En el libro El cine según Hitchcock, que refleja los apasionantes resultados de una extensa conversación entre el gran director británico Alfred Hitchcock y su colega Francois Truffaut, se habla de La ventana indiscreta como un film "puramente cinematográfico". La definición corre por cuenta de Hitch y responde a una pregunta del cineasta francés, que también fue parte durante años del prestigioso staff de la revista Cahiers du Cinema y sabía muy bien cómo llevar adelante una buena entrevista.
"Supongo que lo que lo tentó de este proyecto fue el desafío técnico, la dificultad. Un único e inmenso decorado, y todo el film visto a través de los ojos del mismo personaje. ¿Fue así?", interroga Truffaut. "Totalmente -asegura su interlocutor-. Era la posibilidad de hacer un film puramente cinematográfico. Por un lado tenemos al hombre inmóvil que mira hacia afuera. Esa es una primera parte de la historia. En la segunda parte aparece lo que él ve. Y la tercera muestra su reacción. Esto representa lo que conocemos como expresión más pura de la idea cinematográfica". De inmediato, Hitchcock cita un ejemplo muy pertinente para apoyar su afirmación anterior. Cuenta que en uno de sus libros dedicados al arte del montaje, el ruso Vsévolod Pudovkin, contemporáneo de Eisenstein, su compatriota y una de las figuras más reconocidas de los inicios del cine, revela una significativa experiencia probada por el cineasta Lev Kuleshov que consistía en presentar un primerísimo primer plano de un personaje al que se le pegaba otro de un niño muerto, lo que daba como resultante que se identifique en ese rostro la más pura compasión. Si en lugar del plano del niño muerto se pegara uno de un plato de comida, lo que se leerá del mismo plano anterior del rostro es la sensación de apetito. Un gran ejemplo de cómo funciona la gramática del cine, que Hitchcock, y hoy de eso ya no hay ninguna duda, dominaba como pocos.
Protagonizada por James Stewart y Grace Kelly, La ventana indiscreta es un ajustado tratado de la identidad voyeurista del cine y sus espectadores. También es un ejemplo contundente del enorme talento del maestro del suspense y un verdadero prodigio de la puesta en en escena que requirió de un rodaje perfectamente planificado.
Filmada enteramente en los estudios Paramount, donde se montó un enorme set interior para replicar un patio del Greenwich Village, la película llevó mucho tiempo de pre-producción. Los diseñadores de la escenografía, Hal Pereira y Joseph MacMillan Johnson, trabajaron seis semanas para construirla, con la ayuda fundamental de un equipo de cincuenta personas. Sin embargo, el film costó apenas un millón de dólares (100 mil se gastaron solo en el decorado) y terminó recaudando en todo el mundo casi 40, lo que lo transformó en un muy buen negocio para sus productores.
El enorme decorado medía alrededor de doce metros, el equivalente a cinco o seis pisos de un edificio, y ocupaba 30 metros de ancho y 60 de largo. Tenía 31 departamentos, 12 de los cuales fueron completamente amueblados y contaban incluso con agua y electricidad. De hecho, Georgine Darcy, una de las actrices del film, se instaló en uno de esos departamentos durante buena parte del mes de rodaje.
Hitchcock dirigía desde el espacio que ocupaba la habitación del personaje de Stewart, epicentro de la trama. Los actores que ocupaban el resto de los pisos llevaban, cuidadosamente disimulados, auriculares a través de los cuales recibían todas las instrucciones del cineasta. La eficacia del dispositivo se puede comprobar observando una de las escenas más graciosas de la película, cuando una pareja dueña de un simpático perrito quiere ingresar al departamento para protegerse de una intensa lluvia y se produce un forcejeo jugado en tono de comedia. Se cuenta que Hitchcock dio las indicaciones apenas unos segundos antes de rodarla, y funcionó todo tan bien que no hizo falta hacer otra toma.
Bastante más complicado fue el trabajo de iluminación. Se usaron mil lámparas de arco voltaico para simular la luz del sol, pero el cambio del ambiente diurno al nocturno llevaba siempre unos cuarenta y cinco minutos. Hubo cuatro escenarios separados de iluminación para cada momento en el que se desarrollaba una escena: por la mañana temprano, al mediodía, en el atardecer o de noche. Pero en algunos casos la elevación de la temperatura que provocaban esas luces era tan exagerada que resultaba insoportable para los que ocupaban los pisos más altos. Hubo una jornada en la que ese sistema colapsó, el decorado quedó completamente oscuro y tuvo que realizarse un trabajo de varias horas para retomar la filmación.
Otra particularidad de la película es su aspecto sonoro. Todos los sonidos que se escuchan en ella son diegéticos (es decir, provienen del ambiente donde se desarrolla la historia), con excepción de la música compuesta por Franz Waxman (el mismo autor de las famosas bandas sonoras de La novia de Frankenstein y El ocaso de una vida) que aparece en los títulos de crédito iniciales y finales. Su canción "Lisa" es interpretada por uno de los vecinos, el pianista que encarna Ross Bagdasarian. Y el resto son temas que el protagonista escucha a la distancia, provenientes de las distintas unidades del edificio: "To See You Is to Love You", por Bing Crosby; "That's Amore", por Dean Martin: "Mona Lisa", por Nat King Cole y fragmentos de la música compuesta por Leonard Bernstein para el ballet "Fancy Free", entre otros. Una utilización de las canciones para apuntalar la historia desde el interior mismo del esquema dramatúrgico, recurso que más adelante usarían con frecuencia cineastas como Martin Scorsese y Quentin Tarantino.
El carisma de Grace Kelly y el particular estilo de Hitchcock
Aunque Hitchcock nunca lo confirmó, se ha dicho más de una vez que la relación ficcional entre Jeff y Lisa, los personajes interpretados por James Stewart y Grace Kelly, estuvo inspirada en la que mantuvieron en la vida real el célebre fotógrafo Robert Capa y la actriz Ingrid Bergman, otra de las musas del cineasta.
La presencia de la futura princesa de Mónaco causó un gran revuelo en el rodaje. Stewart contó alguna vez que la llegada de su compañera a cada una de las jornadas de filmación era un acontecimiento.También remarcó que ella era amable y muy atenta con todos. Incluso aceptó algo a lo que siempre se había negado antes: fumar en pantalla. Fue la primera vez que lo hizo, dado que estaba muy entusiasmada con un papel que, ella lo sabía perfectamente, podía reafirmarla en el mapa del star system de Hollywood, gracias a la popularidad de la que ya gozaba Hitchcock. El guionista John Michael Hayes le escribió un papel a su medida, inspirado en parte en su propia esposa, modelo profesional. Cada aparición de Lisa está tratada en la película al estilo de un breve desfile de moda en el que Kelly luce un vestuario refinado y elegante diseñado por Edith Head y rigurosamente supervisado por Hitchcock.
Hitchcock también confió mucho en Georgine Darcy, la actriz que encarnó a Miss Torso, para que coreografiara a su gusto los bailes que observa Jeff desde su ventana indiscreta. Las únicas indicaciones, precisas y no negociables, fueron que descartara tomar clases de danza y tampoco replicara ninguna técnica conocida de esa disciplina, dado que justamente tenía que causar la impresión de no ser una experta. Era extraño que Hitchcock concediera ese tipo de libertades, pero el resultado fue óptimo.
También se ha dicho que la decisión de convocar a Raymond Burr, el vecino del que Jeff sospecha que ha cometido un asesinato, tuvo que ver con su parecido físico con el productor que lo trajo a Hollywood, David O. Selznick. Hitch trabajó casi diez años con él y sufrió con amargura y notorio disgusto sus excesivas intromisiones en films como Rebecca (1944) y Agonía de amor (1948). La venganza fue sutil: un criminal cuyo aspecto recordara a un enemigo íntimo del que recién se había distanciado.
Más allá del gran despliegue escenográfico y de las dificultades de un rodaje en un entorno bastante inusual, Thelma Ritter, quien asumió en la película el papel de la mordaz asistente de Jeff, aseguró años más tarde que Hitchcock estuvo de buen humor durante todo el proceso, aunque aclaró que el director británico difícilmente expresaba su satisfacción cuando una escena salía como él lo había planeado. La actriz -nominada seis veces al Oscar por sus papeles secundarios- también contó que, en cambio, gesticulaba aparatosamente en los casos que consideraba fallidos, por lo general simulando una especie de vómito.
Una de las escenas más preciosas de la película es la primera en la que aparece el personaje de Grace Kelly. Fiel a su singular postulado de "filmar las escenas de amor como asesinatos y los asesinatos como escenas de amor", Hitchcock la resolvió de manera magistral. Mientras Jeff se va quedando dormido, una sombra lo cubre poco a poco; según los códigos del cine de misterio, esto debería implicar una amenaza, pero en el plano siguiente vemos a Lisa abalanzándose frontalmente contra la cámara hasta que llega a besar a su novio. La breve y efectiva secuencia nos avisa que La ventana indiscreta es, al margen de las sugestivas intrigas que atraviesan su argumento, una historia de amor. Pero no una ideal, con personajes que nacieron el uno para el otro, sino una bastante más triste, donde los desencuentros son bien palpables. Los estilos de vida, los gustos y las ambiciones de los protagonistas son tan diferentes como para que sospechemos con causa que esa relación tiene fecha de caducidad.
Alrededor de la historia principal circulan otras que de algún modo aluden a lo mismo, pero de maneras diferentes: los recién casados entregados al sexo intenso, una soltera solitaria, un soltero que le escapa a los compromisos, una joven atractiva rodeada de pretendientes que decide esperar fielmente a su novio militar, la pareja madura y aburrida que deposita casi toda su atención en una mascota y la relación tormentosa con desenlace fatal. El amor y el cine en muchas de sus variantes, bajo el prisma de un artista único.
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