Julien Temple: "El streaming logró que el cine tenga una conexión más directa con la audiencia"
Julien Temple bien podría ser reconocido como el documentalista de la contracultura británica. El hombre que retrató a los Sex Pistols y el entorno que permitió su gestación en la década del 70 en un film sin precedentes: La gran estafa del rock and roll (1980), un falso documental que el cineasta realizó junto al mismísimo mánager de la banda punk por excelencia, Malcolm McLaren.
De allí en más Temple trabajó en sus películas con varias leyendas de la cultura rock como The Rolling Stones, Joe Strummer, Dr. Feelgood o los hermanos Davies (Ray y Dave), de The Kinks, y realizó videoclips para artistas como Neil Young, Judas Priest, Depeche Mode, David Bowie y Tom Petty, entre muchísimos otros.
Este año, el Bafici volverá a dedicarle una suerte de retrospectiva en su clásico Britannia: Lado B, y el mismo Temple pisará suelo argentino luego de once años (en la edición 2008 del festival porteño fue homenajeado con el ciclo En Foco) para acompañar parte de su obra (se proyectarán varias de sus películas musicales y cuatro de sus retratos sobre ciudades) y ofrecer además una charla abierta el 6 de abril.
Antes de su llegada, desde su casa ubicada en el suroeste de Inglaterra, "cerca de Glastonbury", Temple dialogó telefónicamente con LA NACION sobre sus dos pasiones: el cine y la música.
–En esta nueva edición del Bafici veremos por primera vez el "díptico" que filmó sobre la vida de Ray y Dave Davies, ¿Qué significa el grupo The Kinks para usted y para la historia del rock?
–Bueno, los Kinks son mi banda favorita. La gente suele decir que son fans de los Rolling Stones o de los Beatles, pero yo soy fan de los Kinks desde muy chico. En esa época, fui muy afortunado de ir a la escuela cerca de Hampstead Heath, donde hay un parque grande en Londres, y justo del otro lado había un pub donde los Kinks iban a beber. Solía irme de las clases y cruzar el parque y me pasaba la tarde mirándolos tomar. Aprendí mucho de hacer eso, incluso probablemente más de lo que aprendí en la escuela, ja, ja. No lo sé, hay algo en su música, que tiene muchos significados codificados y que yo disfrutaba mucho. Cierto mensaje en sus canciones que eran más profundos que los de cualquier otra banda. Además, creo que los Kinks han influenciado a grupos de todo tipo de música, desde el riff del heavy metal al rock clásico de los sesenta. El sonido de las guitarras realmente fue revolucionario en su tiempo. Tenían una actitud muy punk, como cuando se peleaban en el escenario. Años después cuando lo hicieron los Who, era más como una rutina, pero cuando los Kinks trataban de matarse entre ellos arriba del escenario, era algo real. Después vino todo ese brit pop, de Blur y Oasis, que le deben mucho a la imagen de los Kinks Y también el glam rock: David Bowie era un gran fan de los primeros shows de los Kinks. Definitivamente han sido una influencia increíble para otros movimientos musicales, inclusive más que los Stones.
–¿Qué me puede contar de uno de sus últimos proyectos, The Silent Movie, acerca de la historia cultural de Ibiza?
–Estoy trabajando con eso ahora y te diré que para ser una película silenciosa, es la más ruidosa de las que he hecho. Es muy ruidosa. Es un experimento, con muchos testimonios y animaciones, esperemos que funcione. Se trata de la historia de toda la isla, no es solo la parte del clubbing, también están los pescadores, que es una parte muy romántica, la gente dadá, los hippies, los beatniks y toda la cultura de aquel momento.
–Siempre se lo ha vinculado con el punk y el rock, ¿qué relación tiene con la música house y la electrónica?
–Hay cosas de la música house que me gustan, pero no me gusta el DMA, no es mi escena. Creo que la primera ola de música hecha en Detroit es muy interesante. Yo estuve ahí a fines de los 80 y lo disfruté bastante. Ahora no disfruto de ir a los clubs. Entiendo la atracción que puede tener esa música, pero no es algo que siga mucho. Haciendo esta película pude aprender bastante de todo ese movimiento.
–El mundo hoy parece moverse alrededor de la imagen más que nunca, ¿cuál fue su primer acercamiento al arte visual, que luego lo llevó a dedicarse a esto?
–Fueron muchas cosas. Cuando era niño yo no tenía TV y de hecho no había visto ninguna película hasta que vi A Hard Day’s Night [la película de los Beatles dirigida por Richard Lester], que probablemente en esa época haya sid una película que todos los chicos vieron. Ya en la universidad, en Cambridge, pude relacionarme con gente que iba a otras instituciones, pero que tenián cineclubes y proyectaban películas todos los días. Allí la gente hablaba de cine todo el tiempo y yo alucinaba realmente. Al poco tiempo empecé a contactarme con otros cineclubes y enseguida estaba viendo setenta películas por semana, ja, ja. Fue como una sobredosis de cine y fue fantástico.
En nuestra univerisdad no había mucho espacio para poder proyectar películas, pero a veces, cuando el tiempo estaba bueno, proyectábamos películas en la fachada. Una noche recuerdo que pasamos L’Atalante, de Jean Vigo. Amé esa película y cuando terminó, nos dimos cuenta de que la cinta se había volado del proyector y había ido a parar al rio, que estaba pegado a la universidad. Pasé dos semanas tratando de secar y recuperar cada partecita de la cinta. Creo que ese fue el momento en el que me metí en todo esto.
–¿Creés que las plataformas de streaming están cambiando también la forma de hacer cine en la actualidad?
–Yo crecí con el cine y esa ceremonia de juntarse para ir a ver una película creo que es muy importante. Es lo que me gusta de los grandes festivales, como el Bafici, que reúne a la gente para ver películas y compartir experiencias. Es fantástico y es como debería ser... Pero por otro lado, no se puede ignorar lo que está sucediendo hoy, la gente ve películas en sus casas, en pantallas de celulares y en tablets. No estoy en contra, es lo que está pasando, pero espero que la gente todavía disfrute de ir a ver películas y juntarse con amigos. Ojalá todo esto del streaming sirva para que sea más fácil conseguir dinero para filmar películas, al menos. Quizás con esta modalidad haya una conexión más directa con la audiencia, sin tener que pasar por los grandes estudios Hollywood y su maquinaria ridícula. Eso es algo bueno de Internet, sin dudas.
La actitud de los Pistols fue más importante que su música
–¿Cómo recuerda el impacto de la cultura punk?
–Era realmente chico cuando aparecieron los Kinks y los Stones. Aún estaba en la escuela y por lo tanto me perdí mucho de ese Swinging London, del que fui fan, pero del que no fui parte. Entonces, cuando apareció el punk, pude sí ser parte de ese movimiento. Fue fantástico, estaba adentro de algo que realmente cuestionaba todo,cambiando reglas, siempre provocador, abriendo mentes y haciendo que la gente piense en la forma en que deberían realizar estos cambios. Fue un momento muy excitante para vivir.
–¿Quién cree que influenció más al mundo de hoy: los Beatles, los Stones o los Pistols?
–Yo soy el tipo de persona Rolling Stones, si eso puede ser posible. Creo que los Stones fueron muy punk en algún punto, no tanto como los Kinks, pero los primeros años de los Stones fueron muy pero muy radicales. Así y todo, creo que los Pistols tuvieron mayor influencia en la forma en que la gente joven reaccionó en esa época. La actitud de los Pistols fue más importante que su música. Me temo que nunca fui un gran fan de los Beatles, como la gran mayoría de las personas, aunque puedo admitir que me gusta John Lennon, sí.
-¿Cuál es para usted el legado del movimiento punk?
-Ha pasado mucho tiempo desde la explosión del punk y uno puede ver algo de todo aquello en la aparición del hip hop en la América negra, una energía similar. Pero hoy no se ve demasiado que algo haya retomado el desafío de aquella época. Todavía estamos esperando por su legado, que esperemos que llegue antes de que sea demasiado tarde. Es una carrera contra el tiempo, necesitamos despertarnos y necesitamos que aparezca algo como el punk otra vez, aunque tendría que ser completamente diferente a lo que fue en su momento. Algo que cauce un shock y que la gente se levante como lo hizo con el punk. Necesitamos que suceda algo antes de que nos levantemos un día y tengamos un chip en la cabeza o los celulares implantados en el cuerpo.
-¿Vio Leaving Neverland (el documental sobre los abusos a menores de Michael Jackson)? ¿Qué opina al respecto de todo lo que se generó a su alrededor?
-No la vi, pero escuché bastante sobre ella. Conozco a uno de los chicos que lo denuncian allí, a Wade Robson. No sé desde qué óptica está planteada la película, pero creo que todos sabían lo que pasaba desde hace mucho tiempo. Hubo muchos casos de denuncias silenciados. No sé por qué ahora estuvieron listos para hablar, pero bueno...
-Por último, si tuviera una máquina para viajar en el tiempo, ¿dónde iría para filmar un documental?
-Wow... no lo sé... Creo que podría ser en el invierno de San Petersburgo, en medio de la tormetna revolucionaria. La revolución francesa también podría estar bien o la guerra civil en Inglaterra. Si pudiera viajar en el tiempo, definitivamente aterrizar en cualquier momento del pasado sería increíble.
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