La industria del cine local, de la euforia a la cautela
Hacía tiempo que la industria audiovisual -la cinematográfica en particular- no vivía una jornada tan eufórica como la del miércoles, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció la declaración de industria para el sector, un aumento de los subsidios para las películas nacionales y la creación de un polo de 120.000 metros cuadrados en la isla Demarchi.
Si bien el acto contó con la presencia de muchos referentes del entretenimiento, con el paso de las horas se alzaron voces más escépticas: desde quienes apuntaron que ya existe un Distrito Audiovisual lanzado hace pocos meses por el gobierno porteño hasta el diputado Julio Raffo (Proyecto Sur), especialista en derecho cinematográfico, quien advirtió que el decreto 1527/12 (uno de los firmados por la Presidenta) "agrede a la autonomía del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales" al caracterizarlo como "ente autárquico" cuando antes era "ente público no estatal", y pidió "su derogación o modificación para seguir preservando los fondos que la ley de cine destina a la producción".
Si a partir de ahora el Fondo de Fomento del Incaa podría quedar a merced de las decisiones del Poder Ejecutivo, los productores festejaron al aumento (o actualización) en los topes de los subsidios, por encima del 50 por ciento. El otro decreto permitirá al sector acceder a los mismos beneficios que cualquier otra industria. Una conquista de la presidenta del Incaa, Liliana Mazure, que apeló a su buena relación con Cristina para conseguir la medida tras recorrer durante cuatro años el Congreso y toparse con la inacción de los legisladores.
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