La revancha de Barry Levinson
Después del fracaso de su film anterior, vuelve con "Bandits", una comedia brillante
NUEVA YORK (The New York Times)- ¿Qué es lo que se puede hacer después de que su film de modesto presupuesto, con un elenco de desconocidos que se pensaba que capturaría el corazón del público, resulta un rotundo fracaso? El director Barry Levinson, amargamente desilusionado ante el fracaso de “Una amistad duradera” (2000), decidió que era necesario un cambio de ritmo. Su siguiente película es un vehículo para estrellas con un gran presupuesto: “Bandits”, con Bruce Willis, Billy Bob Thornton y Cate Blanchett.
“Es para volverse loco –dice Levinson, recordando el caso de «Una amistad duradera»–. Estuvo en las salas más o menos una semana. Dreamworks no tenía idea de cómo venderla. La única forma en que alguien la verá será alquilando el video.”
Levinson, ganador del Oscar de la Academia, director, guionista y productor, ha tenido más que suficientes éxitos –basta con recordar “Buenos días Vietnam” (1987), “Rain Man’’ (1988) y “Bugsy» (1991)– y espera repetirlos con “Bandits”, una comedia loca acerca de un par de torpes, pero exitosos, asaltantes de bancos.
Willis hace el papel de un sofisticado y sensual hombre de acción, mientras que Thornton es el más cerebral de los dos, aunque es un neurótico hipocondríaco. Blanchett es una ama de casa que se enamora de ambos, tras verse enredada con ellos en una racha de asaltos a lo largo del país.
“Describir brevemente una película siempre me resulta difícil –dice Levinson–, pero podría decirse que ésta es una especie de cruza entre «Extraña pareja» (1968) y «Butch Cassidy» (1969). Y hay muchas sorpresas. No creo haber visto nunca a Billy Bob en un papel así, y tampoco a Cate. Creo que estamos mezclando los géneros. Es como una película de carretera con una buena dosis de comedia loca y romántica. Realmente nos divertimos.’’
Blanchett se muestra de acuerdo. “Trabajar con Barry es muy cómodo porque es un público muy bueno –dice–. Tiene un enfoque muy especial sobre las cosas y lo encuentro verdaderamente hilarante. Para que una cosa me haga reír tiene que estar basada en la verdad, y eso es lo que Barry hace muy bien.’’
Hacer que los actores se sientan cómodos es la clave de su enfoque, dice Levinson. “Trato de encontrar la forma de que nadie se sienta bajo presión –dice–. No hay nada peor que la sensación de que tenemos que apresurarnos y terminar. Quiero que sea como si estuviéramos jugando.”
De hecho, dice Levinson, algunos de los mejores momentos de sus películas surgen de errores o sucesos inesperados. “Los momentos espontáneos son la esencia de cualquier film interesante. Hay una escena en la que los personajes de Bruce y Cate están pasando la noche juntos por primera vez, pero aún no ha habido nada romántico entre ellos. Para darle una sensación de privacidad, Bruce cuelga una sábana entre ellos. Pero la sábana se cayó, y yo no dije «corten», así que Bruce empezó a colocarla de nuevo y ella lo ayudó. Estaban parados muy juntos y me agradó lo que se sentía entre ellos. Reformulamos la escena para hacer ese accidente parte de la chispa que enciende la atracción entre ellos.”
“Hay otra escena en la que Bruce y Billy Bob asaltaron un banco y los persigue la policía. Se ocultan en una cochera y hay un largo momento de silencio en el que Billy Bob comienza a hacer unos ruidos extraños, como si no pudiera respirar, porque es hipocondríaco. Y Bruce le lanza una mirada como diciendo: «¿Qué vas a hacer?» Eso no estaba en el guión –cuenta Levinson–. Bruce podría haberse reído y nosotros tendríamos que volver a filmar la escena; en lugar de eso aprovechó el momento.”
La afinidad en pantalla que comparten Willis, Thornton y Blanchett en “Bandits” es llamada química en Hollywood. Y es algo que ni siquiera un cineasta veterano puede predecir con certeza. “Dependo de mi instinto –admite el realizador–. Uno piensa que tal o cual podrían funcionar juntos. Pero cuando se trata de actores muy conocidos no se puede reunirlos y decir «Vamos a intentar algunas cosas para ver si anda bien». Hay que adivinar basándose en la experiencia, y creo que con este elenco adiviné.’’
La parte mas difícil de dirigir una comedia, dice, es no echarla a perder al reírse en medio de una escena. “Uno trata de no reírse en voz alta, y si alguien lo hace la escena no sirve. Creo que mi mayor desafío fue Robin Williams en «Buenos días Vietnam». Cuando no me reía, él creía que no había sido gracioso y hacía todo lo posible por hacerme reír.’’
Algunos cambios
Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre algunos se han preguntado si Estados Unidos está dispuesto a reírse nuevamente. Algo inquietante para un director que estrena una comedia poco después. “Se trata probablemente del suceso más catastrófico que haya ocurrido en nuestra vida –dice, tras una pausa–. Hay muchas cosas de las que uno no se ríe tras algo así. Bromear no es correcto. Pero, con el paso del tiempo, el humor regresa. El mundo del espectáculo siempre ha sido una diversión. El otro día leía que durante los bombardeos sobre Londres, en la Segunda Guerra Mundial, la gente acudía igual a los teatros. Cuando sonaban las sirenas advirtiendo de un ataque todos caminaban al refugio antiaéreo, y luego continuaba la función. Creo que todos necesitamos algún escape que el mundo del espectáculo puede proporcionar. Pero no estoy seguro de qué es lo que va a pasar con las películas de Hollywood, por ejemplo, en el futuro cercano. Es posible que veamos algunos cambios.’’
Analizando en retrospectiva una carrera llena tanto de éxitos como de fracasos, Levinson no puede extraer conclusiones. “Este es un negocio donde se acierta y se falla –dice, encogiendo los hombros– y no se debe dar demasiada importancia a ninguna de ambas cosas. Siempre habrá gente que te diga que sos brillante, y otras que odian cualquier cosa que hagas. Tratar de agradar a todos da por resultado filmaciones mecánicas. Y entonces, si la película fracasa en las taquillas, uno se queda realmente sin nada. Ese es mi mayor temor.’’
Temas
Más leídas de Cine
Con ojos norteamericanos. Gaucho gaucho es un atípico acercamiento a la vida rural en el Norte argentino
Una edición austera. Mar del Plata, una ciudad casi ajena al Festival de Cine que está por comenzar
Uno de los films musicales más influyentes. El regreso de la icónica película de Demme sobre Talking Heads y por qué hay que correr a verla