En Saved from the Titanic, que se filmó en una semana, la actriz Dorothy Gibson se interpretó a sí misma en un rodaje que le hizo revivir el trauma y que la alejó de la industria del cine para siempre
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Mucho antes del éxito de James Cameron, Titanic, estuvo Saved from The Titanic [Salvada del Titanic], un largometraje mudo dirigido por Étienne Arnaud y protagonizado por Dorothy Gibson.
El film tenía dos componentes inusuales. Por un lado, se estrenó en mayo de 1912, tan solo un mes después de la tragedia del transatlántico, acontecida entre la noche del 14 de abril y la madrugada del 15. Por el otro, su estrella había sido nada menos que una de las sobrevivientes, una actriz que no tuvo tiempo para superar el trauma cuando ya estaba reviviéndolo. De todos modos, ese era su objetivo: contar aquello que vivió en primera persona, sin intermediarios. Por lo tanto, mientras otros sobrevivientes se apoyaban en sus familiares para salir adelante y lloraban a quienes habían perdido, Gibson decidía que era momento de escribir.
La joven había sido rescatada de uno de los botes salvavidas que compartió con 28 personas, entre ellas, su madre Pauline. Ese crudo instante que con tanta maestría retrató Cameron en el film ganador del Oscar, Gibson lo padeció en carne propia. Pasó cinco horas en el bote, hasta que eventualmente fue salvada junto al resto de los ocupantes. Días después, retomó su vida en la ciudad de Nueva York y tuvo la idea de plasmar en pantalla todo aquello que había visto con sus ojos, situaciones dolorosas y tan vívidas por el poco tiempo que había pasado. Ella misma se puso a trabajar en un guion y decidió que ella misma iba a comandar el film a través de un personaje que funcionara como su álter ego; su búsqueda de verosimilitud fue tal que, en cierta medida, estaba realizando una suerte de documental.
En primera medida, la actriz se negó a que incorporen una vestuarista para su personaje porque tenía muy en claro que, para retrotraerse a lo que había acontecido, era imperativo usar las mismas prendas que tenía puestas esa fatídica noche del hundimiento. Gibson las había preservado, y pidió lucirlas en todas sus secuencias. En segundo lugar, el guion de la actriz proponía un ejercicio muy complejo para una sobreviviente como ella: relatarles a su mamá y a su prometido, a través de su personaje, todo lo que había acontecido, mientras se intercalaban imágenes de la tragedia. Si el recurso nos suena familiar es porque es el mismo que empleó Cameron para su película, con Rose (Kate Winslet/Gloria Stuart) contándole su historia a su nieta, un cazador de tesoros y todo su equipo.
Si Winslet y Leonardo DiCaprio revelaron haber sufrido durante el rodaje por las bajas temperaturas, lo que vivió Gibson filmando en Nueva Jersey fue simplemente una tortura autoimpuesta, con graves consecuencias que la actriz no supo contemplar: estaba tan enceguecida, tan decidida a concretar ese film con toques autorreferenciales, que no pudo prever el efecto que iba a tener ese rodaje, que se convertiría en el último en el que estaría involucrada. La estrella sufrió un colapso nervioso tras la filmación y no volvió a pisar más un set.
La noche que cambió su vida
Un año antes de abordar el Titanic, Gibson había comenzado su carrera como modelo y luego hizo su transición al cine con películas como Miss Masquerader, The Guardian Angel, y Hands Across The Sea in ‘76. El productor Jules Brulatour, cofundador de Universal Pictures, estaba fascinado con la joven y le propuso hacer dos películas más en los Estados Unidos que significarían un salto aún más grande como lead star de los estudios Éclair.
En ese momento, Gibson se encontraba disfrutando de unas jornadas de vacaciones con su madre en Italia cuando recibió el llamado del productor, por lo cual ambas compraron boletos para regresar en el Titanic. “Nunca voy a olvidar ese crujido, ese golpe repentino”, declararía la actriz posteriormente, quien se subió con su madre nada menos que al primer bote salvavidas por proceder con celeridad. A su regreso, hubo otro recuerdo que no pudo borrar de su memoria. “Los gritos de la gente eran terribles, el llanto de todas esas personas que eran arrojadas del Titanic y de las que temían por sus seres queridos... No podré dejar de escuchar eso”, manifestó Gibson, quien estaba jugando al bridge con su mamá cuando el iceberg impactó contra el RMS Titanic.
A pesar de que ella decidió escribir el guion para “darles una voz a quienes ya no pueden hablar”, informes de esa época aseguraban que la productora se aprovechó de lo que había vivido para comercializar la tragedia con una frase promocional: “Verán a esta hermosa estrella del cine superar valientemente sus propios sentimientos y salir adelante”. Lo cierto es que estaba muy lejos de haber superado la tragedia.
“Tenía la apariencia de alguien que estaba por sufrir un ataque nervioso”, relató por entonces un periodista de Motion Picture News. De hecho, en el rodaje, que duró apenas una semana, Gibson debía interrumpir varias secuencias porque no podía dejar de llorar, incluso cuando se filmó ese final feliz que escribió, en el que el personaje de “Miss Dorothy” regresa a los brazos de su madre y su prometido, interpretados por Julia Stuart y Alec B. Francis, respectivamente.
"Nunca me voy a olvidar de los terribles gritos de la gente ni de ese crujido repentino "
Dorothy Gibson
Saved from the Titanic, de diez minutos de duración, se estrenó el 16 de mayo de 1912 en los Estados Unidos y recibió buenas críticas, muchas de ellas dirigidas a su estrella, quien a esa altura estaba planeando su retiro prematuro. Tiempo después se mudó a París con su mamá Pauline, huyendo de un escándalo amoroso con Jules Brulatour [con quien se casó luego de que se revelara que habían sido amantes, para divorciarse luego], y todavía atormentada por la tragedia que había revivido.
Una vez allí, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Gibson y su madre (quien residía en Florencia) fueron acusadas de ser espías del nazismo, y la exestrella fue encarcelada. Finalmente, cuando no se pudo comprobar su adhesión al régimen, la liberaron. Murió el 17 de febrero de 1946 mientras dormía en el Hotel Ritz de París, a los 56 años, dejando atrás a su pareja, Emilio Antonio Ramos, y a una desconsolada Pauline, quien tuvo el mismo destino: la madre de Gibson también murió en hotel de París, 15 años después del fallecimiento de su hija.
En cuanto al primer film oficial sobre la tragedia del Titanic, no hay copias del mismo. En 1914, se produjo un incendio en la sede de Fort Lee de la productora Éclair Moving Picture Company y no quedaron rastros de la producción, solo algunas imágenes y el afiche promocional. En una de sus declaraciones a la prensa, la actriz se mostró en paz con haber dejado la industria luego de ese rodaje. “Me siento liberada de ese trabajo; para ser sincera, creo que nunca me importó tanto el mundo del cine”.
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