La mujer detrás de los hobbits
Quién es Fran Walsh, la guionista de El señor de los anillos y de la inminente El hobbit, que forma una prolífica sociedad creativa con su pareja, el director Peter Jackson
WELLINGTON, Nueva Zelanda (The New York Times).– "Acompáñeme. Lo llevo con Fran".
En los estudios Stone Street de esta ciudad, el enorme complejo donde se filmaron las películas de El señor de los anillos –y donde Peter Jackson ha pasado los últimos dos años inmerso en la producción de El hobbit,cuya primera parte, Un viaje inesperado, se estrenará el jueves– es el equivalente a ser invitado a trasponer el telón para conocer al Mago de Oz.
Fran Walsh, ganadora de tres Oscar, escribió 12 películas para Jackson, incluyendo la exitosa primera trilogía tolkeniana y esta segunda, que se conocerá la semana próxima. Criaturas celestiales, el film de 1994 que dio a conocer mundialmente al realizador neozelandés, fue su idea. Walsh –que además es pareja de Jackson– es cálida e ingeniosa. Produce sus películas y escribe música para ellas. Hasta ha dirigido escenas cuando el cineasta debía atender otros asuntos.
"Es imposible exagerar su importancia", dice Andy Serkis, que vuelve a componer al rastrero Gollum en El hobbit. Pero Walsh, de 53 años, es uno de los grandes misterios de Hollywood: ha dado escasas entrevistas y no permite que le tomen fotografías. Caminar junto a Jackson por la alfombra roja en el estreno de alguna de sus películas está fuera de la cuestión.
¿Quién es esta mujer, tan importante y a la vez tan misteriosa?
Walsh y su equipo, que protege su privacidad ferozmente, no hacen fácil responder esa pregunta. A lo largo de una visita de dos días al rodaje de El hobbit vagabundeé sin supervisión alguna, y pude ver cómo los elfos marchaban a la batalla con sus cabellos inmaculadamente peinados y a Ian McKellen, vestido como Gandalf el Gris, dormir una siesta en un catre entre las tomas. Pero Walsh estaba vedada a los extraños. No, disculpe, no se la puedo presentar.
La insistencia cortés finalmente logró un "apretón de manos" off the record. Walsh, vestida enteramente de negro y con el pelo en un rodete muy alto (imaginen una especie de Helena Bonham Carter, pero sin la estudiada excentricidad), trabaja en una oficina sin ventanas en la calle Stone, cerca de la oficina de Jackson. "No tiene tolerancia para la estupidez", me advirtieron varios miembros de su entorno, una advertencia que probó ser cierta cuando cometí el desliz de referirme a Peter Jackson como su "marido". Su respuesta entre risas, una que aparentemente ha tenido que usar bastante a través de los años, fue: "No es mi marido. Nunca me ha pedido matrimonio y si lo hiciera, no diría que sí".
Walsh tiene dos hijos adolescentes con Jackson, Billy y Katie, y no es una reclusa, dicen quienes la rodean. Tomó la decisión hace algunos años de mantenerse lejos del candelero como forma de preservar la normalidad de la vida de sus hijos. La pareja quería que por lo menos uno de los dos pudiera llevarlos a la plaza sin ser perseguidos por los paparazzi. Pero Walsh es tímida. "No me gusta que me presten atención", afirma.
Cinco meses después, volví a hablar con ella por teléfono para conversar cómo había adaptado El hobbit para la pantalla grande en colaboración con Philippa Boyens, su mejor amiga y vecina, que produjo seis de las películas de Jackson (y ayudó a escribir seis). Walsh no dudó en describirse y describir a Boyens como "criaturas arruinadas, como Gollum o Shelob", una araña imaginada por Tolkien para su obra. Estaban de muy buen humor, quizá consecuencia de haber cerrado la década que pasaron trabajando en El señor de los anillos y El hobbit.
Walsh: –Phil es claramente Shelob, por las piernas peludas.
Boyens: –No te guardes nada Fran. Por qué no le decís al periodista lo que realmente pensás.
Walsh: –Cuando empezamos a escribir juntas, nos preocupábamos por los sentimientos de la otra. Ya no.
Boyens: –Discutir es parte de nuestra forma de trabajar. Va a sonar mal, pero escribimos en la cama.
Walsh: –En pijama.
Boyens: –Rodeadas por perros. Renunciamos a ir a la oficina.
Walsh: –Es una cosa menos.
Mejorando a Tolkien
A diferencia del oscuro y denso El señor de los anillos, El hobbit, publicado en 1937, es una fantasía infantil –una alegre aventura protagonizada por Bilbo Bolsón, o Baggins en el original, quien acompaña al mago Gandalf a encontrar un tesoro protegido por el dragón Smaug y devolver un reino de los enanos a su rey verdadero. La novela, que ha vendido 100 millones de copias en todo el mundo, tiene mucha acción, pero poco desarrollo de personajes. ¿Cómo transformar tal menú en un banquete cinematográfico? Ni hablar del trabajo necesario para convertirlo en tres.
Lo que complicaba aún más la escritura es que los guionistas no tienen los derechos de El Silmarillion, publicado tras la muerte de Tolkien, y pensado como continuación de El hobbit. Walsh y Boyens hallaron la solución en los apéndices a El señor de los anillos. Los textos les permitieron expandir la historia de Gollum, un favorito de los espectadores, y explicar la relación que une a Gandalf con Thorin, un rey exiliado interpretado en la película por Richard Armitage. Pero todavía faltaban cosas por solucionar. El hobbit carece de mujeres y la falta de "energía femenina se vuelve evidente", explica Boyens. "Y opresiva", agrega Walsh.
Para arreglar el problema, traspusieron a este film a un personaje de El señor de los anillos, la etérea elfa Galadriel, interpretada por Cate Blanchett. La decisión provocó quejas de los fanáticos de Tolkien, pero sostienen que era importante para ellas, como guionistas y como mujeres, tener un personaje femenino que pudiera brindarle una dimensión emocional a la épica.
La extensión del guión no era problema: siempre escriben de más. Jackson luego revisa las escenas "y siempre las corta", se ríe Walsh. Jackson, Walsh y Boyens reescriben durante el rodaje, a veces para varias unidades de filmación simultáneamente, y modifican escenas y diálogos cuando descubren agujeros en la acción o necesitan hacer crecer o achicar personajes para hacer más interesante la trama. "Están tan involucrados en la historia que es imposible saber de quién es cada escena: es como si fueran uno solo", explica Ken Kamins, el representante de los tres. Pero para quienes los conocen, Walsh tiene la habilidad de emocionar, Boyens es superior en la estructura del guión (y en actuar las escenas para los otros dos) y Jackson es el genio visual.
En lo que todo el mundo está de acuerdo es que el crédito de una de las escenas más famosas de la trilogía es de Walsh. Tuvo "un Eureka", como lo describe Boyens, y sugirió a último momento que, en Las dos torres, Gollum, que empezó como una criatura cercana a los hobbits pero luego se volvió adicto al anillo, tuviera una conversación consigo mismo. La idea era demostrar cómo distintas partes de su mente están en guerra con las otras, y el dolor que esto le causa. "Todos tenemos una voz que nos dice: «No sos lo suficientemente buena y nunca lo serás. Sos una fracasada». Yo, al menos, aún la escucho", confiesa Walsh.
El formato HFR, la gran incógnita
El hobbit: Un viaje inesperado, se estrenará con 290 copias en nuestro país, de las cuales 137 serán en salas 3D. De entre estas últimas, sólo 20 proyectarán el film en el novedoso formato HFR (High Frame Rate: 48 cuadros por segundo, en lugar de los tradicionales 24) con el que Jackson filmó la película, así como una versión para IMAX. De las copias en 35 milímetros, habrá 103 dobladas y 50 subtituladas.
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