Kevin Costner, el cowboy
El jueves se estrenará en la Argentina "Pacto de justicia", western que el actor protagoniza, produce y dirige
SAN SEBASTIAN.- Kevin Costner llega al encuentro pautado con la prensa internacional acreditada en el reciente Festival de San Sebastián, con un look muy similar al del cowboy que interpreta en "Pacto de justicia", su nuevo western como productor, actor y realizador: piel bronceada, chaleco y botas de cuero, y el típico sombrero de los viejos pistoleros. El único anacronismo es un par de anteojos bien negros que, según aclara, lo defienden de una lesión ocular que acaba de tener.
La relación entre Costner y el más tradicional de los géneros hollywoodenses no es nueva: dirigido por Lawrence Kasdan, consiguió dos de sus mejores actuaciones en "Silverado" y en "Wyatt Earp", mientras que su western épico y revisionista, "Danza con lobos", le valió en 1990 siete premios Oscar, decenas de millones de dólares de ganancia y el prestigio que tanto le habían negado.
En su tercera experiencia como realizador (en el medio sufrió el duro fracaso de "El mensajero"), este californiano de 48 años interpreta en "Pacto de justicia" ("Open Range"), película que se estrenará el jueves en los cines argentinos, a Charley Waite, un hombre castigado y curtido por la vida que intenta escapar de su pasado violento junto con su inseparable amigo Boss (Robert Duvall) y el inexperto Button (la joven estrella mexicana Diego Luna), mientras encuentra en el amor de una solitaria mujer (Annette Bening) la posibilidad de redimirse y poner fin a su existencia errante. Claro que en el horizonte surge la amenazante figura de un terrateniente que domina un pueblo a su voluntad (Michael Gambon) y de su servicial sheriff (James Russo).
Consultado sobre su vínculo con un género que hoy parece casi extinguido, el actor de "Los intocables" y "El guardaespaldas" indica: "Para mí, representa la oportunidad de volver a la nobleza, la sencillez y la emoción del cine clásico, sin el cinismo, los lugares comunes y los guiños irónicos o paródicos de la modernidad". Costner informa que ningún gran estudio de Hollywood quiso participar en el proyecto y que sólo las precompras de los países europeos permitieron darle vía libre. "Lo hicimos de forma absolutamente independiente, en Calgary, pero todos los técnicos e intérpretes cobraron lo que usualmente perciben", se ufana. Sólo él cedió su salario de director para reducir costos y aportó con sus socios la mitad de los 26 millones de dólares del presupuesto final. El desafío -por lo menos desde el punto de vista económico- valió la pena, ya que el film lleva recaudados más de 58 millones sólo en los cines norteamericanos.
Costner ya está acostumbrado a arriesgar sus ganancias (en su mejor época, su cachet llegó a 15 millones de dólares por película) en proyectos en los que sólo él parece creer. "A mí no me interesa hacer un blockbuster que dure un fin de semana en cartel y luego se olvide, prefiero invertir tiempo, dinero y esfuerzo en una historia de la que me sienta orgulloso y que uno pueda encontrar en un estante dentro de 5, 10 o 50 años".
-¿Cuándo nació su pasión por los westerns?
-Cuando era un niño que apenas podía caminar saltaba del regazo de mi madre, me subía sobre mi perro e imitaba a mi ídolo de entonces, el cowboy que hacía Burt Lancaster.
-¿Quiénes fueron sus modelos en el género?
-Todo lo que hizo John Ford, especialmente "Más corazón que odio" y "Un tiro en la noche". También "Río Rojo", de Howard Hawks; el film episódico "La conquista del Oeste"; "Los siete magníficos", de John Sturges... y muchos más. En cambio, no soy muy fanático del spaghetti western de Sergio Leone ni del cine ultraviolento de Sam Peckinpah.
-¿Cómo definiría a "Pacto de justicia" dentro del western?
-Es una película más. No pretendo reinventar el género ni nada por el estilo. Hay que desmitificar las cosas. Mi único objetivo es crear personajes tridimensionales y creíbles, impulsados por los sentimientos. Elijo un buen guión, convoco a los mejores actores y me dedico 24 horas por día durante varios meses a concretar la mejor película posible. Con una buena historia se puede entretener haciendo un western o un film de ciencia ficción. Mi único compromiso es con el espectador, que me dedica dos horas de su vida. El resto no me preocupa: ni las críticas, ni el éxito, ni el fracaso.
-¿Cómo trabajó con los actores?
-Me di el lujo de reunir a referentes de varias generaciones: a Robert Duvall, que es uno de los mejores intérpretes de la historia del cine y ha creado grandes personajes, a notables secundarios como Michael Gambon o el recientemente desaparecido Michael Jeter, a una actriz de enorme talento como Annette Bening y a un actor como Diego Luna, que trabajó por primera vez en inglés, pero que va a ser en poco tiempo una estrella en Hollywood. Si bien nos ceñimos con bastante disciplina a un guión estricto para proteger la película, nos permitimos varias bromas físicas y agregamos algunas líneas de diálogos improvisados. Todos disfrutamos enormemente de la verdadera belleza de actuar.
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