La ópera prima de James L. Brooks, basada en la novela de Larry McMurtry, arrasó en los premios Oscar y todavía se la recuerda como una producción con la que es imposible no conmoverse
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Todo empezó con el director James L. Brooks leyendo la novela Terms of Endearment del enorme Larry McMurtry. El showrunner de producciones televisivas que se volverían icónicas, como The Mary Tyler Moore Show y Taxi, supo que había encontrado la obra ideal para hacer su debut como realizador cuando, casi sin darse cuenta, empezó a llorar a medida que daba vuelta las páginas. “Antes de terminar la novela, había llorado dos veces en mi vida, así que supuse que no podía negar un hecho biológico semejante”, declaró el también productor y guionista en diálogo con The Guardian. Por otro lado, un encuentro con McMurtry también fue clave para comenzar con una adaptación compleja.
“Él tenía una librería en Washington”, recordó Brooks. “Así que fui a rendirle como un homenaje, pero él me echó y solo me dijo: ‘Yo escribí el libro, vos hacé la película’. Fue un momento de bendición porque me puso en el lugar correcto”, amplió el director, quien hasta ese momento estaba demasiado enfocado en complacer a McMurtry que en concebir su propia historia. “Salí de allí pensando en cómo iba a ser la película, en los pasos a seguir, salí encaminado”, apuntó.
Para llevar adelante La fuerza del cariño -tal como se tradujo el título de la novela de 1975-, Brooks contaba con un presupuesto de 8 millones de dólares. El texto de McMurtry explora, a través de los años, la compleja relación entre una madre, Aurora Greenway, y su hija, Emma, quienes se necesitan y se distancian en un ciclo constante que, eventualmente, termina rompiéndose cuando la joven es diagnosticada con cáncer y ambas adquieren otra perspectiva de su vínculo. Además se ahonda en los romances de ambas, como el que Aurora tiene con un astronauta retirado, Garrett Breedlove. En 1982, Brooks releía constantemente la novela pensando a qué figuras convocar para esos tres roles significativos.
Luego de elegir a Shirley MacLaine y a Debra Winger, llamó a Burt Reynolds para el rol de Garrett, convencido de que el actor iba a aceptar. Sin embargo, se encontró con el rechazo. Reynolds se había comprometido para el rodaje de la comedia deportiva de Hal Needham, Stroker Ace, por lo que no quería superponer ambos proyectos. Tiempo después, se arrepentiría de su decisión. “Fui un tonto y no hay premios en Hollywood para quienes se comportan como idiotas”, expresaba. Con Reynolds fuera de la película, Brooks convocó a quien se convertiría en uno de sus actores fetiches, en uno de sus grandes amigos en la industria: Jack Nicholson.
Un guion devastador que conectó con los protagonistas
No había dudas de que a James L. Brooks le gustaban los desafíos. Nicholson venía de ganar su primer Oscar por Atrapado sin salida, había protagonizado largometrajes como Busco mi destino, Chinatown, y El resplandor, y La fuerza del cariño era, en sus instancias iniciales, una película intimista hecha con más corazón que presupuesto, y con un director que estaba haciendo su debut, con todo lo que eso implicaba. Aún así Nicholson era mucho más que una estrella de Hollywood: era un artista. El actor ya había trabajado con realizadores motivados por una buena historia, como el caso de Bob Rafelson con Mi vida es mi vida, una producción que se rodó con solo un millón de dólares y que le valió a Jack su segunda nominación al Oscar.
Como le sucedió a Brooks cuando leyó la novela de McMurtry y al resto del elenco cuando Nicholson recibió el guion, no pudo dejar de llorar. Así se lo contó al recordado crítico Roger Ebert en una charla imperdible “Leí el guion y me convertí en un entusiasta porque pensé: ¿Cuántos guiones te hacen llorar? Yo leo docenas de guiones cada año e incluso más, pero con este sentí algo diferente”. Según Nicholson, lo que experimentó le recordó al proceso que vivió con Busco mi destino, película dirigida por Dennis Hopper, basada en un guion coescrito por él junto a Peter Fonda y Terry Southern. El film, estrenado en 1969, reapareció en la memoria de Nicholson tras leer el guion de La fuerza del cariño. “Con aquella película pensé que podía interpretar a George (Hanson) fácilmente, y lo mismo me sucedió con el texto de James, sentí que entendía a Garrett, que sabía por lo que estaba pasando”, añadió el actor, con quien MacLaine no tuvo una buena relación al comienzo del rodaje.
"La fuerza del cariño es una película emocional y ese debería ser su legado"
Jack Nicholson
“Trabajar con Jack fue una locura, pero eso colaboró a sacar lo mejor de mí como intérprete”, declaró la actriz en una entrevista concedida a la publicación Toronto Star. “Al comienzo fue un poco caótico todo pero luego, como Garrett y Aurora, fuimos encontrando el ritmo, terminamos siendo simplemente dos personas que bailaban en perfecta sintonía, así se sintió trabajar con él: ambos sabíamos cómo el otro iba a responder en determinadas escenas. Y ni siquiera socializábamos, simplemente teníamos química, fue un sentimiento maravilloso”, expresó MacLaine, quien antes de comenzar el rodaje se le acercó a Brooks con una propuesta que el director debió declinar.
“Shirley quería que Aurora tuviera un acento texano, pero en las instancias de ensayo no me parecía que lo que estaba haciendo sonara bien”, dijo el director, con candidez. “Yo había hecho mi propia investigación y el acento de Shirley no tenía relación con lo que yo había escuchado, así que le tuve que confesar que lo sentía como un error”. Como el personaje de Aurora era, efectivamente, una residente de Texas (más precisamente de River Oaks, Houston), Brooks debió ajustar a último momento el guion para que su protagonista sea oriunda de Boston. “Como Shirley es una profesional, no cuestionó el cambio y dejó atrás ese acento”, recordó el realizador.
Una de las razones por las que La fuerza del cariño conmovió al público (hasta el día de hoy es imposible olvidar ese pedido de ayuda de Aurora en el hospital) puede hallarse en la reacción de sus protagonistas al material de base. Desde la emoción de Jack Nicholson hasta la certeza que tuvo MacLaine de que estaba interpretando al mejor personaje de su carrera, como le reveló al Miami Herald. “Aurora es mi papel favorito porque me sentí muy cercana a ella, por eso no puedo decir exactamente cuán difícil fue personificarla porque en cierto modo estaba siendo yo misma en el rodaje”.
La fuerte pelea entre Shirley MacLaine y Debra Winger
En 1996, cuando Brooks comenzó el rodaje de Mejor…Imposible, logró una sinergia irrebatible entre los integrantes de esa tríada compuesta por Nicholson, Helen Hunt y Greg Kinnear, con los actores brindando interpretaciones memorables, naturales, honestas. Años antes, al concebir su ópera prima, el cineasta ya demostraba su gran ojo para las dinámicas entre sus protagonistas, donde una de las figuras es la que, por lo general, se mueve con una sensibilidad extrema. En Mejor... Imposible lo podemos notar en el personaje de Simon (Kinnear) y en La fuerza del cariño lo vemos en el de Emma. La actuación de Debra Winger, por entonces una estrella en ascenso por sus roles en Un cowboy de la ciudad y Reto al destino, sigue tocando fibras por esa espontaneidad que la intérprete le supo imprimir a esa joven que se deja gobernar por los impulsos.
A diferencia de lo que MacLaine logró con Nicholson, esa perfecta danza luego del caos, con Winger se generó otra clase de proceso. Esos choques entre Aurora y Emma, esas discusiones constantes que luego se transformaban en muestras de amor incondicional, eran en cierta medida el reflejo del vínculo mercurial entre las actrices, cuyas disputas no pasaron inadvertidas en el rodaje y que ambas confirmarían al estrenarse el film.
Cuando MacLaine ganó el Oscar por su interpretación, se lo dedicó también a su coprotagonista, quien competía en la misma categoría. “Quise trabajar con la turbulencia excepcional de Debra Winger”, dijo la actriz arriba del escenario. “La manera en la que se comprometió con su personaje me hizo sentir, por esos cuatro meses, que tenía dos hijas”, añadió.
"Trabajar con Debra Winger se volvió exasperante en un momento, todos pensaban que estábamos locas"
Shirley MacLaine
La propia MacLaine lo expresó sobre Nicholson: “No socializábamos, pero lográbamos una química extraordinaria”. La química, en efecto, no se ensaya. Con Winger, la actriz estuvo lejos de alcanzarla ya que, desde la primera vez que se vieron, no se llevaron bien. “Cuando empezó el rodaje yo quería sentirme como Aurora, dejé atrás mi saco de piel de estrella y de repente la vi a Debra caminando con una pollera corta y botas y pensé: ‘Oh, Dios mío’”. De todos modos, los problemas empezaron antes de la filmación, cuando Winger pidió obtener un salario equitativo al de MacLaine y cuando notaron que sus estilos al abordar sus personajes eran completamente distintos.
“Nos peleábamos mucho”, se sinceró Winger. “Estábamos todo el tiempo tirándonos dardos la una a la otra, nos desafiábamos cada día, aunque con un respeto subyacente”, expresó la actriz. Para MacLaine, el ida y vuelta fue agotador. “En un momento se volvió exasperante, no se podía trabajar así, los ejecutivos de Paramount pensaban que estábamos locas”.
En 1995, en sus memorias, My Lucky Stars, MacLaine reveló que Winger le decía dónde tenía que pararse en los ensayos de las secuencias. Cuando ella le respondió que era totalmente capaz de ver las marcas por sí misma, Winger tuvo un gesto escatológico hacia ella. En 2018, en una entrevista con Andy Cohen, la actriz admitió haber tenido una conducta fuera de lugar con MacLaine: “Sí, hay algo de verdad en lo que ella escribió”. Para Brooks, esa dinámica beligerante terminó funcionando a favor de su largometraje. “Fue un rodaje complejo, pero Jim se alimenta del caos”, compartieron sus protagonistas.
El realizador dejó que sus actrices generaran ese clima combativo porque creyó que era beneficioso para los intercambios de sus memorables personajes, aquellos con los que el público sí tuvo una química instantánea. La fuerza del cariño, estrenada hace tres décadas, fue un éxito de taquilla. Con su modesto presupuesto de 8 millones de dólares, osciló entre el primer y segundo puesto, y terminó recaudando 165 a nivel mundial. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood la reconoció con 11 nominaciones a sus premios Oscar, y con cinco estatuillas: mejor película, director, actriz para MacLaine, actor de reparto para Jack Nicholson, y guion adaptado.
En 1996 se estrenó la secuela, The Evening Star, con Aurora y Garrett nuevamente en el relato que tenía como figura central a la hija de Emma, interpretada por Juliette Lewis. Sin embargo, de ese proyecto no formó parte Brooks y el largometraje no tuvo el impacto esperado. En 2016, La fuerza del cariño tuvo su adaptación teatral, con Molly Ringwald personificando a Aurora en una puesta off Broadway de la historia de McMurtry, quien consideraba a Terms of Endearment su mejor novela.
“La fuerza del cariño se proponía volver al cine de los 40, a aquellos films en los que la emoción se priorizaba por sobre cualquier otra cosa”, explicó Nicholson, sintetizando a la perfección al leitmotiv de la obra de Brooks. “Pienso que tendría que haber sido una pionera en ese regreso a una época donde los sentimientos estaban muy presentes en la historia, pero no sé si su éxito se midió bajo esos términos”, remarcó el actor sobre una película que no apuntaba al golpe bajo sino al lento desarrollo de esas intersecciones de personajes imperfectos, reconocibles, volubles.
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