La sólida carrera de Clint Eastwood
A los 72 años lleva hechos 55 films como actor, 23 como director y 18 como productor Cultiva, principalmente, el género policial y el western Es un sobreviviente del Hollywood clásico Sus trabajos seducen tanto al público como a la crítica
Con 72 años, 55 películas como actor, 23 como director y 18 como productor, Clint Eastwood ha construido una de las carreras más sólidas y distintivas del cine norteamericano. Cultor principalmente de géneros como el policial y el western, este sobreviviente del Hollywood clásico sigue cautivando desde hace cinco décadas a crítica y público de todo el mundo con películas que parecen la contracara de tanto producto prefabricado, superficial, previsible, artificial y sustentado en el despliegue de efectos visuales que domina el panorama de la industria estadounidense.
Eastwood maneja desde 1968 su propia productora (Malpaso), que funciona como subsidiara del estudio Warner, y allí desarrolla sus películas de manera casi artesanal, con el espíritu bohemio de la vieja guardia de Hollywood: "Me reúno con mis amigos de toda la vida, les cuento cuál es la historia que quiero filmar, intercambiamos ideas, luego nos damos un apretón de manos y, sin firmar ninguna clase de contrato, arrancamos con el proyecto".
El creador de "Los imperdonables", "Cazador blanco, corazón negro" y "Bird" asegura que su cine es la antítesis de lo que él define como "el cine de la generación MTV, que está destinado a un consumo adolescente tan masivo como efímero".
También reniega del Hollywood dominado por los ejecutivos de marketing: "Viven obsesionados por las cifras de recaudación; los films como obras de arte no les interesan en lo más mínimo".
"La longevidad en el cine -opina Eastwood- tiene mucho de olfato, de intuición y de suerte. Sé que el cine ha cambiado mucho en las últimas dos décadas. Nos hemos alejado de la narración para acercarnos al espectáculo. A veces parece que son las máquinas las que dirigen la factoría, que los directores se han enamorado de sus juguetes y han dejado la conciencia de sus historias a un lado. No sé si es un problema con la audiencia o se debe a los nuevos realizadores criados con computadoras, pero, en cualquier caso, yo prefiero seguir una trama, una historia que se desarrolla a lo largo de una película. Siempre hay que defender aquello en lo que uno cree."
Un buen ejemplo del cine de Eastwood como forma de resistencia a los cánones estéticos y comerciales actuales es "Deuda de sangre", un policial basado en el best seller de Michael Connelly y adaptado por el cotizado guionista Brian Helgeland ("Los Angeles: al desnudo"). El film, que se estrenará en las salas argentinas pasado mañana, fue realizado en apenas seis semanas de rodaje y con un presupuesto que no llega a la quinta parte de lo que hoy cuesta cualquier producto de acción.
Protagonizado por el propio Eastwood, Jeff Daniels, Wanda de Jesús y Anjelica Huston, "Deuda de sangre" se centra en la historia de un famoso ex agente del FBI que vuelve a la actividad luego de dos años de retiro por un grave problema cardíaco para ayudar en la investigación del asesinato de la mujer cuyo corazón le ha sido trasplantado.
El film es un atractivo cruce de géneros y situaciones en el que conviven las historias de asesinos seriales, el policial de los años 70 con un héroe que resulta una versión decadente de "Harry, el sucio", el melodrama médico que tanto ha trabajado la televisión norteamericana, una sensible veta romántica que Eastwood viene desarrollando desde "Los puentes de Madison" y hasta una reivindicación de las minorías étnicas, especialmente la latina.
Precisamente, Eastwood está casado desde hace seis años con Dina Ruiz, una periodista televisiva de origen hispano con la que tuvo una hija, Morgan. En una reciente entrevista concedida al diario madrileño El País, este (¿ex?) duro de Hollywood confesó su admiración por las mujeres: "Crecí en una época en la que la mujer era la fuerza motora de las películas. Estoy pensando en el cine de la década del 40, cuando ellas interpretaban papeles equiparables a los de los hombres. Me encantaba esa época, que recuerdo con nostalgia. De hecho, uno de los atractivos de "Deuda de sangre" era la importancia de los papeles femeninos, el contar con tres mujeres que insistían en recordarme mi edad. En cuanto a mi matrimonio, nunca he sido más feliz en mi vida. Admiro a mi esposa profundamente y, además, me tiene a raya".
La vida de Eastwood está llena de halagos dentro y fuera de la pantalla. Alguna vez este conservador fue alcalde del pueblo de Carmel, en su California natal, pero prefirió relegar su promisoria carrera política para continuar su tarea artística con el mismo vigor que tenía cuando, a fines de los años 50, alcanzó por primera vez la notoriedad pública con "Cuero crudo" ("Rawhide"), aquella serie televisiva de la cadena CBS en la que comenzó a delinear la figura del cowboy renegado que tanta popularidad le dio.
En una etapa de su vida en la que le llueven los homenajes -en 1998 los franceses (donde es un ídolo mucho mayor incluso que en su país) le otorgaron un premio Cesar a la trayectoria, distinción que también le había concedido en 1996 el American Film Institute y que en 2000 le dieron tanto el John F. Kennedy Center como el Festival de Venecia- Eastwood sigue sosteniendo los mismos principios de siempre y entregando cada año esos pequeños grandes films que permiten soñar con que no todo está definitivamente perdido en el Hollywood contemporáneo.