La broma: la película basada en la novela de Milan Kundera, que fue interpretada como un insulto por el régimen soviético, tiene finalmente revancha
A 54 años de su estreno, el film de Jaromil Jireš fue restaurado digitalmente y presentado en el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary como un testimonio vivo de la “Primavera de Praga”
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En 1969 los soviéticos ya habían puesto fin a la “Primavera de Praga”, aboliendo una a una las medidas del “socialismo de rostro humano”. Y ese retorno a la antigua “libertad vigilada” también significaba el resurgimiento de la férrea mano de la censura.
Previo a la llegada de los rusos, el hoy fundamental Milan Kundera daba a conocer su primera novela titulada La Broma (Žert), que realizaba un crudo juicio sobre la arbitrariedad del poder político. Pocos meses más tarde, el cineasta Jaromil Jireš acomete la realización de la versión cinematográfica de la obra de Kundera. La película, disponible en Argentina en una copia de excelente calidad en el canal de YouTube del sello Artkino Pictures, ha sido objeto de una restauración digital por parte del Narodni Filmov Archiv y fue proyectada en la sala principal del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary como uno de los eventos centrales del encuentro en su edición 2022.
“Este film demuestra que no tienen razón aquellas personas que dicen que es imposible rodar una buena película basada en una novela. La película La broma es muy refrescante y fue rodada de una forma moderna, aún desde el punto de vista actual”, declaró a Radio Praha el director artístico del festival, Karel Och.
Pero además de los nombres propios presentes en la historia de La Broma, ¿por qué es una película de tan enorme prestigio y tanta importancia? Obras literarias de enorme importancia escritas por Kundera, La Broma y La insoportable levedad del ser, son las dos únicas que fueron llevadas a la pantalla grande, mediando alrededor de dos décadas entre cada una. Además, la obra de Jireš contó con la colaboración del propio Kundera en el guion; en cambio, Phillip Kaufman se valió del otrora guionista de Luis Buñuel, Jean-Claude Carrière, para adaptar una obra que ni siquiera pudo rodarse en Praga.
De joven promesa a una lista negra
La Broma llegó a tener su estreno checo en febrero de 1969, pero la censura soviética luego se ensañó con ella. Considerada como “una de las mayores novelas de nuestro siglo” por el escritor comunista francés Louis Aragón (y promocionada por él junto a su prestigio en los ambientes de la intelectualidad francesa), había sido publicada en Checoslovaquia, en 1967, y sus ciento veinte mil ejemplares se agotaron en poco tiempo al tiempo que su autor recibía el premio de la Unión de Escritores Checoslovacos, presidida entonces por el poeta Jaroslav Seifert. Todo cambiaría con la llegada de los soviéticos al poder y la proscripción de Kundera, que de ser “joven promesa” del ambiente literario checo se convirtió en figura prohibida en Checoslovaquia y pasó a tocar el piano en clubes de jazz para sobrevivir hasta su exilio definitivo en París, en 1975.
No era para menos, su obra era una sátira del comunismo stalinista sintetizada en la figura de Ludvík (que en la película compuso un extraordinario Josef Somr), como un joven estudiante, a su vez, miembro del Partido Comunista. Enamorado de Markéta (para lo cual Jireš elegirá a la bella Jana Dítětová), ella parte a unas clases de instrucción política dejando a Ludvik sin la soñada posibilidad de pasar 14 días sólo con ella. En respuesta a las cartas de Markéta enviadas desde aquel curso, Ludvík compra una postal, donde escribe: “¡El optimismo es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva Trotski! Ludvík”. Pero esa burla al optimismo ideológico de Markéta tampoco hace gracia a los dirigentes universitarios, quienes expulsan a Ludvík de la Universidad y del Partido. Así, Ludvík comienza a errar su destino, entre tropiezo y tropiezo, dentro de un mundo que ha perdido el sentido del humor.
Kundera trabajó el guion con resultados sorprendentes, realizando cambios con respecto a la novela sin traicionarla y así, por ejemplo, en lugar de 4 personajes-narradores subjetivos solo hay uno, Ludvík Jahn. Suma la invalorable posibilidad con la que contó el director de realizar el rodaje en escenarios naturales. Rodada durante la “Primavera de Praga”, el reloj astronómico de la ciudad de Brno y la plaza del ayuntamiento en Uherské Hradiště, alterna con otras postales de Praga, como en la que Ludvík y Markéta conversan a orillas del río Vltava (Moldava), que se asoma entre infinidad de palacios y edificios del centro histórico.
El eslovaco Jaromil Jireš había nacido en Bratislava el 10 de diciembre de 1935, y estudió dirección y cámara en la Escuela de Cine FAMU hacia 1960. Hasta entonces, solo había hecho una incursión previa en el largometraje con El primer grito (Křik, 1963), y varios cortometrajes que anteceden a la realización de La Broma. Sin embargo, en los trabajos previos de Jireš se distingue una mirada a la banalidad de lo cotidiano o, tal como sucedía en su ópera prima, los trastornos psicológicos y sentimentales que en unos jóvenes provoca el nacimiento de su primer hijo, film al que se lo consideró el primero de importancia de la nueva ola checoslovaca.
Jan Kliment, el crítico de cine que durante muchos años fue considerado como el más importante “verdugo” del Partido Comunista y exégeta en la censura ideológica de muchos títulos de la “Nueva ola”, sin embargo, le hizo una buena crítica. Kliment consideró que Jireš entendía mejor el problema y acentuaba lo que hacía falta en la película. El director no estuvo conforme con esta crítica, porque consideraba, en coincidencia con el refrán, que “si el enemigo habla bien de tu trabajo, está mal hecho”, con todo eso no alcanzó para evitar la prohibición.
Como en una cruel metáfora de las controversias políticas que denunciaba el libro, además de la censura casi inmediata después de su estreno, La Broma fue eliminada de la filmografía de su director en toda la difusión oficial del Estado. Jaromil Jireš murió tempranamente a los 66 años en 2001; había tenido un accidente automovilístico que le provocó heridas en su cabeza de las que nunca se recuperó.
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