La comedia de toda una generación
Gran éxito en los cines, potenció una particular jerga juvenil y dejó un influyente legado en el género
Un día, uno busca un dato en Internet y ve, sin querer, que ya hace veinte años que se estrenó El mundo según Wayne : 14 de febrero en los Estados Unidos, un poco después en la Argentina. Veinte años. Para los que la vimos en el momento justo -es decir, en el fin de la adolescencia- la película se asocia con carcajadas sin fin, recuerdos de chistes, situaciones, repetición e imitación de diálogos, incluso con un ataque de risa que motivó una caída al piso desde la butaca cuando Wayne (Mike Myers) opina que el balcón de Benjamin Kane (Rob Lowe) es un gran lugar para escupir hacia abajo.
Sí, claro, el humor de El mundo según Wayne fue (y es) tildado de idiota, de tonto. Es un defecto del lenguaje castellano que humor tonto y humor idiota suenen como descalificación casi tajante. Goofiness es una buena palabra en inglés para una zona del humor -descerebrado, pavote, adorable- de El mundo según Wayne .
Wayne y Garth (Dana Carvey) tienen un programa de televisión amateur por cable, que hacen y emiten desde el sótano de una casa en un lugar llamado Aurora, en los suburbios de Chicago. Por esas cosas que pasan, terminarán haciendo el programa de manera más profesional. Y Wayne conocerá a una chica rockera llamada Cassandra (la hawaiana Tia Carrere). Pero ¿realmente importa recordar el argumento, abundar en ese tipo de detalles lineales? El mundo según Wayne es una película cómica, no una comedia, y tampoco es una comedia romántica. Vuelta a ver ahora, a veinte años del estreno, la película dirigida por Penelope Spheeris (con grandes documentales sobre rock en su carrera previa) se presenta como un relato relajado narrativamente, cuyos componentes parecen moverse magnetizados más por la posibilidad de hacer chistes que por los conflictos.
Hay un viaje en auto y se produce una coreografía disparatada, con cabezas violentamente bamboleantes, de "Rapsodia Bohemia" de Queen. Un protagonista habla con otro y de repente mira a cámara y le cuenta una infidencia. Otro personaje habla a cámara y le dicen que no está autorizado, que sólo los protagonistas pueden hacerlo. Un cartel en una casa de música advierte que está prohibido tocar "Escalera al cielo", de Led Zeppelin, en la codiciada guitarra en exhibición.
En el momento justo
El mundo según Wayne apareció en el momento justo: a principios de los noventa, y fue un éxito en cines y, notoriamente, en la edición en VHS. De hecho, fue la película más exitosa de las que salieron del programa Saturday Night Live . ¿Por qué el momento justo? Entre otras cosas, porque Los Simpson (que empezaron en 1989) estaban revolucionando el humor televisivo con reflexiones sobre el propio medio y la industria del entretenimiento (lo que se denomina, más corto y más pomposo, "metadiscursivo").
El mundo según Wayne no era una parodia al estilo de Súper secreto o La pistola desnuda , pero jugaba con las formas de muchos discursos, arremolinados: había chistes sobre subtítulos, sobre "la escena de sexo", sobre la iluminación y el ralenti publicitario para mostrar a "la chica linda", sobre el final (los finales) al estilo Scooby Doo .
Pero los componentes paródicos no eran el centro de la película. La potencia cómica de El mundo según Wayne , lo que la hizo material adictivo a principio de los noventa, era esa sensación que provocaba en el espectador de que en cualquier momento podía aparecer un chiste: veíamos a Wayne o a Garth caminar, o incluso estar sentados, y en cualquier momento podía aparecer una frase, un salto, una búsqueda cómica.
El mundo según Wayne procedía, procede, mediante acumulación: si a los diez minutos uno no entró en la lógica de la película, mejor abandonarla. Pero si uno entra en el juego se sostiene la sonrisa a punto de explotar en carcajadas durante toda la película. Incluso se sostiene el "contrato humorístico" con chistes que no son de los mejores, porque uno está esperando la explosión de la risa, que puede aparecer en el momento menos pensado, como cuando Alice Cooper se pone a hablar con autoridad y seriedad sobre la historia de los Estados Unidos.
Película tal vez demasiado generacional, es difícil que El mundo según Wayne seduzca nuevos espectadores hoy en día: sus coordenadas son las de su época. Sin embargo, buena parte de sus andanzas humorísticas tuvieron descendencia en muchas comedias posteriores. La gente de Saturday Night Live (Adam Sandler, Will Ferrell, entre otros) vio allanado el camino para animarse a jugar fuerte en la pantalla grande. Y Mike Myers luego sería una superestrella con Austin Powers .
El mundo según Wayne , como toda comedia, fue consciente de los lenguajes que ponía en juego, y su particular jerga juvenil proveyó por esos años el uso frecuente del "excellent" y el "party on". Cuando hace veinte años se estrenó El mundo según Wayne , se dijo que la presencia de Rob Lowe como "el malo" obedecía a motivos comerciales. Hoy Rob Lowe se nos aparece como un fósil de los ochenta, la década que la jocosamente noventosa El mundo según Wayne estaba ayudando a enterrar.
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