza de extraterrestres llamados saiyajins, y que en realidad su misión era conquistar la tierra, no defenderla. Eventualmente otros miembros de su estirpe llegaron para matarlo, pero él pudo derrotarlos uno a uno. Algunos de esos rivales se convirtieron en aliados y de esa forma la saga expandió considerablemente su galería de héroes y villanos.
Finalmente en 1995 y luego de once años de publicación semanal, Dragon Ball se despidió de sus lectores cuando se encontraba en plena popularidad. Toriyama abandonaba su criatura más valiosa sin saber que ella ya tenía vida propia y que el futuro le depararía el reencontrarse con Goku en varias oportunidades.
2. El estilo de Akira Toriyama
Una de las razones por las que Dragon Ball se convirtió en un éxito fue por el cuidado con el que Toriyama construyó a sus protagonistas. A lo largo de sus periplos, los personajes evolucionan, envejecen, se casan y tienen hijos. Cualquier fan de la saga puede crecer a la par de esos protagonistas. Al contrario de lo que sucede con Batman, Spider-Man o figuras similares, aquí los personajes atraviesan situaciones que dejan huella en sus historias, historias que tienen un punto de inicio y uno de conclusión. Toriyama creó figuras entrañables, héroes con los que resulta sencillo empatizar y que solo se dedican a pelear por lo que consideran es correcto y los villanos, algunos de ellos destinados a cambiar de bando por fuerza de las circunstancias, también ganaron protagonismo y hasta algunos llegaron a ser más populares que el propio Goku.
Detrás de esa galería de figuras tan sencillas como cercanas, se esconde la mano de un autor amante de la comedia, un obsesionado con el film 101 dálmatas (que según contó alguna vez, lo inspiró a dedicarse al dibujo) y amigo y fan de Jackie Chan. Sin embargo -y a pesar de su fama-, el dibujante siempre prefirió el bajo perfil. Inesperadamente, su nombre estuvo involucrado en el escándalo de los Panamá Papers junto al de otros once millonarios japoneses.
3. Su popularidad en Japón y más allá
En Japón es regla que si un manga es exitoso, tenga al poco tiempo una adaptación animada para televisión. La llegada a la pantalla chica suele reportar suculentos beneficios ya que alcanza a un público nuevo. Y con Dragon Ball eso fue lo que sucedió. Los primeros episodios con el personaje pequeño fueron muy elogiados, pero cuando la trama llevó a Goku a la adultez, la serie pasó a llamarse Dragon Ball Z y ahí la fama creció exponencialmente. Video juegos, remeras, muñecos, tazas, ropa y cientos de objetos más, todo era susceptible de convertirse en merchandising. A comienzos de los noventa se estrenaron varias películas animadas que contaban historias originales, discos que compilaban canciones y una verdadera infinidad de video juegos. A principios de los noventa, Toriyama era tan rentable para la industria del manga que por contrato tenía prohibido viajar en avión a menos que la editorial le concediera un permiso exclusivo.
La fama del cómic lo llevó a ser publicado en muchos países entre los que se contaron España, Italia, Francia, China e incluso Estados Unidos (donde la industria de la historieta solo aceptaba super héroes). En una época en la que internet no era tan accesible, las modas tardaban más en expandirse, pero eso no evitó que a finales de los noventa Dragon Ball fuera una franquicia de fama mundial. En los años posteriores, muchos países no podían más que publicar un cómic y una serie de televisión que ya había finalizado, pero eso impulsó una nueva fiebre por Goku que se extendería mucho más allá de tierras niponas.
4. Su importancia en el mercado argentino
La historia de Dragon Ball en la Argentina fue prueba y error y tuvieron que pasar varios años hasta que se instalara con fuerza. El primer acercamiento se concretó en 1994 cuando Jocsa obtuvo los derechos para comercializar en el país algunos muñecos de la serie. Luego y para impulsar su popularidad, la señal ATC emitió los sábados a la tarde los primeros largometrajes animados, utilizando el doblaje realizado en España. En simultáneo, de lunes a viernes, también se pasaban los primeros trece episodios de una versión que había sido adaptada al mercado norteamericano y que se llamaba Zero y el dragón mágico (allí Goku inexplicablemente llevaba ese nombre). Pero el producto pasó sin pena ni gloria y duró pocas semanas al aire.
En 1997, el canal infantil Magic Kids estrenó la serie respetando su orden cronológico. El éxito fue inmediato y debido a sus cuatro repeticiones diarias capturó el interés no solo de lo más chicos, sino también de adolescentes y adultos que veían fielmente cada nuevo episodio a las medianoche. La fama en la Argentina creció y el 9 de julio de 1998, Goku conquistó el cine con Dragon Ball Z: la película. La respuesta fue tal que en 1999 estrenaron no uno, sino dos largometrajes animados y las tres películas obtuvieron poco más de novecientas mil entradas vendidas, una cifra nada despreciable para un dibujo animado que era (mal) considerado de nicho. Dragon Ball llegó incluso a colarse en la televisión abierta de la mano de Azul TV (como se conoció durante un tiempo a Canal 9, mientras que en cable seguía dándose con muchísimo éxito.
Promediando 2001, Cartoon Network se hizo cargo de la emisión y eventualmente estrenó Dragon Ball Z Kai (una versión resumida, pero de mejor calidad en la animación). En los noventa también se editaron en video todos los largometrajes que no habían llegado al cine, y debido a que ninguna empresa contaba con las licencias para lanzar merchandising, era habitual encontrar en jugueterías figuras apócrifas basadas en los personajes.
Otro paso decisivo en suelo argentino ocurrió en 2008 cuando Ivrea obtuvo los derechos para publicar el manga, un verdadero hito en el mercado local. En diálogo con LA NACION, Javier Heredia, gerente de producción y licencias de esa editorial, dijo: "Nos costó mucho conseguir la licencia para la Argentina, tardamos diez años en obtenerla. Para la empresa en Japón se trata de un producto aparte, una marca aparte. Siempre que tenemos reuniones con los japoneses, ellos mismos tienen un departamento exclusivo con gente dedicada a todo lo que es el desarrollo de distintos productos basados en Dragon Ball. En la Argentina a nivel editorial es uno de los títulos que más vendemos y cuyas viejas reimpresiones incluso superan a mangas actuales".
Con respecto a la fiebre Dragon Ball, expresó:"En América Latina es una pasión, es como el fútbol. La gente corea sus canciones, y en proyecciones públicas gritan como si fuera un evento (...). Su impacto sigue siendo punta de lanza y es súper importante. Al protagonista lo conoce todo el mundo, incluso el que no sabe qué es un manga o no conoce la serie de animación. Todos saben que Goku es Goku".
Por todas estas razones, Dragon Ball es un fenómeno indiscutible a nivel mundial y en nuestro país.
5. Dragon Ball Super: el regreso más esperado
Si bien finalizó en 1995, Dragon Ball no dejó de ser consumido ni en Japón ni en el resto del mundo. A pesar de ello, Akira Toriyama se negaba a continuar la obra y se dedicaba al diseño de personajes para videojuegos o a realizar historietas cortas, muchas de ellas de tono humorístico. Pero el tiempo convenció al autor de cambiar su postura y finalmente aceptó involucrarse en el guion de una película que sería el primer material nuevo de la saga en casi veinte años (sin tener en cuenta Dragon Ball GT, una fallida serie emitida entre 1996 y 1999 que no se basaba en ningún cómic previo).
En 2013 llegó a los cines La batalla de los dioses, un film cuya verdadera función fue testear qué tan interesados estaban los fans en ver nuevo material. La respuesta fue fabulosa y así las mentes detrás de la criatura comprobaron que no solo el interés seguía intacto, sino que a los fans adultos que la habían visto en su adolescencia, se sumaban jóvenes generaciones. La película se estrenó en la Argentina el 26 de septiembre y alcanzó rápidamente los 500 mil espectadores, convirtiéndose (según datos de Ultracine) en la película de animación japonesa más taquillera de nuestro país.
Frente a ese éxito, en 2015 se lanzó una segunda película (La resurrección de Freezer, que en el país superó las 400 mil entradas) y en Japón llegó una nueva serie animada: Dragon Ball Super, que también tuvo su versión en cómic escrita por el propio Toriyama, pero dibujada por Toyotaro, un ilustrador que sin tener el talento de su sensei, se asimilaba bastante a su estilo. La ficción en televisión culminó en marzo de 2018 luego de 131 episodios ovacionados por el público, mientras el manga aún continúa su camino. Ahora, la llegada a los cines del largometraje de Dragon Ball Super: Broly, que es uno de los estrenos japoneses con mayor cantidad de salas disponibles en el país (se calculan más de 200), reafirma una vez más que Goku es el fenómeno cultural nipón más popular en la Argentina.
El éxito en números
A continuación una lista de datos que dan cuenta de la fama de la franquicia a nivel mundial:
- 1032 millones de dólares fueron las ganancias reportadas por productos vinculados a Dragon Ball durante 2018.
- 49 volúmenes lleva la historieta que aún continúa su publicación.
- 362 millones de copias lleva vendidas a la fecha a nivel mundial.
- 15 es el puesto en el que se encuentra entre las franquicias más rentables de la actualidad, superada solo por tanques del tamaño de Star Wars, Marvel o Mickey Mouse.
- 20 son los largometrajes con los que cuenta la saga (a los que se suman una decena de especiales televisivos).
- 798 episodios suman todas sus series: Dragon Ball, Dragon Ball Z, Dragon Ball GT , Dragon Ball Z Kai y Dragon Ball Super.
- 40 son los personajes centrales de la historia, si agregamos los secundarios fácilmente se alcanza el centenar.
- 40 años tenía Akira Toriyama cuando terminó el manga, convirtiéndose en uno de los hombres más ricos de Japón.
- 96 videojuegos adaptan el mundo de Goku. El primero de ellos se lanzó en 1986 para el sistema exclusivo de Japón llamado "Super Cassette Vision".
- 48 son los discos musicales que compilan las melodías originales de las series, películas y videojuegos
- 37 son los países que se estima televisaron algún episodio de la historia en los últimos 25 años.
- 1 mes es la demora entre el estreno de Dragon Ball Super: Broly en cines japoneses, con respecto a su salida en pantallas argentinas. Un verdadero récord en términos de tiempo transcurrido entre dos países que no suelen compartir franquicias populares.
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