La última aventura por las galaxias
"Star Wars. Episodio III. La venganza de los Sith" ("Star Wars. Episode III. Revenge of the Sith", EE.UU./2005). Dirección y guión: George Lucas. Con Ewan McGregor, Natalie Portman, Hayden Christensen, Christopher Lee, Samuel L. Jackson, Ian McDiarmid y otros. Fotografía: David Tattersall. Música: John Williams. Presentada por 20th. Century Fox. Hablada en inglés. Duración: 140 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
Cuando en 1977 el director, productor y guionista George Lucas estrenó "La guerra de las galaxias", primera parte de esta saga, seguramente no sabía que insertaba en el universo cinematográfico uno de los éxitos más clamorosos y trascendentes del séptimo arte. Ese mundo cruel, inmerso en la violencia y en la justicia, habitado por seres sedientos tanto de poder como de necesidad de paz y recorrido por las más estrambóticas naves espaciales y por batallas de intenso poder emotivo, congregó en torno de la primera, y en sus continuaciones, a millones de espectadores que se convirtieron en fanáticos de esos personajes que parecían emerger de un complejo juego de astucia y valentía y recalar en las aventuras más dinámicas y efectistas.
Tras cuatro episodios que se transformaron en otros tantos films de igual o mayor suceso que el primero, Lucas decidió, con "La venganza de los Sith", poner fin a esa maratónica guerra espacial. Y lo hizo con el mismo arriesgado espíritu que había impreso a una de las sagas más vistas en el mundo. Aquí Anakin Skywalker, el justiciero caballero Jedi, acompañado por su entrañable amigo Obi-Wan Kenobi, deberá rescatar al canciller Palpatine, secuestrado, tras un desesperado ataque a la República, hogar de los Jedi, por las fuerzas separatistas, y aniquilar a Grievus, el temible jefe de los renegados y ansiosos amos del poder y la violencia.
Esa misión osada pondrá al descubierto, sin embargo, la ambigüedad de la personalidad de Anakin, enamorado de la bella Padmé, de quien espera un hijo. El aguerrido héroe teme que su amor naufrague en medio de ese caos galáctico y toma una determinación extrema: pasarse a las fuerzas del mal, inducido por el canciller Palpatine, que le promete enseñarle poderes que jamás pensó que fueran posibles. En medio de dudas y vacilaciones, Anakin luchará con su justiciero amigo Obi-Wan y la muerte se transformará en resurrección cuando el joven, ya aliado con los enemigos de su pueblo, sea convertido en un ser sediento de sangre y de furia.
Todo tiene un final
La imaginación de Lucas llega en este episodio final a un clímax de gran hondura dramática sostenida, más que en los films anteriores, por los íntimos y contradictorios sentimientos de Anakin, dispuesto a cruzar el umbral de la maldad en la búsqueda de la felicidad de esa mujer que siempre representó para él la mayor de las dichas. Quienes siguieron a través de los años este relato tan tenso como sorpresivo tendrán en esta última parte de la saga el resultado de una guerra sin cuartel que, metafóricamente, se acerca a la vida de todos los hombres. El ritmo, la emoción y los sentimientos más encontrados se conjugan en este episodio en el que Lucas volvió a demostrar, posiblemente con más intensidad que antes, el carácter de esos personajes tan recordados por los "fans" de la serie -el robot Arturito, el maestro Yoda- entrelazados con los villanos siempre dispuestos a la codicia y a la traición.
La anécdota se apoya con fuerza en los efectos visuales, de enorme importancia en el reflejo de una atmósfera por momentos lúgubre y sádica. No faltan tampoco las luchas con sables láser, trepidantes batallas y esos vuelos rasantes por galaxias peligrosas en las que héroes y antihéroes deberán escribir sus destinos y exorcizar sus demonios. La excelente fotografía, la bella música y un elenco de indudable solvencia acompañan la aventura.
Tanto Ewan McGregor como Natalie Portman, Hayden Christensen, Christopher Lee, Samuel L. Jackson y el resto del reparto aportan la necesaria verosimilitud para que este final de "La guerra de las galaxias" brinde a sus seguidores la más impecable emoción. Luego de casi treinta años en que el comienzo de la saga congregó a millones de espectadores que se subyugaron frente a un largo relato que debía armarse como un rompecabezas en medio de un mundo fantástico, la bondad y la maldad resucitan, como una ópera grandiosa, con el poder de la magia que Lucas impuso a su paciente tarea.
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