Después de varias postergaciones forzadas por el Covid-19 finalmente llega a los cines este miércoles la secuela que trae de regreso a uno de los personajes más festejados de toda la carrera de Tom Cruise
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CANNES.- En el extenso clip que el Festival de Cannes presentó para darle la bienvenida a Tom Cruise y rendir tributo a su trayectoria quedaron a la vista ante todo dos cosas. Primero, que Cruise se exigió al máximo a lo largo de sus 40 años de carrera haciendo películas de altísimo perfil. Y segundo, que ese trabajo tan duro le pertenece a quien seguramente es la máxima estrella mundial (¿y tal vez la última?) del cine actual.
Top Gun: Maverick, que llega a los cines de la Argentina el próximo miércoles presentada por UIP, debería ser vista ante todo desde esta última perspectiva. Y hasta podría decirse que, sin habérselo propuesto, esta esperadísima secuela adquiere todavía un lugar más relevante en este tiempo de supuesta salida de la pandemia. Con el regreso a uno de sus primeros personajes consagratorios, icónico a esta altura, Cruise levanta más alto que ningún otro la bandera que sostiene, reivindica y exalta la experiencia clásica de ver una película en una sala de cine llena de gente, a través de la pantalla más grande que tengamos disponible y con el sonido más preciso y envolvente a nuestro alcance.
Top Gun: Maverick fue concebida mucho antes de que el mundo descubriera el significado y los efectos del Covid-19. La pandemia arruinó el plan original de estrenarla el 24 de junio de 2020 y le impuso sucesivas postergaciones, que abrieron toda clase de especulaciones respecto a un posible lanzamiento en un destino muy distinto al previsto en un principio: la propia plataforma de streaming de Paramount, el estudio que estuvo detrás de la película original de 1986 y de esta secuela.
Aunque nada se haya comentado oficialmente al respecto, Cruise fue expresamente enfático en el raudo paso por esta ciudad sobre su resistencia total a aceptar otro destino para Top Gun: Maverick que no fuese el estreno en cines. Quienes ya pudieron ver la película le dan toda la razón y de paso justifican la poderosa campaña previa al estreno que llevan adelante el propio Cruise y los estudios, con varios hechos relevantes. Primero, el estreno mundial en San Diego, con una llegada cinematográfica del actor al portaaviones ambientado como sede del festejo. Después, la proyección fuera de concurso que acaba de hacerse aquí en Cannes, con el tributo completo a Cruise incluido. Y finalmente, una premiere de gala en Londres patrocinada nada menos que por la familia real británica.
Toda esta estrategia parece demostrar la tesis de que la industria del cine se juega mucho en los próximos tiempos, sobre todo en la búsqueda del público que dejó de vivir la experiencia constante de ir al cine durante la pandemia. En las espaldas de un héroe invencible e icónico surgido de la pantalla tres décadas y media atrás como el piloto Pete “Maverick” Mitchell (a esta altura uno de los grandes personajes de toda la carrera de Cruise), parece descansar buena parte de ese propósito.
Una vez confirmado el estreno para el próximo fin de semana en casi todo el planeta, lo primero que se desprende de las declaraciones de varios de los responsables de la película es la invitación a que el público vuelva a ver la película original de 1986 dirigida por Tony Scott, a quien está dedicada esta secuela. En la Argentina, está disponible en la plataforma Star+. El director Joseph Kosinski aporta un primer indicio, al adelantar que la escena inicial tiene características casi idénticas al Top Gun de los ochenta. De hecho, hasta aparece en los créditos de apertura el nombre de Don Simpson, productor de la película original junto a su histórico socio Jerry Bruckheimer y fallecido en 1996.
Lo mismo ocurre con los sonidos más familiares de la banda sonora compuesta por el experto en música electrónica Harold Faltermayer, a quien en esta secuela se agregan aportes instrumentales de Hans Zimmer y un tema de Lady Gaga (“Hold My Hand”) al que muchos ya empiezan a imaginar como temprano candidato al Oscar del año que viene como mejor canción.
“Todo es igual hasta que llega el momento en que nos instalamos en el portaaviones y vemos jets bien actuales”, explica el director, que ya dirigió a Cruise en Oblivion: el tiempo del olvido, película de 2013 cuyo estreno mundial trajo a la estrella a Buenos Aires. En toda la historia hay promesas de una conexión constante entre el relato original y este nuevo capítulo en la vida de los pilotos de combate más arriesgados del mundo. En Top Gun: Maverick, Mitchell (Cruise) es obligado por sus superiores en la Armada a entrenar a una nueva camada de pilotos, asignados ahora a una misión secreta y aparentemente muy delicada, con pocas posibilidades de éxito. Uno de los aspirantes resulta ser Rooster (Miles Teller), el hijo de Goose, el personaje interpretado en 1986 por Anthony Edwards. El trágico final de Goose en aquella primera aventura alimenta el rencor de su heredero hacia Mitchell y se convertirá en un dato clave en el desarrollo de la nueva aventura.
“Quería que el público volviera a Top Gun y se reencontrara con sensaciones muy parecidas a las que vivió al ver la película original mientras contamos una nueva historia”, agregó Kosinski. Hay que volver a la película original (y a referencias que hasta podrían resultar imperceptibles) para entender cuál es el significado en la trama de los personajes que se suman en esta secuela, especialmente los interpretados por Jennifer Connelly, Jon Hamm, Glen Powell y el propio Teller. Además, Val Kilmer reaparece como Iceman Kazansky, el gran rival de Mitchell en la película original. Ya se sabe que la lucha del actor contra el cáncer de garganta que lo afecta desde hace tiempo determina en buena medida el perfil de este personaje clave en su regreso.
Kosinski también prometió escenas filmadas desde el cockpit de los aviones de combate, con los actores principales comprometidos en mostrar sin la necesidad de efectos especiales la adrenalina que se vive durante los arriesgados vuelos que afrontan sus respectivos personajes.
Por todo esto, no hay nada que entusiasme más a Cruise en estos días que la promoción de la llegada de Top Gun: Maverick a los cines que lleva adelante en los dos lados del Atlántico. Hace poco había comentado en una entrevista con Playboy que siempre le pareció “irresponsable” la idea de convertir a la película original de Top Gun en el punto de partida de una continuidad con varias secuelas.
“Hubo muchas personas que vieron en su momento a Top Gun como una película de derecha pensada solamente para exaltar a la Armada de Estados Unidos. Y a los niños les encantó. Pero los niños de hoy tienen que saber que la guerra no es así y que esta película fue nada más que un paseo por un parque de diversiones. Una película divertida, calificada para mayores de 13 años, que se suponía más fantástica que real. Por eso decidí no seguir con Top Gun 2, 3, 4 o 5. Eso hubiese sido irresponsable”, señaló en esa nota.
Por todo lo que pasó con la película luego de la pandemia, Cruise debe sentir además frente a Top Gun: Maverick el reconocimiento de una nueva responsabilidad, la de contribuir con ella al resurgimiento del cine como experiencia colectiva y masiva. Con algunos efectos que hasta hace poco hubiesen resultado inimaginables.
La experiencia vivida aquí en Cannes con el actor ofrece en ese sentido un pequeño y muy ilustrativo ejemplo. Cuando estaba por concluir en el atardecer del miércoles pasado el paso de Cruise y sus compañeros de elenco por la alfombra roja del festival y todos estaban a punto de ingresar en el Grand Theatre Lumiére para la proyección de gala, varios jets de las fuerzas armadas de Francia aparecieron en el cielo de Cannes y dejaron a su paso una estela roja y azul. Son los colores de la bandera francesa y también de la de Estados Unidos, según recordaron al día siguiente algunos medios de Hollywood.
Cruise levantó los ojos en ese momento hacia el cielo y cerró el puño en un gesto de visible festejo. Pareció tan gratamente sorprendido por ese gesto de los organizadores como por la Palma de Oro honoraria que el Festival le acercó durante la ceremonia. Dos contribuciones invalorables al intenso trabajo de promover la vuelta del público a las salas que Cruise lleva adelante, porque con esa intención se postergó hasta este momento el estreno de Top Gun: Maverick. En este momento, Cruise deja de ser Pete “Maverick” Mitchell para convertirse de nuevo en Ethan Hunt. La estrella de cine más grande de la actualidad debe haber sentido en ese momento que empieza a cumplirse la misión imposible que le fue encomendada.
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