La flor y el extraordinario cine de El Pampero, ahora disponible para todos
"¿Una película de 14 horas, a quién se le ocurre? Ni loco me engancho en eso, es irreal…" Cuántas veces escuchamos respuestas parecidas a esa cada vez que tratamos de entusiasmar a algún amigo o familiar hablando de La flor, la monumental epopeya cinematográfica de Mariano Llinás y sus socios de El Pampero Cine, tal vez el largometraje más extenso de la historia. Todo, antes de que estallara la crisis del coronavirus.
Desde este viernes 27, La flor está disponible para ser vista online a través de la plataforma de streaming Kabinett. El acceso online a esta monumental obra se produce en entregas como los viejos seriales. Así lo imaginó y lo prefirió Mariano Llinás, como se cuenta más abajo. La secuencia comenzó con dos entregas, reveladas en el anochecer del viernes de manera simultánea. La primera, de casi dos horas y 35 minutos y la segunda, decasi una hora. Casi al mismo tiempo, desde su cuenta de Twitter (@VLlinas), Verónica Llinás , hermana del realizador, anticipó que a partir de este sábado 28 se irá sumando una entrega por día hasta completar las 14 horas.
Así, la cuarentena forzosa (toda una aventura, sin dudas) podrá atravesarse mucho mejor al influjo de una película que funciona, precisamente, como la expresión más cabal de la idea de aventura infinita, sin necesidad de contar de qué va el argumento o cuál es el eje narrativo de la trama. Como dice Llinás: "La flor funciona como una especie de lugar abierto a todas las tradiciones y a todos los imaginarios. Es una película hospitalaria, que tiene bien ganadas sus catorce horas".
Relativizar esta obra, reírse de ella o definirla hasta como un esfuerzo que no tenía sentido llegó a convertirse casi en un deporte nacional mientras La flor entusiasmaba a todos los que habían logrado descubrirla en el Bafici 2018 (en el que ganó el premio al mejor film en la competencia internacional) y empezaba a recorrer el mundo de los grandes festivales con una respuesta a la altura de ese fervor.
Hasta que la cuarentena forzosa y la necesidad de atravesar todo el tiempo de esta pandemia sin salir de casa produjo un fenomenal cambio de expectativas. La flor empezó a ser mirada de otra manera. Y buena parte de aquéllos escépticos que no podían concebir que alguien estuviese dispuesto a entregar todo ese tiempo en el contacto directo con una experiencia visual y sonora única empezaron a volver sobre sus pasos.
El resto lo hizo una corriente incontenible de voces que desde las redes sociales y toda clase de plataformas dejó a la vista el deseo de acceder a los 840 minutos de La flor en clave hogareña como paliativo al confinamiento impuesto por la pandemia. Antes de la emergencia, Llinás había defendido contra viento y marea lo que consideraba como un artículo de fe: "Vamos a hacer lo imposible para que La flor se vea en una pantalla grande. Considerar que la gran pantalla de cine y la pequeña pantalla del celular o de la computadora son la misma cosa me parece una aberración. Godard decía que la historia del cine es la más grande porque se proyecta", le había dicho el director a LA NACION en pleno Bafici 2018, antes de las memorables proyecciones de La flor en ese ámbito.
Pero el coronavirus cambió todo muy rápido. En una conversación con el diario español El País publicada hace pocos días, Llinás reconoció que mira las cosas de otra manera desde que estalló la pandemia. "A inicios de esta semana entendí que a toda la población se le está pidiendo confinamiento, y nosotros tenemos una película muy larga, que puede ayudar, como un grano de arena más, a que ese enclaustramiento sea más llevadero en las casas. Hoy las proyecciones públicas no son una opción. El público necesita diversión en el sentido más noble de la palabra".
Un primer intento de ir revelando La flor online de a poco y en partes en YouTube, como si se tratara de un viejo serial, se frustró muy rápido porque Llinás y El Pampero se encontraron con obstáculos legales relacionados con la venta de los derechos de exhibición de la película fuera de la Argentina, especialmente en Francia. Llinás le contó a El País que se había entusiasmado con esa idea desde que la vivió en el Festival de Locarno. "Me gustaba la idea de las ocho entregas como si fuese un serial, y que hubiera que esperar cada día a un nuevo capítulo", reconoció. Todo el que haya visto La flor respaldaría esa idea para ver la película de nuevo: hay allí huellas constantes y felices de tributo a la aventura vivida de a poco, en episodios cuya secuencia no hace más que acentuar los misterios y los enigmas que esconde la trama". Finalmente, el anhelo del realizador se hizo posible, ahora a través de la plataforma Kabinett.
Los inconvenientes se superaron y finalmente, a través de la cuenta oficial de Twitter de El Pampero, se anunció que este viernes 27 La flor estará disponible para ser vista sin limitaciones, de manera libre y gratuita (con la única excepción del territorio francés) a través de YouTube. Pero Llinás y sus compañeros de ruta fueron todavía más allá y como anticipo de este verdadero plato fuerte decidieron liberar toda la filmografía que les pertenece, a razón de un título por día, con las mismas coordenadas.
La secuencia se inició con La mujer de los perros (2015), de Laura Citarella y Verónica Llinás, que llevaba hasta ayer algo más de 36.000 vistas en YouTube. Retrato sobre la soledad y la incomunicación casi sin diálogos y narrado a través de las cuatro estaciones del año con la relevante presencia protagónica de Verónica Llinás. Luego llegó el turno de La vendedora de fósforos (2017), de Alejo Moguillansky, definida en su momento por LA NACION como un "complejo híbrido de ficción y documental" (una de las marcas identificatorias del cine de El Pampero) a partir de la puesta en el Teatro Colón de una versión operística del cuento de Hans Christian Andersen. Y al día siguiente quedó habilitada Ostende (2011), primer largometraje de Laura Citarella. Así la definió su directora: "Es una película sobre la construcción de la ficción. Quizá sobre la construcción y deconstrucción de la ficción. El film se encarga de construirla y desarmarla, quedándose finalmente con el mundo que se manifiesta en todo su esplendor mediante el mar".
En los días subsiguientes se fueron agregando Balnearios (2002), la ópera prima de Mariano Llinás, en la que se despliegan los recuerdos personales de las muchas vacaciones pasadas por realizador en la costa (en especial, Villa Gesell), con una estructura de falso documental, y El loro y el cisne (2013), de Alejo Moguillansky, que desde El Pampero Cine se define como "una fantasía romántica y musical que se desarrolla alrededor de los ballets oficiales de Buenos Aires y La Plata, mezclando aleatoriamente materiales documentales y ficticios".
El miércoles 25, casi como aperitivo de La flor, y en tres partes, El Pampero Cine liberó lo que califica con justicia como "una de nuestras naves insignia": Historias extraordinarias (2008), de Mariano Llinás, que a lo largo de sus 245 minutos, compila un sinfín de aventuras de espíritu clásico ambientadas en la inmensa geografía de la provincia de Buenos Aires. En verdad parte de ella, porque su viaje termina llevando a alguno de sus protagonistas hasta el mismísimo continente africano.
Hoy llegará a esa plataforma La flor. La obra a la que Llinás y sus compañeros de El Pampero le dedicaron diez años de aventuras, de caminos infinitos, de viajes alrededor del planeta, con cuatro protagonistas poderosas, las integrantes del grupo teatral Piel de Lava: Laura Paredes, Pilar Gamboa, Valeria Correa y Elisa Carricajo. Una experiencia única, que Llinás retrata de esta manera: "La flor no promete certezas, no promete fábulas ni finales que digan nada. Simplemente algo que parece perdido: el placer de la materia narrativa, la musicalidad, las imágenes. Algo de todo ese juego que en el cine parece haberse desvanecido". Y que seguramente le va a ganar a las dudas de todos los escépticos y los impacientes.
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