Consolidada como la empresa de entretenimiento más poderosa del mundo, Disney parece tener hoy el toque del rey Midas, ya que todo lo que estrena es un éxito en taquilla. Pero no siempre fue así: 30 años atrás, numerosos fracasos y pasos en falso llevaron a muchos a temer que la magia se había perdido para siempre. Pero La Sirenita, en 1989, logró lo imposible: recrear la genialidad de los primeros clásicos y pavimentar el camino para décadas de nuevos éxitos. Eso sí: no fue fácil.
Todo comenzó hace 90 años: en los años 30 Walt Disney trabajó en una película animada que incluiría los cuentos más famosos del escritor danés Hans Christian Andersen. Entre los títulos sobre los que trabajó estaba La Sirenita, pero el carácter violento de la trama, que incluía el suicidio de la protagonista, y la dificultad de animar acción debajo del agua, lo hizo desistir.
Tres décadas más tarde, Ron Clements se metió en una librería a buscar inspiración. Sabía que los estudios Disney estaban buscando ideas para una nueva película y pensó que en la sección infantil podía hallar algo. Dio con un volumen de cuentos de Andersen y quedó impactado con la historia de la sirena que cambia su voz por un par de piernas. "Me encantó la historia pero, al mismo tiempo, me di cuenta que era increíblemente triste y con un final que te rompía el corazón: cuando no logra el amor de su príncipe, decide convertirse en espuma del mar y desaparecer", contó el director.
Los resquemores del estudio
Así que tuvo que cambiar el final, bautizó Ariel a la protagonista y presentó su idea a los ejecutivos. Fue rechazada de inmediato. Por un lado, les pareció muy similar a la secuela de la película Splash, que estaba por salir en cine, y por otro, a nadie le convencía que la protagonista perdiera la voz en la mitad de la historia. Además, los estudios no habían producido un film con un cuento de princesas desde La Bella Durmiente en 1959, y no sabían cómo podía reaccionar la audiencia.
Para colmo de males, el guión replicaba en su estructura el de aquellos clásicos, que en ese momento eran vistos como antiguos: una mujer joven que lucha por su honor y libertad contra una mujer mayor y que terminaba redimida por el amor a un hombre. Eso sin contar que todo se basaba en un romance "a primera vista", ya que Ariel y el príncipe Eric se enamoran perdidamente sin conocerse más que por el cruce de una mirada.
Por suerte, el resto de las ideas que se presentaron para ser potenciales películas no fueron buenas y, sin competencia a la vida, Clements pudo volver a defender su idea y logró luz verde. Para afrontar el desafío llamó a John Musker, con quien había trabajado en Policías y ratones en 1986, y se pusieron manos a la obra.
A la pesca de un éxito
"Lo que más costó fue que los ejecutivos leyeran el guión y les gustara, porque una vez que Ariel pierde la voz no hay tantos diálogos y algunas personas sólo leen los diálogos, ni se molestan con las descripciones de las escenas", recordaron años más tarde los directores.
Musker y Clements tenían además una carta ganadora: más que una película de princesas, su La Sirenita era un musical de Broadway animado, con canciones totalmente pegadizas y muchos personajes secundarios memorables. La tarea estuvo a cargo de Howard Ashman y Alan Menken, quienes se habían hecho conocidos con La Tiendita del horror (1986) y que dieron indicaciones precisas para el guion. Por ejemplo, el cangrejo Sebastián originalmente era un mayordomo inglés, pero ellos pidieron que sea un simpático jamaiquino, un cambio crucial que permitió esa joya musical titulada "Bajo el mar".
El ingrediente final del cóctel perfecto fue la villana. Mientras que en la historia original la bruja que le da piernas a Ariel a cambio de su voz no es su antagonista, aquí se vuelve una clásica malvada de Disney. Y su inspiración vino de la mano de Divine, la drag queen fetiche de John Waters.
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"Úrsula tuvo muchas formas antes de encontrar la definitiva: fue una mantarraya, un tiburón… hasta que cuando la vimos como pulpo entendimos cómo podían usar sus tentáculos para jugar a la villana. Es una mezcla de Divine, Bea Arthur y Joan Collins en Dinastía".
El "Renacimiento" de Disney
La Sirenita se estrenó en Estados Unidos el 17 de noviembre de 1989 y por primera vez en décadas, la crítica y el público estuvieron de acuerdo en que estaban en presencia de un nuevo clásico, que capturaba la magia de los mejores films de Walt Disney con el ritmo que pedían las nuevas generaciones. No sólo eso, sino que sumó los primeros premios Oscar desde 1947 gracias a las canciones.
Pero antes de que la película llegara a las salas del mundo, no todos estuvieron tan seguros de su éxito. De hecho, estuvo a punto de perder su canción más querida, "Part of Your World"; y es que durante una de las proyecciones que hicieron con público antes del estreno, dos niños comenzaron a pelearse y a hablar entre ellos. Para Jeffrey Katzenberg, quien era por entonces presidente de Disney Animation, era la señal de que esa escena no funcionaba.
Por fortuna, Musker y Clements se pusieron firmes en su decisión de mantener el tema en la película y su argumento fue compararlo con "Someday My Prince Will Come", la canción con la que Blancanieves deja en claro cuáles son sus sueños y se acerca a la audiencia. Aquí sucede lo mismo.
Hoy, sin embargo, la canción es una de las más populares del extenso y magnífico cancionero de la compañía del ratoncito y está en la memoria de varias generaciones en la versión original, con la voz de Jodi Benson mientras la sirena animada canta entre sus pequeños tesoros que fue rescatando del fondo del mar.
El camino trazado por la película se consolidó con La Bella y la Bestia (1991) y luego con Aladdin (1992). Es el momento de la historia de los estudios Disney que se conoce como "El Renacimiento" y que tuvo su pico de mayor creatividad y éxito con El Rey León (1994). A dos décadas de la muerte de su creador y alma mater, los animadores de la casa del ratoncito al fin habían logrado dar con una fórmula que le hiciera justicia a su creador.
Incluso cuando Toy Story (1995) mostró que la animación tradicional iba a dejarle su espacio a las producciones digitales, el negocio fue tan prolífico que también animó a la competencia: Katzenberg, renunció a su cargo en 1994 y fundó su propio estudio, Dreamworks, con Steven Spielberg y David Geffen. En la primera década del siglo XX, cinco de los diez filmes más taquilleros era animados.
El impacto de La Sirenita aún se siente hoy, con más y más merchandising que se suma cada año para atraer a las nuevas fanáticas, además de reinvenciones como las atracciones de los parques y la inesperada participación en WIFI Ralph (2018). Y pronto llegará la versión con actrices y actores: Disney la anunció para 2021 con la cantante Halle Bailey como protagonista y Melissa McCarthy como Úrsula.
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