Ya se convirtió en un lugar común afirmar que la realidad suele ser más extraña que la ficción, pero lo cierto es que incluso las tramas más recordadas de Hollywood suelen palidecer frente a sus inspiraciones. Es el caso de Footloose, el film que volvió a Kevin Bacon una estrella internacional y que se basa en lo que sucedió en un pequeño pueblo de Oklahoma, en donde las pistas de baile estuvieron prohibidas por casi 90 años.
Todo comenzó en 1898, cuando en la ciudad de Elmore se dictó una ley que prohibía cualquier baile público. Entre otras consecuencias, esto privó a varias generaciones de adolescentes de uno de los ritos más populares de ese país: el baile de fin de curso. Conocido en todo el mundo por innumerables películas, libros y series, "prom dance" marca un momento cúlmine en los colegios secundarios, con pedidos de mano, elección del rey y la reina de la noche y otras costumbres. Todo eso era ilegal en ese pueblo del sur de Estados Unidos.
Se trataba de una medida inspirada en una doctrina religiosa rígida y que luego se fue justificando porque se creía que mantenía la armonía entre los estudiantes y los dejaba concentrados sólo en aprender. Pero a finales de la década del 70, un adolescente recién mudado a la ciudad, llamado Leonard Coffee, quiso cambiar eso.
"No tenía idea de que había una prohibición. En ese entonces sólo se estilaba hacer una cena de despedida y un evento de caridad, para recaudar fondos para los más necesitados. Cuando me contaron eso, inmediatamente pregunté si en la cena se bailaba y todos me miraban como si fuera de otro planeta", reveló Coffee en 2011, en diálogo con el periódico Tulsa World.
Fue así que decidió solicitar permiso para realizar el primer baile en años. Y tuvo que enfrentarse a los sectores más conservadores del lugar, quienes realmente creían que la pista de baile era una invitación al pecado. "La controversia era porque estaban aquellos que no creían en bailar. De hecho, el tema de prom fue 'Escalera al cielo', pero era claro que para muchos las escaleras eran para descender al infierno", recordó.
Lo cierto, sin embargo, era que la prohibición era más dañina que un baile. "Cada año, luego del banquete, los estudiantes quedaban vagando en las calles, sin saber qué hacer. Y terminaban tomando alcohol a escondidas en la plaza, algunos incluso luego manejando", recordó una habitante del lugar.
Pero las autoridades del colegio y de la ciudad se negaron al pedido de Coffee y los estudiantes tuvieron que improvisar. Como la ley que lo prohibía hablaba de "bailes públicos", disfrazaron el cierre de clases como un evento privado. Y así, a pesar de las amenazas de las autoridades, lograron dar el primer baile en 82 años.
A Hollywood
La historia llegó a los oídos del escritor Dean Pitchford, quien ese momento componía canciones. Casi sin poder creerlo, decidió viajar a Elmore City, en donde tomó testimonios, se sentó a escribir y así tuvo en pocos días el primer borrador de la historia. Tuvo que hacer 22 versiones distintas hasta que un estudio de Hollywood se interesó, pero el esfuerzo valió la pena.
Elegir al protagonista no fue tarea fácil. Los productores querían a Tom Cruise, quien inicialmente se mostró interesado, pero sus compromisos previos para rodar Por siempre joven se lo impidió. También estuvo cerca de lograrlo Rob Lowe, quien sin embargo hizo un pésimo casting y aún hoy se lamenta. Luego de idas y vueltas, Christopher Atkins fue elegido. El actor venía de protagonizar El secreto de la laguna azul y parecía el ideal para el papel, pero llegó drogado en su primer encuentro con el director y de inmediato encendió las luces de alarma en el equipo.
Así que Bacon terminó con el rol protagónico, mientras que Sarah Jessica Parker se sumó luego al elenco, en un rol para el que audicionó nada menos que Madonna. Si bien el actor filmó la mayoría de las escenas de baile, para número el final necesitó un doble, algo que aún el día de hoy lo enfurece.
"Llegué a tener una especie de crisis de identidad, porque llegaba a filmar y tenía a dos personas vestidas idénticas a mí en el set listas para reemplazarme en los movimientos más complejos. Yo realmente quería encarnar a ese personaje de forma completa y me frustraba no lograrlo. Tengo un solo consuelo: las escenas están tan bien editadas que muchos creen que yo soy el que está bailando siempre", recordó Bacon, en una entrevista con The New York Post.
Esa coreografía final terminó siendo muy diferente a aquella que lo inspiró. Coffe no tiene problema en admitir que la historia real fue visualmente muy atractiva: "Nadie sabía bailar, ni yo ni mis compañeros. Por supuesto, nos podíamos mover de acá para allá, pero nadie sabía exactamente qué era lo que estábamos haciendo... ¡De hecho, le hubiese puesto Ni idea de título a la película! Y también reconozco que no bailo ni como Kevin Bacon ni como John Travolta".
Hace algunos meses, fotografías de esa fiesta salieron a la luz en Instagram:
Ver esta publicación en InstagramA few photos from the prom that made history and movies. #1980 #footloose. #elmorecity #letthemdance
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A pesar de que por un tiempo sintió que podía terminar encasillado, hoy Bacon está feliz con haber participado del proyecto, que lo posicionó en Hollywood como una estrella consagrada más allá del baile. Eso sí: odia que cuando va a una fiesta pongan la canción Footloose y admitió que suele darle propinas a los DJs para que no lo hagan.
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