Juliette Binoche: "Es necesario que hombres y mujeres expresen sus deseos de paridad"
SAN SEBASTIÁN.- Juliette Binoche es una de las estrellas del Festival de San Sebastián por partida doble. Hoy, miércoles, llegó para presentar Visión, una coproducción franco-japonesa que interviene en la Sección Oficial. Una incómoda deserción de último momento por "motivos personales" la dejó en la conferencia de prensa y la alfombra roja sin la directora del film, Naomi Kawase. Mañana será el turno de High life, fábula futurista de Claire Denis que también competirá por la Concha de Oro, coprotagonizada por otro de los galanes favoritos de los millennials, en la saga Ryan Gosling- Timothée Chalamet: Robert Pattinson.
"Acostumbrada a los aviones, a los hoteles, a los autos, a todo lo que construyó el hombre, me conmovió realmente rodar y vivir en el bosque, que fue como volver a un origen que tenía olvidado", expresó la actriz parisina, evocando el bucólico paisaje de Nara –la antigua capital de Japón- donde se rodó el film de la ausente Kawase, que describe el viaje de una mujer a Japón en busca de una planta medicinal.
Esta experiencia profunda parece haber generado una toma de conciencia en Binoche, quien en 2002 estuvo por primera vez en San Sebastián, presentando Decalage horaire, no estrenada en la Argentina: "Tenemos que reconectar con la naturaleza, con nuestro yo. Contaminamos todo, perdemos todo, jugamos con el entorno como niños ambiciosos y luego no tendremos con qué jugar. Qué les vamos a decir a nuestros hijos".
Binoche también sentó posición sobre el movimiento feminista, tan presente en esta ciudad vasca que hasta incidió en la firma de un compromiso de paridad de oportunidades: "Lo femenino ha esperado con paciencia pero ahora hay una impaciencia. Lo femenino ha estado arrinconado desde hace milenios. Por eso es necesario que hombres y mujeres expresen sus deseos de paridad. Es importante decirlo".
Mañana Binoche reaparecerá en la competencia principal de San Sebastián con High life, coprotagonizada por Robert Pattinson, un drama de aventuras de ciencia ficción en el que se realiza un experimento genético desde el espacio exterior. El yin y el yang con otra fábula futurista: Illang: the Wolf Brigade, una producción surcoreana ambientada en 2029, en la que el anuncio de la reunificación entre las dos Coreas desata feroces luchas de poder, presentada hoy en la Sección Oficial.
La música, presente
La otra película del día presentada en la competencia es española-francesa Quién te cantará, de Carlos Vermut, cuyo punto de partida es una canción homónima de Mocedades, un grupo pop de fines de los sesenta que tuvo su momento de gloria con hits edulcorados y sensibleros. Nadie desmentirá la influencia almodovariana en esta comedia, y el propio director se encargó de puntualizar que no le importa en absoluto. En lo que se considera la autobiografía musical del realizador, una cantante (Najwa Nimri) pierde la memoria en un accidente, y una fan suya tiene que enseñarle a volver a ser quién era. "Cinematográficamente es el viaje más heavy que he hecho", expresó Nimri, quien en 2005 estrenara El método, de Marcelo Piñeyro con el rol protagónico de Pablo Echarri.
Es que en San Sebastián la música está en el aire. Está presente en las películas. Como Leto (exhibida en Perlas), un drama biográfico del ruso Kirill Serebrennikov, con una banda sonora tan rock como glam por la que desfilan David Bowie, Iggy Pop, Talking Heads o T. Rex. O como Oreína (primer largo de ficción del local Koldo Almandoz, presentada en Nuevos Directores), en una situación dramática y con un estilo audiovisual bien distinto, con reminiscencias del ambient de vanguardia de Robert Fripp y Brian Eno.
Y también como Tiempo después, del español José Luis Cuerda, exhibida ayer y con la aparición (fuera de programa) de Joaquín Sabina, que hasta se paseó por la alfombra roja. Su aparición tenía dos motivos: por un lado, su colaboración en la banda sonora. Por otro, su rol paterno: su hija Carmela es productora de la película.
Más allá de la música –componente esencial de cualquier obra, en definitiva-, un tópico destacable de esta muestra es, a tono con los tiempos, el de la discriminación y/o integración, basado en hechos reales. Angelo, del austríaco Markus Schleinzer (presentada ayer, en competencia) habla del racismo a partir de una historia real (aunque recreada por el director) sobre un africano del siglo XVIII trasladado a Europa, que vivió en Viena y pese a que alcanzó notoriedad, nunca dejó de ser un extraño que sufrió la discriminación racial primero y la social después.
Beautiful boy, del belga Felix Van Groeningen (que también compite por el premio mayor), es la historia real de David y Nick Sheff, padre e hijo, sobre su relación con las drogas, pero especialmente sobre el amor incondicional de una familia. El rol central estuvo a cargo del millenial Timothée Chalamet, quien ayer en San Sebastián bajó un mensaje irreductible en la conferencia de prensa: "Las sobredosis matan a más gente en Estados Unidos que los accidentes de coche o las armas de fuego. Hay una verdadera crisis".
Chalamet adelgazó ocho kilos por exigencias del guion. "Me esforcé por parecer cualquier persona, porque cualquiera puede caer en las drogas. Algunas personas que vieron la película me dicen que les recuerdo a alguien de su familia que pasó por lo mismo. Es lo que yo buscaba", comentó en la rueda de prensa.
Las argentinas
Figuras, de Eugenio Canevari (que participa en Horizontes Latinos), también lleva a la pantalla grande un caso real, en un cruce entre el documental y la recreación. Aborda el caso de una argentina residente en Barcelona, a quien, sabiendo que padecía de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) no renovaron su permiso de residencia caducado. "Busco que se tome conciencia con lo que ocurre a los inmigrantes enfermos que no tienen papeles y que no pueden tener acceso a los servicios sociales", advirtió el realizador, que hace tres años presentó en esta misma sección su ópera prima, Paula.
Figuras es una de las catorce películas argentinas que participan en esta edición del Festival de San Sebastián, de las cuales cinco están dirigidas por mujeres: Julia y el zorro (Inés Barrionuevo, concursa en New Directors); Familia sumergida (María Alché, programada en Horizontes Latinos); Sueño Florianópolis (Ana Katz, también en Horizontes Latinos); Teatro de guerra (Lola Arias, en Zabaltegi-Tabakalera) y Las hijas del fuego (Albertina Carri), el revulsivo largo ganador del último Bafici que pone en escena sin prejuicios el tópico del poliamor, exhibida en Zabaltegi-Tabakalera, última producción nacional presentada en la muestra. La presencia argentina se acentúa si se tiene en cuenta que la productora Eugenia Mumenthaler es jurado de Horizontes Latinos.
También hay mujeres argentinas en otras áreas del festival. Como en el encuentro internacional de programadores, celebrado ayer a partir de una iniciativa de Acción Cultural Española, un organismo público que organizó jornadas para facilitar lazos de intercambio entre creadores y profesionales del ámbito internacional, y darles la oportunidad de conocer nuevos directores y proyectos. Allí expusieron Clara Isasmendi (programadora del Festival Internacional de Cine Político de Argentina) y esta cronista, como periodista especializada en cine nacional y en industrias culturales.
Argentina también tuvo activa participación en los encuentros de la Industria, donde diversos proyectos buscan potenciales socios para su concreción o acabado, así como para la distribución internacional. Allí Pablo Fendrik había presentado Hermano Peligro, un thriller ambientado en la Patagonia, producido por la compañía argentina Rei Cine en asociación con Dinamarca, que hoy ganó el premio al mejor proyecto del VII Foro de Coproducción Europa-América Latina, y que constituye "un apoyo importantísimo para poder hacer la película", tal como señaló Fendrik al recibir el premio del que será su cuarto largometraje, luego de El asaltante (2007), La sangre brota (2008), y El ardor, de 2014.
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